Los dos son segundos.

Pero la duración de esta unidad de tiempo no es la misma si nos guiamos por las mediciones de un reloj atómico (cuya precisión es asombrosa) o por la rotación de la Tierra.

Y es que mientras que la medición basada en las vibraciones de los átomos es increíblemente estable, el tiempo que demora nuestro planeta en girar sobre sí mismo, por el contrario, varía.

Las fuerzas de las mareas, el hecho de que la Tierra no sea un un objeto sólido sino que registra movimientos en su corteza y el hecho de su núcleo sea líquido, son algunos de los factores que contribuyen a esta variabilidad.

Para salvar esta diferencia -que a los humildes mortales puede parecernos insignificante, pero no lo es: el segundo es la unidad base para la medida del tiempo en el sistema internacional de medidas- la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM, por su siglas en francés), ubicada en París, decidió añadir periódicamente un segundo intercalar cuando la diferencia entre el tiempo astronómico y el universal (dictado por los relojes atómicos) se aproxima a 0,9 segundos.

Si no se agregara este segundo "bisiesto", con el paso de los años, la distancia entra estas dos formas de calcular el tiempo se iría expandiendo.

A fin de sincronizar ambos relojes, el segundo intercalar fue añadido en 27 ocasiones desde 1972, la última en 2016.

Fin del segundo intercalar

Sin embargo, recientemente, el organismo encargado de establecer los estándares en los sistemas de unidades medidas a nivel mundial decidió acabar con esta medida a partir de 2035.

¿Por qué eliminar estos segundos si gracias a ellos se sincronizan las dos mediciones?

El problema, según los expertos del BIMP, es que es muy díficil predecir con exactitud en qué momento será necesario agregar este segundo y por ende hacer que su adición se ejecute de forma ordenada y regular.

Por esta razón, muchos sistemas que dependen de una medición precisa desarrollaron sus propios métodos para incorporar el segundo.

Mientras que algunos sistemas lo añaden en el último instante del último día del año, otros lo hacen el primer día del año, por ejemplo.

Esto amenaza con el fin de la universalidad del tiempo, lo cual supone un peligro para todos los sistemas digitales que están íntimamente entrelazados.

La decisión del BIMP -llamada "Resolución D", hace un llamado por que se elimine el segundo intercalar a partir de 2035 hasta por lo menos 2135.

En ese momento, el segundo volverá a la mesa de discusiones, donde los expertos deberán encontrar la forma de reconciliar otra vez el tiempo astronómico con el atómico.

Esta "decisión histórica" permitiría "un flujo continuo de segundos sin las discontinuidades que actualmente provocan los segundos intercalares irregulares", señaló Patrizia Tavella, directora del departamento del tiempo del BIPM.

"El cambio entrará en vigencia para o antes de 2035".

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