A simple vista, parecen un enjambre de mosquitos moviéndose de un lado a otro de un mapa.

En realidad, son los miles y miles de aviones que cruzan cada día los cielos del mundo transportando personas y mercancías de un lado a otro.

Pero este verano boreal, el número de vuelos ha alcanzado niveles récord.

De acuerdo con Flightradar24, una web que muestra información en tiempo real sobre el tráfico aéreo alrededor del mundo, un total de 205.468 aviones volaron en un solo día el mes pasado.

Además, por primera vez desde que se hace este tipo de seguimiento, se registraron durante tres días (29 de junio, 13 y 14 de julio) más de 200.000 vuelos en menos de 24 horas, un número nunca antes alcanzado.

Y esas cifras, según ese rastreador de vuelos, podría romperse esta semana con el fin de las vacaciones estivales.

"A medida que se va el verano, esperamos romper este récord unas cuantas veces más. El mayor tráfico en los últimos dos años ha ocurrido a finales de agosto. El año pasado, registramos la mayor cantidad de vuelos el 24 de agosto, con un seguimiento de 190.003 vuelos", anunció la compañía en un comunicado.

Esto, para muchos expertos, podría convertirse en un dolor de cabeza en un futuro cercano.

Rutas congestionadas

Y es que especialistas en tráfico aéreo aseguran que se este creciente número de vuelos durante el verano podría volverse una realidad cotidiana en un futuro cercano en varias regiones del mundo.

Uno de los grandes desafíos entonces es cómo controlar el tráfico aéreo y evitar que los aviones terminen chocando unos contra otros.

Si bien, comparado con el tamaño de un avión, los cielos de la Tierra son enormes, las aeronaves siguen generalmente unas rutas definidas denominadas corredores aéreos, que son trazadas por programas informáticos y supervisadas por personal especializado desde centros de control.

¿Entonces qué se puede hacer al respecto?

El plan de la NASA

La NASA ha tomado cartas en el asunto desde hace años.

La agencia espacial de Estados Unidos desarrolló en 2006 un programa informático denominado FACET, que permite realizar simulaciones computacionales a raíz de una combinación de datos de clima, espacio aéreo, aeropuertos, ayudas a la navegación, rendimiento y trayectorias de aeronaves.

FACET puede generar hasta 15.000 trayectorias de aeronaves en una sola computadora y las rutas resultantes y datos de flujo de tráfico se presentan en una interfaz gráfica de usuario tridimensional, como se observa en este video.

Revisa este video también:

Pero ante el creciente número de vuelos a nivel internacional, la NASA está desarrollando otra nueva tecnología.

Se denomina NASCENT y, según la agencia, enmienda dinámicas a las rutas existentes, lo que puede generar tiempos de vuelo y ahorros de combustible significativos.

Una de sus principales características es que permite incorporar y visualizar datos en tiempo real de los servicios meteorológicos, así como datos de cualquier espacio aéreo restringido.

Pero ¿cómo funcionan estas herramientas?

La tecnología

De acuerdo con la NASA, NASCENT emplea datos de capacidad de simulación y análisis de vuelos, junto con algoritmos de prevención del clima.

Para vuelos individuales, utiliza las tablas de rendimiento de las aeronaves para calcular las trayectorias de ascenso, crucero y descenso y, a partir del análisis de la ruta meteorológica dinámica, crea trayectorias de referencia que ahorran tiempo de vuelo y combustible.

El sistema proporciona notificaciones para los sectores congestionados a lo largo del plan de vuelo actual y la ruta propuesta, y también informa el recorrido de todo el área de actividad área, designada por las autoridades áreas.

Una segunda mejora desde FACET es que esta herramienta muestra trayectorias de vuelo entre los continentes (aunque las rutas se basan en los horarios de las líneas aéreas, no en los datos de radar en tiempo real).

La NASA desarrolla también un nuevo concepto para mejorar el tráfico aéreo global, denominado Airspace Technology Demonstration 3, que pretende reunir nuevos sistemas terrestres y de cabina de mando capaces de anticipar el mal tiempo y el tráfico aéreo congestionado y proponer el camino más eficiente para evitar retrasos, todo en tiempo real.

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