Cuanto más reñidos, más queridos. Eso dice el refrán pero, ¿realmente tienen algo de positivo los tirones de pelo y los bofetones en la nuca que muchos experimentamos de pequeños?
La rivalidad entre hermanos es algo que viene documentando la ciencia desde hace tiempo y que trae de cabeza a millones de padres en todo el mundo.
Según el servicio público de salud británico (el NHS), los problemas empiezan incluso antes de que llegue un nuevo miembro a la familia y continúan durante varias etapas del desarrollo del niño.
Las razones que llevan a los hermanos a pelear pueden ir desde querer el mismo juguete a necesitar más atención.
Según los expertos, la mayoría de hermanos y hermanas experimentan cierto grado de celos y competitividad que pueden fácilmente acabar en disputa.
"El entrenamiento perfecto"
Pero si eres de los que se peleó a muerte con tus hermanos o un padre o madre preocupado porque tus hijos no dejan de guerrear no hay por qué preocuparse. O eso dicen.
De acuerdo con la psicóloga infantil Linda Blair las riñas entre hermanos son "el entrenamiento perfecto".
"Es la mejor manera de aprender a obtener lo que quieres de forma diplomática y a la vez salirte con la tuya pero considerando la aprobación de las personas que más te importan en este mundo: tus padres", le dijo a la BBC.
La estadounidense, que ha escrito varios libros sobre las relaciones familiares, aseguró que los padres deberían aprovechar las peleas para fomentar algo positivo en lugar de imponer castigos.
"No deberíamos enfadarnos porque tienes la oportunidad de enseñarle algo a tus hijos".
Es ahí, según esta psicóloga, cuando debemos inculcar valores como la generosidad, la empatía, la tolerancia y la honestidad, por ejemplo.
Habilidades para la vida
Linda Blair no es la única que ve beneficios en las disputas entre hermanos.
Signe Whitson es educadora infantil con décadas de experiencia.
En el blog que escribe para la versión americana del Huffington Post, Whitson aseguró que los hermanos que se pelean "dominan todo tipo de habilidades que pueden servirles a lo largo de sus vidas y en la mayoría de las relaciones cercanas".
La experta en niños afirma que, durante sus batallitas, los más pequeños aprenden a resolver problemas y conflictos. Por ejemplo, cuando se disputan el único ejemplar de un juguete.
También practican el autocrontrol. Con el tiempo, los hermanos y hermanos consiguen no enfadarse, escribió Whitson.
"Eso les ayudará a controlar los impulsos agresivos y comunicarse de forma inteligente en su vida adulta".
Por último, la educadora dice que cuando los niños hablan entre ellos de sus problemas una vez se apaga la luz para ir a dormir, lo que hacen es aprender a escuchar y a desarrollar empatía por el otro.
Relaciones más intensas
Además de que las peleas puedan traer consigo enseñanzas importantes también unen más.
Linda Blair afirma que la intensidad definirá el tipo de relación que tendrán dos hermanos en el futuro.
"Si tus hijos se pelean como el perro y el gato probablemente quiere decir que de adultos se llevarán estupendamente y serán muy cercanos", señaló en la BBC.
Victor Cicirelli, otro psicólogo que dedicó su vida a estudiar la relación entre hermanos, dijo que a partir de los 60 años los hermanos se convierten en las personas más importantes en nuestras vidas.