"Para llegar a la escuela tenía que cruzar un puente y solía pararme allí y pensar 'qué fácil sería saltar'. La sensación era abrumadora y sentía que estaba sola. Estaba en un punto tan, tan bajo, que no podía ver la manera de salir".

Calleigh, una británica que ahora tiene 18 años, empezó a autolesionarse a los 11 años y pensó por primera vez en suicidarse a los 13.

"No quería decírselo a mis padres porque pensé que los preocuparía o los decepcionaría, o que no lo entenderían".

Esta joven forma parte del creciente número de niños que en años recientes llamaron por teléfono a la línea de apoyo de la organización británica sin ánimo de lucro Childline, para pedir consejo sobre sus pensamientos suicidas.

Pasos hacia el suicidio

Ahora los organizadores dicen que solo pueden contestar a tres de cada cuatro llamadas que reciben y están pidiendo voluntarios con urgencia.

Según sus datos, entre 2016 y 2017 le ofrecieron casi 22.500 sesiones a niños que estaban considerando quitarse la vida, casi 3.000 más que en el año anterior. El 72% de esas sesiones fueron para niñas.

Además, estiman que más de 2.000 contactos fueron de jóvenes que ya habían dado algún paso para acabar con sus vidas, como escribir una carta de despedida, deshacerse de pertenencias significativas o incluso planear su muerte.

En paralelo, un estudio publicado en octubre en el British Medical Journal (BMJ) evidencia un gran aumento en el número de niñas en la adolescencia temprana, de 13 a 16 años, que se autolesionan en Reino Unido.

Según ese estudio, las autolesiones son el factor de riesgo más alto para el suicidio, que después de los accidentes de tráfico es la causa de muerte más común en el mundo entre los 10 y los 24 años.

De hecho la mitad de los adolescentes que se quitan la vida en Reino Unido tienen un historial de autolesión.

Crecientes tasas de suicidio en menores

La tasa de suicidio entre 15 y 19 años pasó de 3,2 en 2010 a 5,4 en 2015 por cada 100.000, según el estudio del BMJ.

En Colombia, un informe sobre el suicidio de 2011 del Instituto de Medicina Legal decía que "existe una preocupante relevancia del fenómeno a edades cada vez más tempranas".

Ese año 193 menores de 18 años se suicidaron en Colombia, 52 de los cuales tenían entre 10 y 14 años. El número se elevó a 57 en 2014 y a 70 en 2015.

Pero poco se sabe sobre los factores detrás de esta tendencia que se repite en varios países.

Es difícil pedir ayuda

A Calleigh la hundió su carácter perfeccionista combinado con la presión académica excesiva que sentía en su escuela. Para ella contactar con Childline fue, literalmente, un salvavidas.

"Fui capaz de hablar con alguien. Me dijeron, 'ok, ¿qué es lo que está haciendo que te sientas así?' 'Ve dando un paso y después otro'. Son súper comprensivos".

"Yo los llamaba cuando quería autolesionarme. Les enviaba un mensaje de texto. Tienen unos centros de mensajes increíbles, como foros pero seguros, ahí nadie te va a enviar malos comentarios y hay mucha gente que se siente igual que tú".

Ahora Calleigh dice que es importante pedir ayuda y no tragarse los problemas, "porque eso los agrava".

"Habla con alguien, aunque sea en internet", recomienda.

Lo importante, dice, es "hablar con alguien que no forma parte del problema, que sabes que no te va a juzgar o que no se va a preocupar. Porque mi principal problema era 'no quiero preocupar a mis padres, hay ya tanto estrés'. Y saber que no estás sola y que no es culpa tuya".

Y también, apunta, "que no siempre tiene por qué haber una razón, no tiene que ser porque sufriste acoso escolar, no tiene que ser por presión... puede ser que estés deprimido porque sí, porque estás deprimido".

¿Por qué hay más desesperación entre los jóvenes?

Para la fundadora y presidenta de Childline, Esther Rantzen, es vital averiguar por qué tanta gente joven se está sintiendo tan desesperada.

"Cuando lanzamos Childline hace 30 años recuerdo que los niños normalmente tenían pensamientos suicidas porque alguien les estaba haciendo daño".

"Ahora la gente joven nos dice que se siente sobrepasada por cuestiones de salud mental que los llevan al borde del suicidio".

"Tenemos que descubrir por qué tantos jóvenes se sienten tan aislados que necesitan contactar con Childline porque sienten que a nadie más les importan".

Algunos psicólogos y sociólogos dicen que el acceso constante a las redes sociales puede tener un impacto negativo en la salud mental de los adolescentes, porque puede distorsionar su percepción de la realidad.

En los casos de acoso escolar, por ejemplo, muchos niños sienten que no pueden desconectar de la presión, que antes se limitaba a los horarios y el espacio de la escuela pero ahora puede ser omnipresente.

"Yo creo que los profesores, los padres y los trabajadores de apoyo necesitan saber más sobre los problemas de la salud mental y necesitan estar atentos a los indicios", dice Calleigh.

Publicidad