Algunos hemos sentido de niños que nuestras madres tenían mil ojos, mil orejas y tantos brazos como un pulpo. De alguna manera podían leer nuestra mente, estar en dos sitios a la vez e incluso anticipar el futuro.
Pero si bien la mayoría de las madres (y no pocos padres) de verdad tienen poderes sobrenaturales, a veces pueden pasarse de la raya...
La idea de "crianza helicóptero" describe un estilo de educar a los hijos en el que los padres tienen un comportamiento sobreprotector y demasiado controlador con los niños.
La expresión es una traducción del inglés, helicopter parenting, que sugiere que los padres están constantemente sobrevolando al niño, limitando su libertad de movimiento o de actuación.
Pero claro, definir qué constituye o no una crianza sobreprotectora es una cuestión tremendamente subjetiva.
Aún así un grupo de investigadores trató de aproximarse al fenómeno desde la ciencia.
¿Algún impacto a largo plazo?
Un estudio reciente de las universidades de Minnesota y de Carolina del Norte, en Estados Unidos, y de Zurich, en Suiza, concluyó que la "crianza helicóptero" está asociada a problemas de comportamiento en los niños.
La investigación, de largo plazo, analizó el caso de 422 niños de Estados Unidos a lo largo de 8 años, y sus resultados fueron publicados en la revista especializada Developmental Psychology.
Lo que los investigadores querían saber es si el control parental a los 2 años estaba ligado a la capacidad del niño para controlar sus emociones a los 5, y a problemas escolares a los 10.
Para ello los académicos buscaron madres de niños de 2 años que quisieran participar voluntariamente en el estudio.
Después las grabaron en video jugando con sus hijos con distintos juguetes durante 4 minutos, seguidos de otros dos minutos más mientras recogían todo.
Los investigadores les dijeron a las madres que jugaran con los niños como lo harían en casa. Luego puntuaron las interacciones de las madres con los niños en case a signos de sobreprotección, definida como "momentos en los que el padre es demasiado estricto o exigente dado el comportamiento del niño".
Después los niños volvieron a ser evaluados a los 5 años con varios experimentos que valoraban sus respuestas emocionales en distintas situaciones.
Y nuevamente a los 10 años: los investigadores le pidieron a los profesores que rellenaran unos cuestionarios sobre el comportamiento de los niños, sus esfuerzos académicos y sus habilidades sociales, y los niños hicieron sus propia evaluación sobre sus problemas emocionales y escolares.
Mejor darles tiempo a pensar
Los resultados mostraron que los niños de 2 años cuyas madres eran demasiado controladoras, de acuerdo a lo observado en los videos iniciales, tenían menos probabilidades de controlar bien sus emociones e impulsos a los 5, y más probabilidades de tener problemas emocionales y dificultades académicas a los 10.
Los investigadores dicen que puede ser importante que los niños en la infancia temprana prueben cosas nuevas y resuelvan problemas por sí mismos, sin que los padres interfieran para decirles qué hacer.
Según los autores del estudio, darles tiempo para que discurran solos podría favorecer el desarrollo de capacidades necesarias para el control de las emociones y los impulsos.
Pero si bien este estudio puede ser bueno para ilustrar un patrón a largo plazo, es limitado en los factores que analiza y por tanto no puede establecer un efecto causal entre los comportamientos observados.
Especialmente en un proceso tan complejo como es el desarrollo infantil, en el que muchos otros factores no considerados pueden jugar una importancia clave: por ejemplo, el ambiente familiar, la rutina y la interacción con otros adultos cuidadores, como los padres.