Una audaz misión espacial va en camino a explorar las entrañas del Sol. Su objetivo es revelar imágenes y datos hasta ahora desconocidos.

Una de sus tareas más emocionantes será la de tomar las primeras fotos de los polos solares.

Se trata de la sonda Solar Orbiter (SolO), una nave equipada con cámaras y sensores que ayudarán a entender mejor cómo funciona la gigantesca estrella y la poderosa influencia que tiene sobre la vida en la Tierra.

La misión, una colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, despegó con éxito este domingo 9 de febrero y pretende acercarse a unos 42 millones de kilómetros de la superficie solar.

Suena a que es bastante lejos, pero esa distancia se considera corta teniendo en cuenta que el Sol está a 150.000.000 km de la Tierra.

La sonda estará incluso más cerca del Sol de lo que está el planeta Mercurio, donde las temperaturas son ardientes.

A SolO le tomará menos de dos años ubicarse en la órbita elíptica en la que comenzará a funcionar alrededor del Sol.

¿Cómo es la sonda SolO?

Uno de los mayores retos de la SolO será protegerse del intenso calor. Al acercarse al Sol, la sonda deberá soportar temperaturas que rondan los 600 ºC, con rayos solares 13 veces más intensos que los que sentimos en la Tierra.

La nave también deberá atravesar poderosas explosiones de partículas de radiación que ocurren en la atmósfera solar.

Para ello, la sonda va protegida dentro de un poderoso escudo de titanio. También tiene una recubierta hecha de huesos de animales que evita que la nave se caliente demasiado.

Las fotos las tomará con seis cámaras, a través de pequeños orificios que se cerrarán después de cada sesión, para evitar que sus componentes se derritan.

Una misión sin precedentes

SolO tendrá la misión de capturar las primeras imágenes de los polos solares, zonas hasta ahora inexploradas.

La sonda lleva en total 10 instrumentos que tomarán fotos de la corona y el disco solar. También medirá los vientos solares y el campo magnético.

Según la ESA, estos datos ofrecerán "una visión sin precedentes" acerca de cómo funcionan los ciclos de 11 años que determinan la dinámica del Sol.

Cada 11 años el campo magnético del Sol se invierte. Es decir, los polos norte y sur del astro intercambian su posición.

Los científicos, sin embargo, no saben exactamente por qué ocurre este fenómeno, por eso resulta clave observar los polos en detalle.

4 enigmas

La misión SolO viaja por el espacio con la esperanza de ayudarnos a resolver grandes misterios de la ciencia.

Para la ESA, la gran meta de la sonda es ayudarnos a entender mejor cómo es la conexión entre el Sol y la Tierra.

Los datos que traiga SolO ayudarán a comprender de qué manera el Sol genera la heliosfera, una gigantesca burbuja de gas que rodea todo el Sistema Solar e influye en los planetas que lo conforman.

Estos son los cuatro grandes misterios que intentará resolver la misión SolO:

  • El viento solar: ¿qué causa el viento solar y la aceleración de las partículas de viento solar?
  • Los polos del Sol: ¿qué ocurre en estas zonas cuando el campo magnético solar cambia su polaridad?
  • El campo magnético del Sol: ¿cómo se genera el campo magnético dentro del Sol y cómo se propaga a través de su atmósfera y en el espacio exterior?
  • El clima espacial: ¿de qué manera eventos como las llamaradas solares o las eyecciones de masa coronaria impactan al Sistema Solar? ¿Cómo las erupciones solares producen partículas energéticas que pueden generar tormentas solares que afectan la Tierra?

Las tormentas solares, por ejemplo, liberan miles de millones de toneladas de materia y magnetismo que pueden afectar a nuestro planeta.

En los peores casos, las tormentas solares pueden entorpecer el funcionamiento de los satélites, generar interferencias en las comunicaciones de radio o incluso afectar las redes eléctricas.

Los científicos de la ESA esperan que los datos de la SolO ayude a mejorar los modelos que se utilizan para pronosticar las tormentas solares.

La sinfonía solar

El lanzamiento de la sonda SolO ha hecho recordar la misión Parker que partió en 2018.

Ambas naves trabajarán de manera complementaria, cada una con tareas específicas en su propia órbita.

La sonda Parker se acerca mucho más al Sol, a unos 6,2 millones de kilómetros, pero a diferencia de la SolO, no tiene cámaras para mirar al Sol directamente.

A estas dos poderosas naves se les suma el Telescopio Solar Daniel K. Inouye (DKIST), que recientemente comenzó a funcionar en Hawái, con el objetivo de observar la superficie del Sol.

"SolO se une a esta familia de misiones que estudian el interior del Sistema Solar. Yo lo veo como una orquesta", dice Günther Hasinger, director científicos de la ESA.

"Cada instrumento interpreta una nota distinta, pero juntos conforman la sinfonía del Sol".

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