Los casos de personas que tienen dos tipos distintos de ADN son raros y solo suelen descubrirse por accidente, pero probablemente sean más comunes de lo que se piensa, según algunos expertos.

Cuando salen a la luz, normalmente en el contexto de pruebas de paternidad o tests de compatibilidad genética por problemas de salud, suelen dejar perplejos a expertos y familias.

En 2002, un grupo de investigadores publicó en la revista New England Journal of Medicine el extraño caso de Karen Keegan, de Boston, que al hacerse pruebas de compatibilidad con sus tres hijos para un trasplante de riñón descubrió que, en realidad, dos de ellos "no eran sus descendientes".

Ese mismo año la estadounidense Lydia Fairchild casi perdió la custodia de sus hijos cuando, tras separarse de su marido, un test que se suponía de rutina para determinar la paternidad de los niños en un juicio "probó" que en realidad ella no era la madre.

Y en 2015 un hombre estadounidense, cuya identidad está protegida, descubrió por casualidad que el que pensaba que era su hijo era, en realidad, su sobrino. Pero eso parecía imposible ya que el hombre no tenía ningún hermano.

Estos son algunos de los misteriosos casos recientes que cuestionaron la idea de que todos tenemos un único ADN.

Una persona, dos tipos de ADN

Estas tres personas descubrieron por casualidad que tenían dos tipos de ADN y por tanto eran "quimeras humanas", una descripción que hace referencia al monstruo imaginario de la mitología clásica que tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón.

En el caso de Karen Keegan pruebas sucesivas mostraron que el ADN de su sangre era distinto del de los ovarios, donde había células con un material genético diferente que fueron las que generaron los óvulos de los que nacieron dos de sus hijos.

En el caso de Lydia Fairchild, los exámenes posteriores de ADN sugerían que tenía más posibilidades de ser la tía de sus hijos que su madre.

Y en el caso del hombre que quiso probar su paternidad en 2015, varias pruebas confirmaron que el ADN de su saliva era distinto del hallado en el semen. Un test posterior más amplio, de análisis genealógico o de linaje, determinó que el padre era en realidad, genéticamente, tío del niño.

¿Pero de dónde vienen estas células "ajenas"?

Los científicos saben que durante el desarrollo embrionario dentro del útero materno los mellizos pueden intercambiar células entre sí.

Según un estudio publicado en 1996 en el American Journal of Medical Genetics esto ocurre con bastante frecuencia: alrededor del 8% de los mellizos y un 21% de los trillizos tienen no uno sino dos tipos de sangre diferentes, con distinto ADN.

Así que parte de las células de estas quimeras humanas son "originarias" y parte fueron "absorbidas" de sus hermanos cuando estaban en el útero de la madre.

Pero lo curioso es que estos padres desconcertados no tenían hermanos mellizos.

Padres y madres "fantasma"

Los expertos creen que estas quimeras humanas resultan de la fusión de dos organismos diferentes, que en algún momento convivieron en el útero.

Este tipo extraño de quimerismo tendría lugar cuando dos mellizos se fusionan en uno en una etapa muy temprana del desarrollo embrionario.

En la práctica uno es "absorbido" por el otro, que pasa a incorporar las células ajenas en su propio tejido y se desarrolla de manera normal, sólo que contiene la huella genética de otra persona.

Por eso los resultados genéticos de las pruebas a las que se sometieron quimeras humanas como Lydia Fairchild sugerían que los padres eran en realidad los tíos de los niños.

Algunos expertos creen que este tipo de "quimeras humanas" serán más frecuentes en el futuro, a medida que la gente utiliza tratamientos de fertilidad que conllevan a más embarazos múltiples.

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