¿Qué tienen en común la cadena de comidas rápidas McDonald's, un expolicía, una familia de mafiosos de Nueva York y el popular juego de mesa Monopoly?

Son los protagonistas de una de las mayores -y más inusuales- estafas de los últimos años.

Una estafa que llegó a amasar cerca de US$24 millones a lo largo de 12 años (entre 1989 y 2001).

Y que ahora es el tema de una serie documental estrenada por la cadena estadounidense HBO: "McMillions".

Según los creadores de la docuserie, se trató de "la estafa más grande que jamás has oído mencionar".

Quizás ese desconocimiento se deba, en parte, a una cuestión azarosa: el caso llegó a juicio un día antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, por lo que la noticia rápidamente quedó opacada.

¿Qué pasó?

En 1987 la cadena de comidas rápidas McDonald's decidió lanzar una promoción basada en uno de los juegos de mesa más famosos del mundo y más populares en Estados Unidos: Monopoly (o Monopolio).

En asociación con el fabricante de ese juego, Hasbro, McDonald's lanzó una versión del Monopoly -un juego basado en la compraventa de bienes raíces- que permitía a sus clientes ganar valiosos premios, inspirados en los que se ganan en el juego de mesa.

Pero mientras que el ganador del juego de mesa puede hacerse de una parva de billetes falsos o de una minúscula estatuilla metálica de un auto, los ganadores del McDonald's Monopoly ganaban fortunas y autos reales.

Los envoltorios de las hamburguesas, papas fritas, gaseosas y otros productos traían fichas, que cumplían la misma función que las tarjetas del Monopoly.

El objetivo era llenar los casilleros de un tablero diseñado en papel especialmente para la cadena de comidas rápidas.

Quienes obtenían las fichas ganadoras podían recibir premios que iban desde productos de McDonald's hasta videojuegos, entradas para espectáculos, paquetes de vacaciones, vehículos y dinero.

El premio mayor era de US$1 millón.

La promoción resultó tan exitosa que se mantuvo por casi tres décadas, en diversas versiones.

Además del mercado estadounidense, también fue popular en países como Canadá, Australia, Hong Kong, Singapur, Rusia, Sudáfrica y varias naciones europeas.

En América Latina llegó a Brasil y Argentina en 2013.

Pero a pesar de su popularidad, nadie se dio cuenta de que detrás del juego se escondía un plan criminal a plena vista.

Porque resultó que ni una solade las decenas de personas que obtuvieron los premios más grandes entre 1989 y 2001 eran ganadores genuinos.

Todos formaban parte de un masivo fraude orquestado por un hombre: Jerome Jacobson.

La estafa

Jacobson era el jefe de seguridad de la empresa Simon Marketing, que fue contratada por McDonald's para organizar la impresión y distribución de las fichas de su Monopoly.

Aprovechando un error en el protocolo de seguridad, pudo hacerse de las piezas más valiosas del juego sin que nadie lo notara.

Luego, empezó a distribuir esas piezas entre algunos de sus conocidos, a cambio de quedarse con parte de las ganancias.

En busca de sumar a más personas a su plan -y ganar más dinero- recurrió a Gennaro Colombo, un mafioso al que había conocido por casualidad y que manejaba clubes nocturnos, casas de apuestas y casinos clandestinos.

Colombo formaba parte de una famosa familia criminal de Nueva York.

En 1995, Jacobson le dio a Colombo una ficha del McDonald's Monopoly cuyo premio era un auto. El mafioso no solo reclamó su recompensa. También aceptó participar en un comercial de la compañía, donde se lo ve como uno de los felices ganadores.

Colombo fue el encargado de ampliar el esquema fraudulento: reclutó a decenas de personas que aceptaron cobrar el premio robado, a cambio de un porcentaje.

El documental "McMillions" entrevistó a varios de ellos, algunos de los cuales incluso llegaron a hipotecar su casa para pagarle a Colombo y Jacobson el dinero, que a veces pedían por adelantado, antes de entregar la ficha ganadora.

Operación "Pregunta Final"

Fue Colombo quien apodó a Jacobson "Uncle Jerry" (Tío Jerry), un nombre que eventualmente sería el puntapié inicial de una investigación que pondría fin a la millonaria estafa.

Todo empezó en 2000 con una llamada anónima a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), que alertaba que varios de los ganadores del McDonald's Monopoly pertenecían al mismo grupo familiar.

El informante reveló que la persona detrás del fraude era un tal "Uncle Jerry", que trabajaba desde adentro.

Para poder interrogar a los ganadores sospechosos y llegar hasta este hombre sin que nadie se enterara de que estaban siendo investigados, el FBI ideó un ingenioso plan: hacerse pasar por un equipo de filmación enviado por McDonald's para entrevistar a los ganadores.

La operación se llamó "Final Answer" (Pregunta Final), inspirado en otro popular juego promocionado por McDonald's, "Who Wants to Be a Millionaire?" (¿Quién quiere ser un millonario?).

Fue un operativo grande: participaron unos 25 agentes, que rastrearon cerca de 20.000 números telefónicos, grabando miles de horas de conversaciones.

Todo en coordinación con McDonald's, que les suministró los detalles de todos los ganadores y aceptó mantener el juego, a pesar de que ahora sabía que había sido corrompido, para darle suficiente tiempo al FBI para recolectar evidencia.

Los investigadores no tardaron mucho en deducir que "Uncle Jerry" era Jerome Jacobson, el hombre a cargo de entregar personalmente las piezas ganadoras a las fábricas que las insertaban en los productos de McDonald's.

Pero no finalizaron su operación hasta tener suficientes grabaciones que incriminaban a Jacobson.

En la madrugada del 22 de agosto de 2001 lo arrestaron en su casa, al mismo tiempo que detenían a ocho de sus cómplices más recientes.

"Los involucrados en este tipo de corrupción descubrirán que violar la ley no es un juego", señaló a la prensa el fiscal general, John Ashcroft.

A pesar de que el caso acaparó la atención pública y causó un shock entre los clientes que habían sido estafados por años, los ataques contra las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono, que ocurrieron días después, hicieron que el tema quedara rápidamente en el olvido.

En el juicio, que comenzó el 10 de septiembre de ese año, Jacobson aceptó su responsabilidad y testificó sobre su plan, y a cambio recibió una pena reducida de 3 años y un mes de prisión.

También debió entregar todas sus pertenencias.

Más de 50 de los falsos ganadores también fueron condenados por los delitos de fraude postal y conspiración, y recibieron penas menores.

En tanto, a través de una declaración pública por televisión, el CEO de McDonald's, Jack Greenberg, informó que la compañía había finalizado su relación con Simon Marketing (que inmediatamente quebró) y pidió "una segunda oportunidad".

Para compensar a sus desilusionados clientes, regaló US$10 millones en premios instantáneos a clientes elegidos al azar en restaurantes de la cadena.

La serie de seis partes "McMillions", que explora el poco recordado escándalo, estrenó en Estados Unidos el 3 de febrero y en Latinoamérica el 10 de febrero de 2020.

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