Hace un par de meses escribí un artículo ampliamente optimista en el que aseguraba que, probablemente, todos habíamos comprado el último vehículo de nuestras vidas.

Estaba basado en un análisis que sugiere que la convergencia de los autos eléctricos y las aplicaciones de viajes compartidos estilo Uber, junto a la tecnología de conducción autónoma, puede redefinir completamente el mercado automovilístico.

Los nuevos "robot-taxis" serán tan baratos que ya no saldrá a cuenta tener un vehículo propio, y esto puede pasar muy rápido, tan pronto como en una década? o eso sostiene el estudio.

Reconocí que la idea era controvertida y pedí la opinión de los lectores. Recibí miles de respuestas.

Además, contactamos a varios expertos para analizar sus preocupaciones y tratar de ver cuán posible es que la época de los vehículos privados se acabe pronto.

¿Serán realmente viables los autos eléctricos?

Muchos de los lectores de la BBC preguntaron si habría suficiente litio o cobalto en el mundo para fabricar todas las baterías que se necesitarían.

Tengamos en cuenta la opinión de Michael Liebreich, experto en sostenibilidad que gestiona una consultora de transporte y energía limpia en Londres.

No hay escasez de ninguno de estos elementos, dice Liebreich. La cuestión es si la industria minera tiene la capacidad para extraerlos.

Se ha producido una gran inversión para que esto sea posible, a medida que la demanda ha ido creciendo.

Liebreich apunta a estadísticas que sugieren que ya hemos entrado en la era de los autos eléctricos: cuatro millones se han vendido ya y el experto pronostica que un millón más empezarán a circular por las calles en tan solo seis meses.

Muchos analistas estiman que habrá más de 100 millones de vehículos eléctricos en el mundo hacia 2030.

No llega a ser la gran revolución de la que hablaba (en mi anterior artículo) -podría haber casi 2.000 millones de vehículos en total para entonces-, pero en cualquier caso es un avance significativo.

¿Querremos algún día ceder el control de nuestros vehículos a una computadora?

Pasaré esta cuestión a Gary Marcus, profesor de Psicología de la Universidad de Nueva York que montó una empresa de inteligencia artificial absorbida por Uber.

Marcus reconoce que conducir puede ser "una experiencia muy liberadora", pero considera que ello no significa que siempre lo vayamos a hacer, o que deberíamos seguir haciéndolo siempre.

"En un futuro, se tratará de una cuestión de seguridad", comenta el profesor. "Llegará el día en que los vehículos sin conductores serán sencillamente más seguros que la gente".

Sin embargo Marcus no cree que la transición hacia autos que se manejan solos ocurra en los próximos 10 años.

El profesor piensa que pasarán un par de décadas antes de que la tecnología autónoma esté lista para conducir un vehículo de manera segura, ya que se trata de una actividad muy compleja.

¿Por qué es tan difícil que una computadora conduzca un auto?

El desafío de hacer que un vehículo se controle a sí mismo es una ilustración perfecta de los límites de la inteligencia artificial actual: las computadoras pueden hacer ciertas cosas mejor que el humano más inteligente, pero a menudo fallan en tareas que el humano más estúpido puede hacer con facilidad.

Una cuestión clave es que, hablando de conducción, no te puedes permitir errores, advierte el profesor Marcus.

Un vehículo autónomo que funciona el 99,99% de las veces puede no ser confiable si el 0,01% de las veces se choca con autos aparcados en un parking o mata a un peatón.

Ahora los gigantes de las aplicaciones de transporte se muestran mucho menos optimistas ante la revolución de la conducción autónoma.

Uber, por ejemplo, invirtió cientos de millones de dólares en tecnología autónoma. En 2014, el entonces jefe de la compañía, Travis Kalanick, predijo que los vehículos autónomos reemplazarían a los conductores.

Ahora la ambición se queda en conversaciones sobre implementar una "red híbrida".

"Habrá lugares y momentos en los que tendrá más sentido que un vehículo autónomo recoja a alguien, y habrá otros momentos y lugares y condiciones meteorológicas y partes de un país en las que tener a un conductor que se asemeje a lo que tiene Uber hoy en día continúe por un tiempo", reconoce el director de la rama de investigación y política de transporte de Uber, Andrew Salzberg.

Resultado

Así que aquí está mi conclusión. Dos de los tres componentes de la revolución autónoma -vehículos eléctricos y aplicaciones de servicios de viajes- parecen progresar bastante bien.

Pero aún le queda un gran camino al tercer -y más importante- componente: la automatización.

Está claro que pasarán mucho más de 10 años antes de que vehículos completamente autónomos sean aprobados, y por tanto, comience la revolución del "robot-taxi".

Pasará, aunque no tan pronto como muchos esperaban que pasara.


¿Una apuesta de US$120.000 millones a que los días de los autos están contados?

Mientras que llega o no llega la revolución, otras fuerzas están minando nuestro vínculo con los automóviles.

En diciembre, Uber inició el proceso de cotizar en el mercado de valores estadounidense.

Sería una de las salidas a bolsa más grandes de la historia, ya que se habla de que la compañía está valorada en unos US$120.000 millones, a pesar de que las pérdidas superaron los US$1.000 millones entre junio y septiembre.

Entonces, ¿por qué la compañía tendría tanto valor?

Porque Uber está a la vanguardia de la batalla por el futuro de uno de los negocios más grandes del planeta: el transporte.

Atrás quedaron los días en los que un auto nuevo y reluciente era algo a lo que todos aspirábamos.

Cada vez más veinteañeros ni siquiera se molestan en hacer un examen de conducir porque ahora hay muchas alternativas al automóvil.

Andrew Salzberg, de Uber, predice que muchos millennials nunca tendrán un auto.

Uber ahora busca ofrecer una gama de alternativas de viaje, por lo que recientemente ha invertido en alquiler de bicicletas y scooters eléctricos.

Muchas otras compañías están pisándole los talones a Uber, y han encontrado nuevas opciones baratas y eficientes para movernos.

Así que incluso si la revolución del robo-taxi está lejos, hay muchas nuevas razones por las que puedes decidir no comprarte tu propio automóvil.

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