Vivíamos en un mundo dominado por Estados Unidos pero que de cierto modo estaba organizado por tratados internacionales. Sin embargo, eso se está viniendo abajo.
Los países más poderosos están haciendo valer su potencial y cada vez más crean sus propias reglas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por ejemplo, ha declarado en alguna ocasión que "rechaza la idea de la globalización".
Controlar territorios es un concepto importante para los Estados más poderosos. Eso les brinda poder económico y apoyo militar.
Se trata de un juego geopolítico que ya vaticinó un geógrafo británico nacido en el siglo XIX llamado Halford John Mackinder.
Mackinder diseñó una teoría en 1904 que marcó profundamente la geopolítica durante décadas el siglo pasado y que ahora parece estar nuevamente de vuelta.
En aquella época, los océanos eran dominados por la marina británica, lo cual era crucial para que una isla como Gran Bretaña sostuviera su gran imperio.
Sin embargo, Mackinder pensó que esta situación se encontraba amenazada y fue ahí donde comenzó a profundizar sobre lo que él llamaba el "Heartland" (Corazón de la Tierra) de Eurasia.
Esta zona abarcaba las áreas agrícolas de la parte europea de Rusia, se extendía por vastos territorios hasta Asia central y llegaba hasta los bosques y las llanuras de Siberia, un territorio rico en recursos sin explotar como el carbón, la madera y otros minerales.
Mackinder pensó que un área tan extensa y rica, que a la vez podía ser recorrida con un sistema ferroviario, era una zona clave para los países con ansias de poder.
Advertencia
Quince años después, tras la Primera Guerra Mundial, los líderes se reunieron en una conferencia de paz en Versalles para rediseñar las fronteras del mundo, expandir la democracia y acabar la guerra para siempre.
Pero Mackinder pensó que para poder llevar eso a cabo había que afrontar la realidad geográfica y tomar ciertas precauciones. De lo contrario, temía, le dejarían la puerta abierta a Rusia o Alemania para dominar el Heartland y convertirlo en una base militar gigante.
Desde allí, el poder de Heartland podía construir una flota indestructible, derrotar a la poderosa narina británica y finalmente dominar Eurasia y África y convertirse en la "Isla del Mundo".
Eso significaba que Europa y Rusia debían mantenerse divididas. Mackinder escribió esta teoría en un libro que llamó "Ideales democráticos y realidad".
"Quien domina el este de Europa, domina Heartland, quien domina Heartland, reina en la 'Isla del Mundo', quien domina la 'Isla del Mundo', gobierna el mundo entero", según la teoría de Mackinder.
Inspiración nazi
En Múnich, otro geógrafo y veterano de guerra llamado Karl Haushofer estaba estudiando los trabajos de Mackinder.
Haushofer temía y odiaba el victorioso Imperio británico, al que veía como un estrangulador mundial. Así que convirtió la Teoría Heartland de Mackinder en una estrategia.
Pensó que su país, humillado tras la gran guerra, podía formar una gran alianza con Rusia y Japón y así cortar los tentáculos del poder naval británico.
Esta teoría intrigó a uno de los estudiantes de Haushofer, Rudolf Hess, quien era miembro del nuevo partido nacional-socialista.
En 1923, intentaron tomar el poder, pero Hess terminó en la cárcel. Allí lo visitó Haushofer para ofrecerle tutorías tanto a él como a su compañero de prisión, el líder nazi Adolf Hitler.
En 1933, los nazis consiguieron llegar al poder. Y en 1939, el ministro de Exteriores nazi y su homólogo soviético sorprendieron al mundo firmando un pacto de no agresión.
Haushofer estaba feliz. Pensaba que se trataba del nacimiento del gran poder territorial entre Rusia y Alemania que había soñado.
Inmediatamente después de las noticias del pacto, la revista británica New Statesman publicó un artículo para demostrar cómo los nazis habían realizado sus planes geopolíticos a través de las ideas de Haushofer, a su vez inspiradas por Mackinder.
Fuera cierto o no, la idea de que Mackinder había inspirado el pacto se extendió por Estados Unidos. La revista Life desarrolló un gran reportaje mapeando las ideas de Mackinder y explicandos cómo sus conceptos estaba siendo usados por los nazis y cómo los estadounidenses debían estudiarlo.
Hollywood también se interesó por esta teoría, representando en un filme las reuniones entre Haushofer y Hess. En la cinta, presentaba a Haushofer como un genio malvado a cargo un gran Instituto de Geopolítica que supuestamente estaba detrás de los "planes de destrucción" nazis.
En Estados Unidos, "geopolítica" se convirtió en otra palabra para calificar el fanatismo germánico.
La propaganda de la industria cinematográfica estadounidense contó a su audiencia que la teoría de Mackinder era la base de la estrategia de Hitler.
La idea de que su teoría inspiró a los nazis perturbó a Mackinder. En 1943, la revista estadounidense Foreign Affairs se puso en contacto con él para preguntarle por su opinión geopolítica sobre el curso de la Segunda Guerra Mundial.
Durante la entrevista, Mackinder advirtió que "si la Unión Soviética salía de la contienda como conquistadora de Alemania, se convertiría en la gran potencia terrestre del mundo".
En 1945, Alemania se hundió. El régimen nazi se rindió de forma incondicional y el país fue divido en dos zonas por los aliados.
El modelo de Mackinder pasó a presagiar el enfrentamiento Este-Oeste de la Guerra Fría. Occidente y la Unión Soviética se convirtieron en enemigos otra vez.
Después de que fuerzas prosoviéticas absorbieran Polonia, Hungría, Rumanía y otros países, el poder que dominaba el este de Europa y Heartland no era Alemania, sino la Unión Soviética.
En las universidades de la Liga Ivy de EE.UU., los académicos ya habían impulsado el estudio de los trabajos de Mackinder para confrontar el riesgo de que un país dominara la "Isla del Mundo".
Ahora que los soviéticos se estaban expandiendo, las ideas de Mackinder llegaron al diplomático estadounidense George Kennan.
Kennan propuso que para prevenir que la URSS dominara la gran masa de tierra euroasiática, había que contenerla de algún modo.
"Amenaza soviética"
El 6 de marzo de 1947 murió Mackinder, pero sus ideas siguieron muy vivas.
Seis días después, el presidente Harry Truman dijo al Congreso de EE.UU. que debían contener a la URSS y ayudar a los países amenazados por la expansión comunista.
De esa forma, el occidente capitalista y el este soviético se enzarzaron en una Guerra Fría durante décadas.
Estados Unidos estableció una serie de bases alrededor de los bloques dominados por los soviéticos, desde Alemania hasta Italia, Turquía, Corea del Sur y Japón.
Los críticos veían la contención norteamericana como parte de una agresiva e imperialista política exterior. Otros argumentaban que protegía la democracia.
En 1991, los pasos hacia la caída de la URSS habían desencadenado demandas independentistas en varias repúblicas soviéticas. Nada pudo detener la desintegración del bloque socialista del este.
Nuevo enfoque
Terminada la Guerra Fría, la teoría de Mackinder tomó otro matiz.
Tras el abandono del comunismo, la economía rusa estaba atrapada entre viejos y rotos sistemas soviéticos, y la repentina introducción del capitalismo occidental.
El contraste fue agresivo. Y para muchos rusos supuso un caos y una humillación. Entonces, nuevos pensadores políticos comenzaron a emerger.
Uno es un exdisidente de derechas llamado Aleksandr Dugin, quien se involucró profundamente en las ideas de Mackinder para presentar a Rusia como un país encerrado en medio de las ansias de poder de occidente.
En 1997, Dugin expresó sus ideas en un libro llamado The Foundations of Geopolitics, el cual se convirtió en un bestseller.
"En geopolítica, hay dos polos absolutos de poder. Está el poder naval, que pertenece a Occidente, y el poder terrestre, que es Rusia. Hay una pelea por controlar Heartland. Como decía Mackinder, quien controla el este de Europa, controla Heartland. Y quien controla Heartland, domina el mundo", dijo en una conferencia en Shanghái.
A raíz de su liberación del dominio soviético, varios países del este de Europa hicieron fila para unirse a la OTAN y a la Unión Europea, temerosos de una futura agresión rusa.
Pero si el este de Europa se preocupó de Rusia, Rusia se preocupó de la OTAN.
Dugin utilizó la teoría de Mackinder para concluir que Rusia debía moverse hacia la dominación, una vez más, de las antiguas repúblicas soviéticas o "Eurasia".
Algunos académicos han argumentado que las ideas de Dugin demostraron ser útiles para los líderes rusos que quieren mantenerse fuertes ante lo que consideran un dominio excesivo de occidente.
En 2011, el presidente Vladimir Putin propuso la formación de la Unión Económica Euroasiática. Y en 2014, en la ceremonia celebrada en Astaná, la capital de Kazajistán, se firmó un acuerdo entre este país, Bielorrusia y Rusia.
Pronto se unieron otras ex repúblicas soviéticas, pero la situación se agravaría en 2013.
Ese año, Ucrania estaba en conversaciones para integrarse en la Unión Europea, pero el presidente ucraniano de entonces, Víktor Yanukovich, se retiró del pacto bajo presión rusa.
Manifestantes proeuropeos ocuparon el centro de Kiev, y Yanukovich envió la policía armada y la situación degeneró un conflicto sangriento.
En el este de Ucrania se llevaron a cabo protestas prorrusas que al final se transformaron en una insurgencia apoyada por ese país.
Y en el sur de Ucrania, Rusia aprovechó la oportunidad para anexarse Crimea, la cual, como el este del país, tiene una alta población étnica rusa.
Un nuevo pretendiente
Aunque Rusia controle gran parte de Heartland, no significa que controle la "Isla del Mundo" en su totalidad.
El territorio euroasiático ha sido testigo del crecimiento de un nuevo poder, un nuevo pretendiente al control de la región.
Si Mackinder viviera hoy, quizás estaría preocupado de las extensas redes ferroviarias que China está construyendo a lo largo de todo el continente.
Las relaciones entre China y Rusia son buenas, pero dadas las experiencias del pasado, nada asegura que se mantendrán así en el futuro.
Más de un siglo después de Mackinder, surge la pregunta de si sus teorías forman parte del pasado o siguen vigentes en el presente.