Con banderas de Chile y el puño en alto, decenas de miles de personas entonaron el viernes pasado en Santiago la emblemática canción de protesta "El pueblo unido jamás será vencido".
La escena ocurrió en Plaza Italia, el principal lugar de reunión de las manifestaciones en este país sudamericano que hace dos meses ha sido protagonista de una intensa revuelta social que exige mayor "dignidad" y terminar con los "abusos" del sistema político y económico actual.
Para muchos chilenos, que esta melodía vuelva a resonar en las calles del país tiene un potente significado.
Inevitablemente trae recuerdos de la época del presidente Salvador Allende, quien fue derrocado en 1973 por un golpe militar. Fue justamente por esos días cuando nació esta simbólica canción que más tarde se convirtió en un emblema mundial de lucha y resistencia.
¿Cómo nació la canción?
Transcurría el año 1973 en Chile y la situación política estaba extremadamente polarizada. El gobierno de la Unidad Popular, liderada por Allende, vivía momentos difíciles e incluso se rumoreaba la posibilidad de una guerra civil.
Marchas, cacerolazos, paros y multitudinarias protestas eran la tónica de esos días.
Fue entonces cuando, en medio de la ebullición, el compositor y pianista chileno, Sergio Ortega, decidió crear una canción con el fin de participar de alguna u otra manera de lo que estaba sucediendo. Esto, con la colaboración del grupo musical folclórico Quilapayún, activo simpatizante y defensor de Allende.
El percusionista Carlos Quezada es uno de los históricos integrantes de la banda. Desde Francia -donde vive desde el 73, exiliado por el régimen militar de Augusto Pinochet- le cuenta a BBC Mundo parte de la historia detrás de "El pueblo unido jamás será vencido".
"La situación política chilena era grave. Ante esto, ¿qué podíamos hacer nosotros? Pensamos que responder a través de una canción que reflejara un espíritu mayoritario y pacífico era lo correcto", explica.
La primera vez que la cantaron -recuerda Quezada- fue solo tres meses antes del golpe y frente al palacio de gobierno de Chile -denominado La Moneda-, en el contexto de una marcha de mujeres "allendistas". Lo hicieron con el texto en la mano, pues no se sabían la letra de memoria.
Cuarenta y seis años después de aquel momento, Quezada no olvida la emoción que sintió:
"Fue muy emocionante. Nosotros nos defendíamos a través de canciones, era nuestra única posibilidad", dice.
"Sentíamos que teníamos la responsabilidad de generar conciencia en la gente, a través de la música, para evitar el infierno que de todas maneras llegó algunos meses después", agrega, en referencia al golpe de Estado del 11 de septiembre de ese año.
Además de "El pueblo unido jamás será vencido", Quilapayún creó otras diez canciones que tenían que ver con el momento político chileno. "Estábamos como en un juego de pin-pon, mientras se iba desarrollando el caos político en Chile, nosotros respondíamos con canciones", señala.
Exilio y repercusión internacional
Pero luego del golpe militar, todo cambió. Los miembros de Quilapayún tuvieron que vivir en el exilio durante los años que duró el régimen de Pinochet (17 años en total).
Las libertades en Chile se terminaron y, como era de esperar, la canción no volvió a resonar públicamente como antes. Esto no significó, sin embargo, que la melodía quedara enterrada con los recuerdos de la Unidad Popular.
La carrera musical de Quilapayún en el extranjero siguió con éxito y "El pueblo unido jamás será vencido" comenzó a contagiarse en varios países, especialmente en Francia, donde varios vivían en el exilio, y Alemania.
En varios de los conciertos que ofrecieron internacionalmente, el público les pedía terminar con esta canción. Así sucedió, por ejemplo, en Londres en septiembre de 1975, en medio de un tributo al cantautor chileno Víctor Jara.
"Siempre nos piden que terminemos con esta canción; llevo 50 años en la banda y creo que la he cantado más de mil veces", dice Quezada.
Así, poco a poco se fue convirtiendo en un himno de protesta mundial. Algo que no estaba para nada contemplado en los planes de Quilapayún.
"No la hicimos para que después se convirtiera en la canción emblema. La hicimos simplemente para que Chile no entrara en guerra civil porque hubiera sido un desastre", recuerda Quezada.
La canción sigue vigente hasta el día de hoy. De hecho, durante las recientes protestas de los "chalecos amarillos" en Francia, resonó en varias de las reuniones de los manifestantes. También ha pasado en otros lugares completamente alejados de Latinoamérica, como Irán.
En cuanto a Chile, volvió a escucharse una vez terminado el régimen de Pinochet.
Para el plebiscito, por ejemplo, Quilapayún participó en algunas de las campañas finales por el No, donde se tocó la melodía aunque no con la misma fuerza que antes.
Revolución y canciones
Salvador Allende decía que "no hay revolución sin canciones".
Carlos Quezada comparte esta afirmación. "Es una manera de reclamar más justicia. Ahora, en Italia, el movimiento de las sardinas se reúne y canta al unísono la canción 'Bella Ciao'. El pueblo siempre ha utilizado el canto para reivindicarse", apunta.
Algo de eso está ocurriendo hoy en Chile, no solo con el renacimiento de esta canción, sino también con la creación de "Un violador en tu camino", del colectivo Las Tesis.
"El arte y la cultura es lo que nos va a salvar finalmente. Y es así como siempre ha sido, cuando la gente se reúne para defenderse", opina Quezada.
El percusionista añade que para él es un "orgullo" que la melodía creada por Sergio Ortega se entone de nuevo.
"El pueblo unido está en el fundamento de este movimiento que se produjo en Chile. Me produce un placer enorme que se vuelva a cantar", dice.
"Hay muchas canciones que tú creas y que después se mueren solas. Hay otras que no sabes por qué se transforman en algo más de lo que tú pensaste. Y ese es el caso del pueblo unido", agrega.
¿Pero no es también triste que se cante ahora, después de tantos años? ¿No es un signo de que Chile está nuevamente sumido en una crisis social?
Quezada cree que no. "El pueblo, si está unido, por supuesto que es invencible. Y ese es el sentimiento que fue comprendido por mucha gente y es por eso que se la apropian", concluye.