En la vida real, los médicos se enfrentan a un montón de dilemas morales en su trabajo. Con recursos limitados y los altos costos de los tratamientos modernos, los doctores se ven forzados a elegir cuáles pacientes pueden recibir atención.
Un grupo de médicos que consultamos nos dieron tres de esos escenarios para que te pongas a prueba.
¿Cómo resolverías estas situaciones?
Condenar a una muerte pronta a alguien que sufre de una enfermedad terminal al detener el tratamiento para reasignar el dinero a un paciente que puede tener una recuperación completa...
Hay dos pacientes, pero sólo suficiente en el presupuesto para un curso de tratamiento.
Uno de los pacientes es de edad avanzada y sufre de una enfermedad terminal. Quiere morir pero el tratamiento lo mantendrá vivo con una muy reducida, pero no debilitante, la calidad de vida. Por otra parte, tu otro paciente es joven y se encuentra en estado crítico. Con el tratamiento adecuado se pondrán bien y llevará una vida plena.
1. ¿Cancelarías el tratamiento de la persona que quiere morir?
2. ¿O continuarías tratándola a pesar de todo?
Opción 1: Redirigir la financiación
Si retiras la financiación, cometes un acto de eutanasia pasiva, pues a través de la inacción o suspensión de una acción ayudas a terminar la vida de alguien. A pesar de que estarías actuando de acuerdo con los deseos del paciente, estarías técnicamente violando la ley en los países en los que no está permitido ayudarle a alguien a suicidarse.
El debate ético sobre la eutanasia tiene una historia de siglos. Hasta Platón escribió sobre el asunto (no estaba a favor), y el problema se complica por las doctrinas religiosas.
Si te suscribes a la "Teoría Beneficencia" de Bernard Gert -que tu función es reducir al mínimo las causas del daño o el mal- entonces tomarías este camino. La persona mayor que quiere morir ve su enfermedad como una fuente de dolor, y estarías ayudando a eliminarlo, así como el de la persona más joven que puede recuperarse completamente. Pero, ¿justifica eso la eutanasia?
Opción 2: Continuar con el tratamiento
El curso de acción más difícil, sobre todo cuando se aplica la teoría utilitaria de "hacer la mayor cantidad de bien para el mayor número de personas".
Extender la vida del paciente de edad avanzada, incluso con una reducción de la calidad de vida, sería considerado un buen acto. Sin embargo, quizás estarías haciendo más buenas acciones cumpliendo con el deseo del paciente de edad avanzada de morir y restaurando la salud del paciente más joven.
Esto se complica por dos razones: en primer lugar, después de haber hecho el juramento de Hipócrates, tienes el deber de ayudar a un paciente que tiene una oportunidad de recuperarse, incluso si no va a estar perfectamente sano.
En segundo lugar, estarías yendo en contra de la autonomía del paciente, pero cumpliendo con la ley. Tu punto de vista sobre esa ley puede ser distinto -incluso puedes pensar que es un error- pero violarla tendría consecuencias graves para ti.
Exagerar la gravedad de la enfermedad para recibir el tratamiento necesario
Uno de tus pacientes está exhibiendo signos de una enfermedad. Sin embargo, está en las primeras etapas y el hospital se niega a pagar por el tratamiento. Tú crees que el paciente necesita tratamiento ahora.
1. ¿Acatarías la decisión del hospital, a pesar de no estar de acuerdo con ella?
2. ¿O exagerarías la gravedad de su estado para que pueda recibir tratamiento?
Opción 1: No hacer nada
Es un tema polémico en el mundo de la bioética (ética relativa a la investigación médica y biológica).
Algunos médicos ven esto como un imperativo moral. Nicolas Tavaglione y Samia A. Hurst, ambos del Instituto de Ética Biomédica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra en Suiza, han dicho que decir la verdad en una situación de este tipo sería "honrar un principio ideal en un mundo no ideal".
Estarías poniendo lo práctico primero y manteniendo el ideal de no mentir, incluso si eso significa que un paciente queda en una posición difícil.
Opción 2: Exagerar la enfermedad
Mientras que exagerar para salvar a un paciente puede ser tentador, el riesgo es que se torne en una bola de nieve: tendrás que mentir más y más; el hospital tendrá que aumentar sus costos de administración para compensar por el mayor número de reclamaciones exitosas que a su vez utilizarían un mayor porcentaje del presupuesto, por lo que hay menos dinero y el ciclo comienza de nuevo.
Técnicamente es un acto de fraude, pero doctores en Estados Unidos han dicho que a veces es la única manera de explicarle la situación a las personas que, aunque menos calificados en temas médicos, controlan el flujo de dinero.
Darle placebos a los pacientes cuando el medicamento real es inasequible...
Tienes dos pacientes que sufren de la misma enfermedad, pero sólo un curso de antibióticos. Uno de ellos es un niño y el otro es una madre soltera.
1. ¿Le explicarías a uno de ellos que no tienes el medicamento requerido?
2. ¿O le recetarías un placebo para darle al menos esperanzas?
Opción 1: Explicar la situación
Decirle a los pacientes la verdad es la opción más difícil, pero es la decisión que la mayoría de los médicos tomarían (58,3% a partir de una encuesta a Medscape).
Esta decisión está en consonancia con la opinión de Schopenhauer y Nietzsche de que la esperanza no es suficiente para hacerle frente a las demandas de la existencia humana. De hecho, en la narración de la caja de Pandora, Nietzsche describió esperanza como "el peor de los males, porque prolonga el tormento del hombre".
Aunque no estás angustiando del paciente, no estás extendiendo su miseria fingiendo que se mejorará. Además, estarías manteniendo al paciente informado lo que le permitirá tomar decisiones a futuro con la certeza de que pueden confiar en ti.
Opción 2: Dar un placebo
René Descartes dijo que "la esperanza es una forma débil de confianza", y quizás sientes que le estas dando a tu paciente la fuerza para seguir adelante. Sin embargo, estarías socavando su capacidad de dar su consentimiento informado.
Un paciente sólo puede dar su consentimiento informado si está plenamente consciente de todos los detalles acerca de su tratamiento. Si le das placebo, lo estarías engañando activamente, de manera que no podría dar su consentimiento informado.
Aunque le estarías dando esperanzas, como dijo Descartes, socavarías su confianza en ti a largo plazo, además, no le estarías haciendo frente a la situación subyacente.