¿Qué tienen en común el futbolista colombiano James Rodríguez, la cantante estadounidense Serena Gómez y la política argentina Cristina Fernández?
Todos tienen un apellido patronímico de origen hispano... terminado en "ez", algo común y extraño a la vez.
El fenómeno no es único.
En otras lenguas como el inglés o danés el apellido también se forma usando sufijos, "son" (Jackson) o "sen" (Andersen), respectivamente, que en ambos casos significa literalmente "hijo".
La diferencia con la terminación "ez" es que, aunque se aplica como "hijo de", la partícula en sí es un misterio.
De generación en generación
"El apellido es una de las señas de identidad más grandes que tenemos", le explica a BBC Mundo Antonio Alfaro de Prado, genealogista y presidente de la Asociación Hispagen, dedicada justamente a la investigación genealógica.
Y aunque reconoce que brinda "una cierta información sobre el origen de una persona", destaca que hoy en día esto es "absurdo", ya que el apellido es algo heredado que no define al individuo en sí.
Pero no siempre fue así.
Zapatero a tu zapato
El apellido surgió por una necesidad práctica: poder diferenciar a una persona de otra.
Si en un poblado había dos José, entonces se agregaba a continuación su profesión (Zapatero, Herrero), su lugar origen (Navarro, Trujillo) o alguna característica física o de personalidad (Calvo, Bueno), por citar algunos ejemplos.
A partir del siglo XIII, el recurso más extendido en lo que hoy es España fue dar el nombre propio seguido del paterno, sumándole el sufijo "ez".
Es decir que José Fernández era el hijo de Fernando, Rodríguez el de Rodrigo y Sánchez el de Sancho. Lo extraño es que, en español, "ez" por sí sólo no quiere decir nada.
"La verdad es que el origen de la terminación 'ez' es un poco un misterio", afirma Alfaro de Prado.
"Algunos investigadores lo han atribuido a una supervivencia del genitivo latino en 'is', con valor de posesión o pertenencia", explican en el blog de Heraldaria, una empresa española dedicada a la investigación heráldica en el mundo hispano.
En cambio, continúan, "otros opinan que se trata más bien de un sufijo de origen prerromano".
El genealogista Fernando González del Campo adhiere a la segunda: "Si lo comparamos con los apellidos de otros países de lengua románica, como Francia, Italia o Rumania, los únicos que utilizan esta terminación son los de la península Ibérica", dice a BBC Mundo.
Así como en español se usa "ez" y sus variantes (por ejemplo, Martines o Muñoz), en portugués tienen sus propios apellidos patronímicos terminados en "es".
También hay quienes consideran que este sufijo es un préstamo del vascuence que se extendió desde el reino de Navarra, al norte de España.
"Sabemos que el uso del patronímico 'ez' ya estaba extendido en Navarra en los siglos VIII y IX", escriben en Heraldaria. "De hecho, García Íñiguez era el nombre del rey de Navarra que, en el año 851 u 852 sucedió a su padre, llamado Íñigo".
Alfaro de Prado acota que, cualquiera sea su origen, "es tan popular y sencilla la fórmula, que empieza a expandirse por toda la península".
Los apellidos más frecuentes en España |
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Apellido |
Total |
|
García |
1.470.005 |
|
González |
925.678 |
|
Rodríguez |
924.955 |
|
Fernández |
917.924 |
|
López |
871.146 |
|
Martínez |
833.673 |
|
Sánchez |
817.482 |
|
Pérez |
778.876 |
|
Gómez |
491.254 |
|
Martín |
489.958 |
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística de España, ocho de los diez apellidos más frecuentes del país son patronímicos terminados en "ez".
El fin del "caos"
Debido a la función original de los apellidos, un hombre llamado Hernando Álvarez, es decir, Hernando el hijo de Álvaro, podía tener un hijo que se apellidara Hernández, como su progenitor.
Pero también podía elegir Álvarez, en honor al abuelo, Bosque porque vivía al lado de una zona poblada de árboles o Rubio por su color de pelo.
Las posibilidades eran tantas como permitiera la imaginación e incluso los hermanos podían tener apellidos diferentes.
Recién sobre el siglo XV los apellidos comenzaron a heredarse y, por lo tanto, a identificar familias, despojados de cualquier toque personal.
Pero fue en el XIV que se impuso como una norma regulada por el Estado español.
"La familia tiene mucha importancia en nuestra cultura y los antepasados también", explica a BBC Mundo Manuel Prendes, docente de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Piura, Perú, y especialista en filología hispánica.
A lo que agrega: "Pertenecer a determinados linajes siempre ha sido algo de lo que ha gustado presumir".
Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival de Segovia, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad española entre el 22 y 24 de septiembre.
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