Malin Stenberg fue una de las primeras mujeres en recibir un trasplante de útero, gracias a un equipo de investigación del hospital de la Universidad Sahlgrenska (que practica estas cirugías desde 2012), en Gotemburgo, Suecia.

Esta paciente tenía 16 años cuando le dijeron que no tenía útero, por lo que se resignó a no engendrar hijos.

Pero su suerte cambió y ahora es madre de un niño de 4 años, tras convertirse en la primera mujer en dar a luz después de recibir un trasplante de útero.

Aquí reproducimos el testimonio que Stenberg le dio al programa Crowdscience, de la BBC.


Mi primera experiencia con la menstruación la tuve a los 36 años. Empecé a llorar porque no sabía lo que era.

Llamé a una de mis médicos. Lloraba en el teléfono y le decía estoy sangrando, estoy sangrando, creo que algo está mal".

La doctora se rió un poco y dijo "creo que es tu menstruación".

Llamé a mis hermanas y les pregunté qué hacer. Me dijeron que tenía que ir a comprar algunas cosas y luego, lidiar con eso porque no era nada inusual.

No fueron muy comprensivas con mis sollozos.

Mientras estuve soltera, estaba segura de que no tendría hijos. Estaba ya "condenada" a no tenerlos, pero cuando empecé a salir con chicos, la idea empezó a surgir.

Mi esposo y yo nos inscribimos en un proyecto en la Universidad Sahlgrenska, de Gotemburgo.

Primero debíamos encontrar a una donante, lo que fue más difícil de lo que pensábamos porque mis hermanas menores también querían tener su propias familias.

Hasta que la madre de un amigo se enteró y se ofreció (a donar su útero).

Es una mujer fantástica. Realmente increíble, por hacer todo esto por nosotros.

Después del trasplante, los doctores nos dijeron que debíamos esperar un año para ver que el útero funcionara bien y que a mí me llegara la menstruación.

Hace cinco años, procedimos con la fecundación in vitro. Tuvimos mucha suerte. Todo salió bien.

Ahora estoy sentada aquí con mi hijo de cuatro años, un niño feliz y fantástico. Escucharlo gritar por primera vez fue un momento increíble, difícil de explicar.

Como ves, todavía lloro. Me pongo muy emotiva.

No siento que me haya perdido nada en la vida.

Nuestro deseo más grande, nuestro mayor propósito era convertirnos en una familia.

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