El sol deja sentir su calor, las gallinas corretean, y la música se escucha por debajo del toldo de una cocina improvisada. Las nubes se mueven y dejan ver a la distancia la cima cubierta de nieve del volcán activo Popocatépetl.

En las calles de Hueyapan, en Morelos, en el centro sur de México, todavía se pueden ver los escombros del mortal terremoto de 7,1 de magnitud que azotó esta región de México en septiembre de 2017.

El epicentro de aquel sismo tuvo lugar a tan solo 60 kilómetros de aquí.

Pablo Cuauhtémoc Saavedra Castellanas está parado junto a la obra que en el futuro será la nueva casa de su familia.

Pero, a diferencia de muchos de sus vecinos, Saavedra no está utilizando bloques de concreto para su nueva vivienda.

El material que está utilizando se llama superadobe.

Como el material está hecho a partir de tierra, no necesita de otros recursos.

Y, algo que es muy importante para quienes viven en esta zona sísmica, es resistente a los terremotos.

Recursos locales

Bolsas de polipropileno rellenas con una mezcla de tierra y cal se apilan una encima de la otra.

Las paredes de la casa están cubiertas con tres capas de tierra, cal, hierbas y estiércol de caballo.

El techo de la casa de Saavedra es en la actualidad una lona.

Después, la lona será reemplazada por baldosas de arcilla de fabricación local, que han sido parte de la arquitectura regional durante siglos.

"Para mí, es fascinante tener una casa de superadobe, sobre todo por la arquitectura, y por el uso de tierra y recursos locales", dice Saavedra.

"Soy un apasionado de nuestra cultura y nuestras tradiciones. Hemos hecho casas de tierra por muchos años. Tener una casa hecha de superadobe es llevar esto a otro nivel".

Materiales e instrucciones

Saavedra es un joven tejedor que sigue la tradición de sus abuelas, creando telas con lana de ovejas que tiñe con plantas locales.

También enseña náhuatl, la lengua indígena que más se habla en el centro de México.

Durante el terremoto, tanto su casa como la escuela de náhuatl colapsaron, junto con otras 300 estructuras en esta comunidad montañosa de cerca de 7.500 habitantes.

El sismo dejó un saldo de 10 muertos y numerosos heridos.

Saavedra y su familia recibieron materiales e instrucciones para construir la casa del grupo de arquitectura basado en Ciudad de México Siembra Arquitectura, una organización que enseña a la gente que perdió su vivienda por el terremoto a construir viviendas resistentes.

Uno de los materiales que alientan a usar es el superadobe.

Una casa para Marte

El superadobe fue diseñado por el arquitecto estadounidense-iraní Nader Khalili.

Khalili presentó su sistema de construcción con bolsas de tierra por primera vez en 1984 en un simposio de la NASA, en el que se les pedía a los participantes compartir ideas sobre cómo construir en la Luna y en Marte usando materiales que estuviesen disponibles allí, debido al costo exorbitante de llevar materiales desde la Tierra.

"Cuando mi padre hizo aquella presentación, su punto era que la tierra es, realmente, oro: el 99% de los materiales que se necesitan para construir un refugio para uno están en la propia tierra", dice Sheefteh Khalili, codirector del Instituto Cal-Earth.

Esta organización sin fines de lucro fundada por su padre en 1991 le enseña a la gente cómo construir estructuras sustentables, resistentes a los desastres usando una arquitectura basada en la tierra.

Adobe fortificado

El superadobe no es muy diferente del adobe que se utiliza en la región desde hace siglos.

El adobe es un material que consiste en tierra compactada con materiales orgánicos como maíz, heno y estiércol.

Es uno de los materiales de construcción más antiguos del mundo, aunque sus componentes pueden variar.

El superadobe también se fabrica a partir de tierra y materiales orgánicos, pero la mezcla está fortificada con cal y luego comprimida en bolsas de polipropileno (el mismo material que se utiliza para hacer defensas de arena para inundaciones).

Estas bolsas se apilan una encima de la otra y entre capa y capa se coloca alambre de púa.

Esto hace que las bolsas se mantengan en su sitio y da forma a las paredes de la estructura.

Se estima que las casas de superadobe pueden durar siglos, y su producción es de bajo costo.

Resistente a los desastres

En esta comunidad rural remota, fabricar este material también tiene el potencial de crear autonomía y trabajos mejor remunerados.

"Mi padre diseñó el superadobe para que pueda ser fabricado casi en cualquier parte", dice Sheefteh.

"No hemos encontrado un contexto donde esto no sea posible".

El superadobe de Nader Khalili está inspirado en las antiguas viviendas de zonas de climas extremos, como los desiertos del Medio Oriente.

Las estructuras de superadobe han demostrado tolerar devastadores desastres naturales.

Después del terremoto de 7,2 de magnitud en Nepal en 2015 y el huracán María en Puerto Rico en 2017, los edificios de superadobe seguían de pie.

Al estilo local

Hoy día, hay innumerables viviendas de superadobe en todo el mundo, desde refugios de emergencia hasta viviendas de lujo.

El superadobe ha sido empleado para todo: desde estructuras construidas por Oxfam en el campamento de refugiados de Zaatari en Jordania, hasta el centro educativo Ojai Foundation en California, Estados Unidos.

Muchos de estos edificios tienen forma de domo, que está considerada más resistente a los elementos por la física detrás de la construcción en forma de arco.

Pero, en Hueyapan, los lugareños prefieren un estilo más tradicional.

Por ello, la organización Siembra Arquitectura diseñó hogares rectangulares, pero con ángulos reforzados.

Sheefteh Khalili dice que el sueño de Cal-Earth es poder enviar constructores entrenados a situaciones de emergencia -como por ejemplo a zonas de desastres o campamentos de refugiados- con algunos materiales clave, para que puedan construir allí viviendas con tierra y otras recursos locales.

"Entender los principios de construcción con superadobe significa entender que (el método) está enraizado en la arquitectura indígena, pero que hoy podemos construir edificios que estén en armonía con la naturaleza y sean sostenibles, modernos y realmente seguros", dice Sheefteh.

"La gente puede vivir en estas casas que estarán allí por muchas generaciones".

Propiedades térmicas

El superadobe y el adobe tienen beneficios para los climas extremos como el de Hueyapan, que al estar a 2.500 metros de altura puede experimentar temperaturas heladas por la noche y un sol extremadamente fuerte durante el día.

El adobe es un material térmico que captura el calor del día y lo libera dentro de la estructura durante la noche.

Por la noche hace lo opuesto: absorbe el frío y lo libera durante el día.

Para los locales, uno de los problemas con el material es el tiempo que demora.

Construir una casa de superadobe puede, dependiendo del clima, tomar hasta tres meses.

Tanto la producción de adobe como la de superadobe requiere mezclar materiales y luego pisarlos -con ayuda de caballos, en el caso de Hueyapan- para hacer que la mezcla se torne más compacta.

La extensa temporada de lluvias en el centro de México puede hacer que el proceso sea lento.

Esta es una de las razones por las que alguna gente que perdió su casa prefiere tener una nueva de ladrillos: es más rápida.

Calidad

Juan Manuel Espinoza Cortés fue una de las primeras personas que recibió una casa de superadobe en Hueyapan (hay al menos ocho).

Él comparte la vivienda de tres habitaciones frente a un huerto con sus padres Don Luz y Doña Celia.

Espinoza Cortés aprendió a construir la casa con el grupo Siembra Arquitectura y ahora dirige todos los proyectos de la organización en Hueyapan.

"Construir con cemento es más fácil", dice. "Tenemos que pisotear el adobe. Usamos caballos, personas. Cuando empiezas a pisarlo, para hacer el suelo parejo, te das cuenta de lo intenso que será el proceso. Pero ahora que sabemos cómo hacerlo, estamos haciéndolo más rápido. Estamos entusiasmados", dice.

Los dos terremotos más poderosos de 2017 en México no fueron una anomalía y Espinoza Cortés vio cómo reaccionó su nueva casa ante otros temblores.

"Se bambolea con el movimiento de la tierra", explica. "Vi cómo se movía y se acomodaba. Y otros también lo han visto, eso le da fe a la gente. Muestra que es un material de calidad".

Ahora, tres meses después de haber comenzado, la casa de superadobe de Saavedra está casi terminada.

Su familia ya se ha mudado. Si bien el proceso fue laborioso, reconoce que el aprendizaje no fue difícil. Y está contento.

"Es una construcción verdaderamente ecológica", afirma. "Más que nada, el diseño rectangular es muy agradable porque se ve como una casa de verdad, y tiene todo lo que necesita una familia para estar bien".

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