Uno puede pensar que el mayor exportador de tarántulas mexicanas es México, ¿verdad?

Pues ya no es así. Al menos, desde hace unos años.

Los canadienses acostumbraban a comprar estos arácnidos al país latinoamericano, pero la enorme popularidad de esta especie les hizo pensar que quizás sería mejor criarlos ellos mismos.

El experto mexicano en biodiversidad, Hesiquio Benítez, cuenta que se sorprendió al descubrir que Canadá ocupa ahora el puesto número uno entre los exportadores de tarántulas.

Según Benítez, los criadores canadienses exportan hasta 14 especies, mientras que los mexicanos solo cinco o seis.

"Canadá no tiene especies autóctonas (de tarántulas), pero ellos (los criadores canadienses) han sabido agruparse y operar juntos en el mercado", le contó el experto a la agencia Efe durante el taller trinacional sobre comercio y aplicación de la legislación en materia de tarántulas que transcurre en Guadalajara, oeste de México, hasta el 2 de marzo.

En México 14 de las 24 especies de tarántula de anillos rojos que existen ?denominada específicamente Brachypelma smithi? pueden encontrarse libres en la naturaleza, de acuerdo con la Comisión de Biodiversidad de ese país (Conabio).

Características

Las tarántulas son ciertamente animales peculiares y hay quien las encuentra atractivas.

Estos son algunos de sus rasgos más llamativos:

  • Sus patas miden hasta 14 centímetros.
  • Son originarias de la costa del Pacífico mexicano.
  • Su esperanza de vida es de unos 25 años.
  • Sus criadores las consideran "generalmente dóciles y tranquilas".

Sus colores vivos y brillantes hacen que no sean solo los canadienses quienes sienten devoción por estos arácnidos. También son muy populares en Asia, Europa y en Estados Unidos.

De hecho, una araña adulta de este tipo puede alcanzar los US$425 en el mercado negro.

Para exportarlas de forma legal, la Convención Internacional de Comercio de Especies en Peligro debe conceder un permiso al país.

Los criadores mexicanos producen entre 11.000 y 14.000 de estos artrópodos al año, y la mayoría de ellos acaban en Estados Unidos y Canadá.

El taller celebrado en Guadalajara tenía como objetivo fomentar el comercio legal y sostenible de estos animales, y capacitar a las comunidades indígenas a salvaguardar el hábitat de las arañas.

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