En mayo de 2018 se registró en las islas Campbell la ola más alta jamás documentada en el hemisferio Sur en la historia moderna.
Medía 23,8 metros. ¿Se imaginan una ola que midiese casi 70 veces más?
Hace 65 millones de años un asteroide de 14 kilómetros de diámetro impactó en la Tierra con unas consecuencias catastróficas.
El choque provocó un cráter de 180 km de diámetro, cuyo centro está en la actual península de Yucatán, en México.
Bautizado como asteroide de Chicxulub, el objeto podría haber formado parte de un asteroide mucho más grande que, tras una colisión en el espacio, se dividió en varios fragmentos.
Entre otras cosas, pudo haber sido el causante de la extinción de los dinosaurios, que hacía 135 millones de años que eran los vertebrados terrestres dominantes.
Ahora, un grupo de investigadores del Departamento de Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Michigan, en EE.UU., aseguran que el asteroide generó también un tsunami que causó una destrucción inimaginable.
Fuerza del agua
Según el equipo de científicos, el enorme impacto hizo que el asteroide se hundiese a 1.500 metros de profundidad en los diez minutos posteriores al choque.
Su velocidad era tal que todo el agua que arrastró se fue hasta el fondo del océano, de manera que el cráter en ese momento estaba vacío.
La fuerza del agua al regresar a la superficie provocó un tsunami nunca visto.
Se calcula que tuvo una potencia 29.000 veces superior al terremoto y posterior tsunami en el océano Índico que en 2004 acabó con la vida de más de 200.000 personas.
A través de una simulación, los científicos concluyeron que el impacto del asteroide de Chicxulub generó una ola de 1.600 metros de altura.
O, lo que es lo mismo, más de 4 veces la altura del Empire State Building de Nueva York.
En los primeros metros el tsunami llegó a alcanzar velocidades superiores a los 140 kilómetros por hora, según los científicos.
Esa ola inicial gigante generó centenares de réplicas más pequeñas que recorrieron buena parte del planeta a mucha velocidad.
En las primeras 24 horas, los efectos del impacto del tsunami se extendieron desde el Golfo de México hacia el Atlántico.
"El asteroide de Chicxulub provocó un enorme tsunami, como no se ha vuelto a ver en la historia moderna", aseguró Molly Range, la investigadora principal del proyecto, a Live Science.
Y añadió: "No fue hasta el inicio de este proyecto que me di cuenta de la escala real del tsunami".
Sin duda, un antes y un después para nuestro planeta.