La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirar a su país del acuerdo de París sobre cambio climático tendrá una serie de efectos importantes en el mundo, aun si el pacto sobrevive a semejante deserción.
El anuncio que Trump realizó este jueves -que causó consternación en la comunidad internacional y en los sectores progresistas de EE.UU.- significa de hecho que el acuerdo para controlar el aumento de la temperatura en el planeta se quedará pronto sin el segundo país que emite más gases de efecto invernadero.
"Estados Unidos se retirará del acuerdo de clima de París", dijo Trump desde la Casa Blanca, aplaudido por simpatizantes presentes y seguido con atención alrededor del mundo.
Argumentó que la medida busca proteger los intereses de EE.UU., principalmente su economía, calificando al pacto global de 2015 como "muy injusto" con Estados Unidos.
El proceso de retirada del acuerdo por parte de la mayor economía mundial podría durar cerca de cuatro años y Trump señaló que está dispuesto a negociar un pacto diferente.
Pero la posibilidad de renegociar un acuerdo que tardó años en cerrarse fue descartada de inmediato por países como Francia, Alemania e Italia, que emitieron un comunicado conjunto tras el anuncio de Trump, así como por expertos.
"No creo que vayamos a lograr concesiones de otros", dijo a BBC Mundo Donald Wuebbles, profesor de ciencias atmosféricas en la Universidad de Illinois y uno de los autores líderes de los informes del Panel Intergubernamental en Cambio Climático de la ONU.
En la práctica, la decisión Trump no solo podría impactar globalmente en el medioambiente sino también en la economía y las relaciones internacionales, según especialistas.
¿Efecto dominó?
El objetivo del acuerdo de París, que fue firmado por más de 190 países y entró en vigor el año pasado cuando EE.UU. era presidido por Barack Obama, es mantener el aumento de la temperatura global debajo de los 2 grados respecto a los niveles pre-industriales.
Así se evitaría pasar un umbral que, según científicos, puede tener consecuencias irreversibles para las capas de hielo, los mares y otras partes de la Tierra.
EE.UU. es considerado el mayor generador histórico de dióxido carbono (responsable de cerca de 15% de las emisiones globales), pero hace una década China lo pasó como el país que es fuente principal de gases de efecto invernadero.
John Sterman, un profesor de la escuela Sloan de negocios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y experto en políticas sobre calentamiento global, sostuvo que ahora podría haber "una cascada de erosión de las metas (del acuerdo), que podrían socavarlo y desintegrarlo".
"Y esto francamente plantea el riesgo de una catástrofe global, lo digo con toda la deliberación necesaria", indicó Sterman, que asistió al acuerdo de París, a BBC Mundo.
A su juicio, tras la retirada de EE.UU. puede aumentar la presión de populistas y nacionalistas en otros países para hacer lo mismo, librándose de los compromisos de emisiones asumidos.
"Algunas de las naciones en desarrollo pueden decir: 'Esto es otro esfuerzo hegemónico neocolonial de EE.UU. para enlentecer nuestro desarrollo económico y no lo permitiremos, así que no cumpliremos nuestros compromisos de París'", señaló.
Además, probablemente menguarán los recursos financieros y técnicos para que las naciones en desarrollo superen el sistema de energía fósil, ya que EE.UU. evitará también contribuir al fondo global prometido por los países desarrollados para estimular ese cambio.
Trump dijo que EE.UU. debería aportar decenas de miles de millones de dólares a ese fondo, que surgió de una conferencia de la ONU celebrada en 2010 en México, pero "nadie ni siquiera sabe a dónde está yendo el dinero".
Los expertos creen que la decisión de Trump genera además incertidumbre en el mundo de los negocios y las inversiones en energía renovable limpia, que fueron un elemento clave detrás del acuerdo de París.
"Esa incertidumbre es probable que debilite y haga más lento el despliegue de tecnologías", anticipó Sterman. "Vamos a ver menos turbinas eólicas instaladas, no solo en EE.UU. sino en todos lados, menos paneles solares, menos inversiones en la electrificación de la flota vehicular y otras tecnologías que necesitamos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero"
"De Pittsburgh, no de París"
El anuncio de Trump puede verse como un ejemplo práctico de la idea de poner en sus decisiones a "América primero", una expresión suya que reiteró en su discurso de este jueves.
Al retirar a EE.UU. del acuerdo de París, Trump cumple una promesa que formuló en su campaña electoral el año pasado, al igual que lo hizo antes con la salida del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés).
Trump, que enfrenta una crisis interna por investigaciones sobre una posible conspiración entre su campaña y Rusia durante las elecciones, dijo que su decisión busca defender la creación de empleo en EE.UU. y evitar lo que él considera ventajas concedidas a países como China o India.
"El acuerdo es una redistribución masiva de la riqueza de Estados Unidos a otros países", afirmó. "Fui electo para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París".
Trump cuenta con el apoyo de su electorado en zonas de EE.UU. cuyas economías dependen del negocio del carbón, así como de una veintena de senadores republicanos que días atrás lo instaron a dar este paso en una carta pública y ahora lo aplauden.
Pero otros creen que el rol protagónico de EE.UU. en la cooperación internacional, incluso en temas financieros o de terrorismo, pueden verse perjudicados por la decisión de Trump de abandonar hasta a países aliados en política ambiental.
El rechazo al acuerdo "será una abdicación de la responsabilidad (y el) liderazgo de Estados Unidos", afirmó Nicholas Burns, un exdiplomático estadounidense que fue subsecretario de Estado durante la presidencia de George W. Bush, en su cuenta de Twitter antes del anuncio de Trump.
Expertos en relaciones exteriores advierten que China ya se apresta a ocupar parte del vacío que deja EE.UU., intentando garantizar con Europa el mantenimiento del acuerdo de París.
Para Pekín además podrían reducirse las exigencias de medir adecuadamente sus propias emisiones de gases de efecto invernadero (que generan dudas de otros países) y aumentar las oportunidades de negocios en energía renovable.
Mientras tanto, algunas multinacionales estadounidenses en sectores como el energético temen represalias de otros países, en la forma de aranceles o de otro tipo de medidas.
Si bien estados, ciudades y empresas de EE.UU. anunciaron medidas para reducir sus propias emisiones, expertos como Sterman consideran "muy difícil" que con esas acciones el país pueda alcanzar las metas que estaban previstas.
"Personalmente creo que es muy triste para nuestro país estar uniéndonos a Siria y Nicaragua como los únicos países que no son parte (del acuerdo de París)", dijo Wuebbles.
"Luce bastante mal para lo que se supone que es un líder mundial", concluyó.