Hoy en día, hacer un test de embarazo es simple: sólo hace falta orinar en un artilugio del tamaño de un cepillo de dientes y esperar unos minutos para saber el resultado.
Pero en los años 30 y hasta finales de los años 60 la mejor manera de realizar un test de embarazo era, sorprendentemente, con la ayuda de una especie de rana africana llamada Xenopus laevis.
Aunque suene a pseudociencia el test Hogben-patentado por el científico británico Lancelot Hogben-fue una práctica reconocida por los médicos y llevada a cabo en clínicas de todas partes del mundo.
En la década de 1940 había hasta cuatro centros especializados cubiertos por el Servicio Nacional de Salud en Reino Unido donde los médicos podían mandar muestras de orina.
La ex técnica de laboratorio Audrey Peattie explicó a BBC Ideas cómo era el proceso: "El hospital nos mandaba la muestra de orina de la mujer y la inyectábamos bajo la piel de una rana hembra. Los animales volvían a ser colocados en sus tanques y en la mañana verificábamos si había huevos en el agua".
Si la rana hembra había ovulado, eso significaba que la mujer que había suministrado la orina estaba embarazada y que la hormona del embarazo, la gonadotropina coriónica humana, había iniciado la ovulación en la rana.
¿Por qué ranas?
En 1938, el doctor Edward R. Elkan escribió en el British Medical Journal:
"De las 295 pruebas que he realizado hasta el momento y en las que se usaron 2.112 ranas, no he visto una sola prueba positiva que no indicara un embarazo".
Las ranas Xenopus eran el animal ideal para realizar la prueba, ya que como descubrió el científico Lancelot Hogben son muy sensibles a los cambios hormonales.
Específicamente, Hogben observó que inyectar una rana saludable con extractos de pituitaria de otra podía desencadenar la ovulación en cuestión de horas.
En 1937 Hogben y el genetista animal Francis Albert Eley Crew importaron 1.500 ranas Xenopus a Reino Unido desde Sudáfrica. Dos años después averiguaron cómo criarlas en los laboratorios y la prueba Hogben se volvió algo fácil de pedir para los médicos.
Aun así, estas pruebas no estaban disponibles para la mayor parte de mujeres.
El test estaba reservado para emergencias médicas, como distinguir entre el embarazo y el crecimiento de un tumor.
Maureen Symons recuerda haber obtenido los resultados de una prueba de embarazo a mediados de los años 60.
"En aquel entonces asumíamos que era así como funcionaba, que si alguien realizaba un test de embarazo tenía que ser con ranas", explicó a BBC Ideas.
"Recuerdo que los médicos me dijeron que había estado embarazada, ya que las ranas habían puesto huevos. La actitud de los médicos era muy distinta en aquel entonces. Ahora me doy cuenta de que yo fui una privilegiada por poder hacerme el test".
Un paso importante
El profesor de historia de la Ciencia Jesse Olszynko-Gryn, de la universidad de Strathclyde, afirma que las pruebas con ranas fueron muy importantes a la hora de normalizar la reproducción de las mujeres.
"El primer test de embarazo casero salió al mercado en 1971, pero realmente se vuelve popular sólo en la década de los 90, mucho más tarde de lo que la gente piensa".
"Si nos transportamos a los años 30 podemos ver que el embarazo era algo que apenas se mencionaba. ¡La palabra ni siquiera aparecía en los periódicos! Era demasiado biológico y se consideraba hasta grosero".
"Las pruebas con ranas ayudaron a crear esta nueva cultura en la que vivimos, en las que el embarazo es un proceso totalmente visible y normalizado".