Paul Pritchard tiene 29 años y es parte de un movimiento creciente y polémico en Reino Unido, el de los jóvenes que eligen ser esterilizados por que tienen la certeza de no desear hijos.
Pritchard es uno de los jóvenes que la BBC entrevistó para un documental sobre lo que se conoce en redes sociales como childfree movement o "movimiento libre de niños".
Él mismo cuenta su historia.
Supe que no quería tener hijos desde los 18 años.
Y desde entonces, cada año, solicité a mi médico una vasectomía. Pero el Servicio Nacional de Salud en el Reino Unido me negó el procedimiento durante 11 años, argumentando que era demasiado joven para tomar una decisión que afectaría el resto de mi vida.
Finalmente, a los 29, dieron la luz verde. Cuando el médico me dijo que podía tener una vasectomía me sentí feliz.
Algunas personas podrían considerar la esterilización una opción extrema. Pero no soy el único.
En el Reino Unido hay un creciente número de jóvenes de mi edad o menores que están eligiendo ser esterilizados.
Accedí a participar en un documental de la BBC sobre jóvenes que realizan la misma elección y permití incluso que filmaran mi operación.
Cuando llegó el día de la vasectomía estaba nervioso.
No porque era el momento en que pondría fin a cualquier posibilidad de paternidad en el futuro, sino por temor al pensar en un escalpelo cortando mis testículos.
La vasectomía es una cirugía para cortar los llamados conductos deferentes, que son los que llevan los espermatozoides desde los testículos hasta la uretra. Después de una vasectomía, los espermatozoides no pueden salir de los testículos.
Un hombre que se haya realizado una vasectomía exitosa no puede embarazar a una mujer.
Es un procedimiento relativamente rápido que se realiza con anestesia local y es considerado permanente.
No bien terminó la operación sentí un gran alivio. Y esa sensación permanece.
Cuando me preguntan sobre mi elección, el interrogante más frecuente es: ¿por qué lo hiciste?
Los motivos son diferentes en cada caso y en el mío hubo varias razones.
Una de ellas tiene ver que ver con genética.
Padezco diabetes tipo 1 y he sufrido de depresión. Mi esposa también tiene enfermedades crónicas.
He pasado por momentos terribles debido a la diabetes y la depresión, y mis padres también han sufrido mucho como consecuencia de mis enfermedades.
No quiero que un descendiente mío pase por el mismo sufrimiento.
Y otro motivo es que soy en cierta forma un "cretino egoísta". Me gustan mi dinero, mi tiempo libre y disponer como quiera de mi vida.
Simplemente no quiero dedicar tiempo y esfuerzo a criar un niño.
Por suerte mi esposa siente lo mismo. La adoro, pero sospecho que nuestra relación no habría durado si no fuera por la decisión común de no tener hijos.
Relaciones anteriores con otras mujeres acabaron precisamente por ese motivo. Ellas querían tener niños, pero a mi sólo pensar en esa posibilidad me daba escalofríos.
¿Así que por qué pasar por todas las complicaciones de la contracepción cuando uno tiene tanta certeza de lo que desea?
Comprendo que la vasectomía no es la opción ideal para muchos y es bueno que el Servicio Nacional de Salud sea cauteloso.
Como señaló Leonora Butau, experta en fertilidad y bioética, "la esterilización es básicamente un procedimiento en que se daña un órgano perfectamente sano. Es un procedimiento drástico. La esencia de la medicina es sanar, y este tipo de operaciones son un desafío a esta filosofía".
Pero no tengo dudas de que la esterilización es la opción correcta para mí.
Amo a mi esposa y poder tener sexo sin protección con ella es importante para mí.
Soy afortunado además por tener amigos y familiares comprensivos y que respetan mi decisión.
Lo que sí sorprende a muchos es que trabajo en una fábrica de juguetes donde hacemos, por ejemplo, soldaditos de madera, pizarras y otros juegos para pintar.
A veces hacemos sesiones para mostrar los juegos en las que participan muchos niños.
Es un trabajo que me gusta, sobre todo cuando logramos llegar a niños autistas.
O sea que no odio los niños. Puede ser que no me gusten demasiado los bebés que no paran de llorar, los carritos, o los padres un poco petulantes, pero no odio los niños.
Simplemente no quiero tener los míos.
A veces la gente cree que tiene el derecho de opinar sobre la vida de otros.
Personas extrañas me han preguntado directamente: ¿por qué no quieres tener niños?
Y yo combato esto con repreguntas.
Les digo, por ejemplo, ¿y tú por qué sientes que sabes lo que yo debo hacer? ¿Por qué mis testículos son tan importantes para ti?
Como no soy muy activo en redes sociales no he tenido demasiados comentarios negativos.
Pero sé de otros casos, como el Holly Brockweel, que lucho una batalla de cuatro años con el Servicio Nacional de Salud hasta que accedieron a esterilizarla a los 30. Ella sufrió ataques terribles vía internet.
Pienso que en general el estigma y los prejuicios son mayores cuando se trata de una mujer.
La presión que la sociedad ejerce sobre las mujeres para que tengan hijos es mayor y esto es muy injusto.
Luego de 11 años de intentos, finalmente estoy en control de mi propia fertilidad y el sentimiento es fantástico.
Puedo disfrutar mi vida sexual sin pagar un precio.