¡Socorro!
Gritar puede salvarnos la vida.
Los humanos compartimos con otras especies, como algunos primates y otros mamíferos, los gritos para llamar la atención cuando hay peligro o conflictos sociales.
También gritamos cuando estamos enojados para canalizar esa emoción.
"Probablemente los gritos son la única forma de expresar realmente estas intensas emociones de miedo, de ira y de agresión", le dice Sascha Frühholz, profesor de Psicología de la Universidad de Zúrich, en Suiza, a BBC Mundo.
"Y los gritos son muy específicos en términos de calidad acústica a diferencia de reír o llorar que son formas más estándar para los humanos de expresar emociones".
Pero una reciente investigación descubrió que gritamos en más ocasiones para expresar un número mayor de emociones.
¿Para qué más gritamos?
El profesor Frühholz que dirige el equipo de investigación de Neurociencia Cognitiva y Afectiva de la Universidad de Zúrich acaba de publicar un estudio en el que se identifican al menos seis tipos de emociones que expresamos a los gritos.
Y no todas son negativas.
Ellas son: dolor, ira, miedo, tristeza, alegría y placer.
"Los gritos de alegría son verdaderamente específicos de los humanos. Si sientes una alegría extrema cuando vas a ver un partido de fútbol y tu equipo favorito gana, gritas", ejemplifica Frühholz.
"La sexta emoción es el placer. Como seres humanos experimentamos placeres extremos" y podemos liberarlo en un grito, añade el especialista.
El equipo de investigadores llegó a esta clasificación luego de determinar las diferencias en los sonidos de los gritos que expresan esas emociones.
"Cada uno de estos seis gritos son acústicamente diferentes, ese es nuestro primer hallazgo importante", detalla.
En una segunda etapa del experimento pidieron a los participantes que escucharan diferentes gritos y que identificaran la emoción que había en ellos presionando uno de los seis botones en un tablero.
El resultado los sorprendió.
Cerebro positivo
Estudios pasados sobre los gritos en los seres humanos se han centrado en gran medida en las emociones de miedo o enojo, porque se creía que esa era su función básica.
Sin embargo, esta nueva investigación reveló que los participantes identificaron mejor los gritos de las emociones positivas que las negativas.
"Encontramos que las personas clasificaron mucho más fácil los gritos de alegría y placer", asegura Frühholz.
"El cerebro de los humanos es más sensible a los gritos positivos y a los de placer", subraya.
La razón detrás de esta inclinación hacia la identificación de las emociones positivas estaría en la propia evolución de los seres humanos.
"Creemos que esto podría ser específico de los seres humanos y su entorno ya que limitamos la mayor parte del peligro a nuestro alrededor, no tenemos animales salvajes corriendo o estamos siendo atacados por un león o un tigre".
Entonces como nuestro entorno es bastante seguro, especialmente en una civilización occidental, le damos menos prioridad a detectar el peligro mediante un grito, señala el especialista.
"Quizás es porque como humanos interactuamos mucho y en esta interacción las emociones positivas son mucho más importantes que las negativas", analiza Frühholz.
Estos gritos positivos de alegría se expresan en contextos en los que las personas disfrutan estar, entonces si ellas gritan de alegría es probable que se genere un efecto contagio.
"Los gritos positivos son mucho más importantes para los humanos porque crean vínculos sociales. Si escuchas a otra persona gritar de alegría, también puedes comenzar tú a gritar", detalla.
"Este no es el caso de los gritos negativos. Si otra persona está gritando de miedo, no desencadena el miedo en ti, en realidad quieres evitarlo", concluye Frühholz.
Así que la próxima vez que estés contento, no pierdas la oportunidad y ¡grítalo!