Los expertos en salud pública de Túnez quedaron desconcertados en verano de 2013: se encontraron con cuatro repentinos casos de malaria, enfermedad que había sido erradicada del país hacía más de 30 años.

Cuatro jóvenes se presentaron en distintos hospitales a principios de julio con cuadros clínicos severos aparentemente inexplicables, como fiebre alta, temblores, vómitos y dolores musculares.

Los médicos tardaron alrededor de una semana en darse cuenta de que estaban enfermos de malaria, una remota posibilidad que nadie había considerado porque ni habían viajado a una zona endémica, ni habían recibido transfusiones de sangre ni reutilizado jeringuillas potencialmente contaminadas.

Lo que tenían en común es que vivían en la misma zona residencial, a unos 2 km del Aeropuerto Internacional de Túnez-Cartago.

Después de hacer una investigación entomológica en el barrio y comprobar que no había mosquitos Anopheles, portadores del mal, los expertos concluyeron que sólo podía tratarse de un caso de "malaria de aeropuerto".

Contagios improbables

Este tipo de contagios está causado por la picadura de mosquitos infectados con malaria que llegan a bordo de aviones y maletas desde países donde esa enfermedad es endémica.

Cuando las condiciones atmosféricas locales son cálidas y permiten su supervivencia, estos mosquitos pueden picar a trabajadores del aeropuerto o a residentes de zonas próximas. Pero los cuadros clínicos que presentan estos pacientes suelen desconcertar a los médicos y, como en el caso de los tunecinos, el diagnóstico suele ser tardío.

Entre 1969 y 1999 se registraron 89 casos de malaria de aeropuerto en Europa, principalmente en Francia, Bélgica, Italia, Holanda, España, Suiza y Reino Unido, según un estudio de 2015 publicado en la revista científica Malaria Journal en el que se describen los casos de Túnez.

La mayoría de los pacientes infectados trabajaban o vivían cerca del aeropuerto y los contagios tuvieron lugar en los meses de verano.

Los mosquitos infectados que salen del avión y sobreviven pueden dispersarse bajo condiciones favorables de viento hasta 15 km. También pueden alejarse aún más en vehículos y equipajes.

En un caso extraño en Francia, en 1999, se comprobó que el mismo mosquito había contagiado a tres personas distintas.

Las "lecciones" de Túnez

Según las conclusiones del estudio de Siala et al sobre los contagios de Túnez, en caso de fiebre alta sin una causa aparente entre los empleados de un aeropuerto o los vecinos de aeropuertos internacionales los médicos deberían considerar la posibilidad de que tengan malaria, aún cuando no hayan viajado a zonas endémicas.

Por otro lado los autores destacan la importancia de desinfectar eficazmente los aviones que llegan de zonas endémicas, así como, de manera preventiva, eliminar o desinfectar los potenciales hábitats para los mosquitos en las cercanías de los aeropuertos internacionales.

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