En un episodio memorable de la serie de televisión "Sex and the City", Carrie admite estar completamente enamorada de su nuevo novio, Jack Berger. "Todo es fresco, todo es una novedad, todo es un juego previo", dice.
"Incluso un viaje a Bed Bath & Beyond (una tienda) puede ser exultante? Y, por supuesto, esos primeros besos son los mejores del mundo".
Las dos primeras veces que tienen relaciones sexuales, no obstante, Carrie encuentra la experiencia claramente decepcionante.
"Déjalo", le aconseja Samantha a Carrie.
El episodio, cuyo título era "Grandes sexpectativas", llamó la atención de la psicóloga Jessica Maxwell, profesora titular de psicología en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda.
"Me tomó por sorpresa que los personajes asumieran que el sexo debería ser relativamente fácil y que estuvieran tan dispuestos a tirar la toalla en una relación si el sexo es malo", dice.
Sin embargo, sus conversaciones con sus amigos indicaron que muchas personas en la vida real adoptan la actitud de Samantha.
Eso llevó a Maxwell a investigar las formas en que nuestras creencias pueden influir en nuestras relaciones íntimas a corto y largo plazo.
Por un lado, está la "mentalidad de crecimiento sexual", la creencia de que la satisfacción requiere esfuerzo y trabajo. Por otro lado, está la "mentalidad de destino sexual": la idea de que la compatibilidad natural entre las parejas sexuales es el factor clave que permite a las parejas mantener la satisfacción sexual, lo que significa que cualquier esfuerzo en una relación sexual puede indicar que la relación está destinada al fracaso.
En una serie de estudios, Maxwell descubrió que estas mentalidades pueden dictar la forma en que las personas enfrentan los problemas en el dormitorio, con enormes consecuencias para la calidad de sus relaciones.
Su investigación sugiere que al forjar "expectativas sexuales" más constructivas, todos podríamos disfrutar de una vida amorosa más saludable y feliz.
¿Destino romántico?
Los hallazgos de Maxwell se unen a un creciente cuerpo de literatura que examina los efectos de las mentalidades en muchas áreas diferentes de la vida.
Los estudios más famosos provienen de Carol Dweck en la Universidad de Stanford. En décadas de investigación, ha examinado si las personas creen que la capacidad académica es fija y no se puede cambiar, o si ven sus habilidades como algo que puede crecer con la práctica.
En general, las personas con mentalidad de crecimiento parecen más dispuestas a asumir nuevos desafíos y son más capaces de manejar los contratiempos.
Y los intentos de promover la mentalidad de crecimiento, aplicados en un entorno educativo de apoyo, parecen aumentar el rendimiento general de los estudiantes, de modo que los niños con dificultades puedan alcanzar mejor su potencial.
Inspirados por los hallazgos de Dweck, psicólogos de todo el mundo ahora han explorado el papel de la mentalidad en muchos otros ámbitos, incluido el comportamiento de salud y estado físico de las personas, la pasión en el lugar de trabajo y la fortaleza de sus relaciones de pareja.
A pesar de lo interesantes que eran estos estudios, el enfoque del último había estado en el lado romántico más que en el lado físico de la relación. Maxwell sospechaba que nuestras actitudes frente al sexo podían ser igualmente importantes.
Para averiguarlo, diseñó unas escalas para medir la "mentalidad de destino sexual" y la "mentalidad de crecimiento sexual".
La primera se centró en la creencia de que la compatibilidad sexual es instantánea y refleja la idoneidad general de tu pareja, a través de afirmaciones como "Si las parejas sexuales están destinadas a estar juntas, el sexo será fácil y maravilloso" y "Queda claro desde el principio cuán satisfactoria será la vida sexual de una pareja a lo largo de su relación".
La mentalidad de crecimiento sexual, por el contrario, se midió a través del acuerdo con afirmaciones como "Hacer concesiones por una pareja es parte de una buena relación sexual" y "Una relación sexual satisfactoria es en parte una cuestión de aprender a resolver las diferencias sexuales con una pareja".
Vida sexual
En una serie de estudios, Maxwell y sus colegas confirmaron que la mentalidad sexual de las personas influía en su satisfacción sexual y en la calidad general de su relación más allá de su mentalidad romántica.
La mentalidad del destino sexual fue especialmente importante cuando las parejas enfrentaron desacuerdos sobre su vida sexual.
"Dejan que lo que sucede en el dormitorio afecte sus opiniones generales sobre la relación", dice Maxwell.
Un mayor respaldo a las creencias de crecimiento sexual, por el contrario, tendía a producir relaciones más felices, dentro y fuera del dormitorio.
A continuación, Maxwell quiso saber cómo las variaciones en la mentalidad afectaban la vida sexual cotidiana de las personas.
Les pidió a los participantes que completaran un diario durante tres semanas, lo que le permitió realizar un seguimiento de los cambios en la mentalidad de las personas y la calidad general de sus experiencias sexuales.
"Descubrimos que un mayor respaldo a la creencia de que 'el sexo requiere trabajo' en un día determinado, traía beneficios", dice.
Como evidencia adicional, Maxwell exploró las formas en que la mentalidad sexual influyó en la transición de las parejas a la paternidad, un evento que se sabe que causa estragos en las relaciones sexuales.
En línea con los hallazgos anteriores, las creencias de crecimiento predijeron una mayor satisfacción tanto para el individuo como para su pareja durante este momento difícil. Las creencias de alto destino, por el contrario, resultaron en una satisfacción considerablemente menor.
Maxwell y sus colegas ahora han replicado estos hallazgos en otros contextos, y le complace ver que muchos otros investigadores ahora están investigando la importancia de la mentalidad en nuestras relaciones sexuales.
Han demostrado, por ejemplo, que la mentalidad influye en qué tan bien las personas enfrentan el bajo deseo sexual y la comunicación entre las parejas sobre sus necesidades sexuales.
Sanación sexual
En el futuro, ¿podría esta investigación proporcionar nuevas intervenciones para las parejas con dificultades?
Hasta el momento, hay alguna evidencia de que las mentalidades son maleables, al menos temporalmente.
En un estudio reciente de la Universidad de Minnesota Duluth, EE.UU., los investigadores le pidieron a algunos participantes que leyeran un artículo de noticias (falso), que enfatizaba la idea de que el amor de pareja puede florecer con trabajo duro, texto que fue diseñado para impulsar una mentalidad de crecimiento romántico.
Luego se les preguntó acerca de sus actitudes hacia varios tipos de infidelidad percibida, desde coquetear con alguien hasta el cibersexo y el contacto sexual directo. Las personas preparadas con la mentalidad de crecimiento tendían a adoptar actitudes más indulgentes.
Maxwell realizó un experimento similar utilizando artículos que intentaban manipular la mentalidad sexual de las personas.
Un artículo que promovía la mentalidad de crecimiento sexual aumentó la disposición de los participantes a adaptarse a las necesidades sexuales de su pareja, descubrió Maxwell.
Maxwell enfatiza que estos son hallazgos preliminares de una manipulación a corto plazo, pero es optimista respecto a que la educación sobre la mentalidad de crecimiento podría ayudar a la terapia de pareja.
"Creo que involucraría múltiples exposiciones a la idea", dice, y piensa que las parejas necesitarían estímulo para aplicar lo que han aprendido.
También señala un estudio que le pidió a las parejas que vieran películas que mostraban problemas de relación, antes de reflexionar sobre el contenido y describir cómo las mismas lecciones podrían aplicarse a sus propias vidas: una intervención sorprendentemente simple que redujo significativamente las tasas de divorcio durante un período de tres años.
"Fue esencialmente tan efectivo como la terapia de pareja regular", resalta, y agrega que le interesaría ver si se podría aplicar el mismo método, pero con un enfoque adicional en las mentalidades que revelan los personajes y los efectos que tiene en las relaciones.
Podría pedirles a las parejas que detectaran cuándo los personajes no logran comunicar sus necesidades debido a su mentalidad de destino, por ejemplo, y que sugirieran formas en que las parejas ficticias podrían usar una mentalidad de crecimiento para enfrentar los problemas de manera más constructiva.
En ese caso, quizás valga la pena volver a ver esos episodios de "Sex and the City".