Lo que le pasó a Daniel Picazo González el pasado viernes es un nuevo caso de un fenómeno que tristemente se repite en México una y otra vez.
El joven de 31 años fue retenido por la fuerza, golpeado y asesinado en una comunidad del estado de Puebla el pasado 9 de junio. La multitud lo acusó, sin ninguna prueba, de ser un secuestrador de niños después de que circulara por WhatsApp un rumor sin fundamento.
El abogado estaba de paso por la localidad indígena de Papatlazolco, mientras se dirigía a una casa de campo de su familia en la remota región de la Sierra Norte.
Tras ser golpeado brutalmente, le prendieron fuego cuando aún estaba con vida.
Como él, otros han sido víctimas de los linchamientos en ese y otros estados de México en un fenómeno que sigue un ciclo: causa impacto social, condenas de las autoridades, impunidad y olvido.
Pero ¿por qué ocurren linchamientos como el de Picazo González?
Elisa Godínez Pérez, doctora en ciencias antropológicas e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha estudiado este fenómeno en los últimos años.
En conversación con BBC Mundo, advierte que hay muchos prejuicios que hay que evitar para lograr entender por qué ocurren los linchamientos: "Estamos acostumbrados a decir que los linchamientos son de gente salvaje, pero esa no es la explicación".
Este es un resumen de la conversación que mantuvimos con Godínez.
¿Qué lleva a una persona sumarse a un linchamiento?
Yo soy muy cauta con la psicología social pero, según muchas interpretaciones, el individuo se desdibuja, se hace uno con la masa.
Desde mi perspectiva, hay que entender las causas estructurales e históricas; los hechos concretos que tienen que ver con el papel de la policía y las autoridades, las carencias sociales, etcétera. Eso es lo que para mí lo explica de manera más fehaciente.
Uno no se explica cómo es posible que uno se pueda convertir en algo así. Pero la personalidad del individuo se desdibuja ahí, y eso también ocurre en otros contextos más positivos, como cuando la gente grita en un concierto y hasta besan al que tienen al lado aunque no lo conozcan.
Yo creo que en el caso específico de los linchamientos, no es una decisión meditada, pensada. La gente no se da un tiempo para pensar si lo que está haciendo está bien o le conviene. Lo que no significa que sea irracional.
En el calor de las cosas, las emociones, la angustia, el miedo y el enojo nos hacen hacer cosas que uno no creería. Existen elementos que provocan que las emociones de este tipo se exacerben y hacen que muchos sientan que están en riesgo.
Pero cuando entrevisté a personas que estuvieron en lugares donde ocurrieron linchamientos, les da mucha vergüenza. En el fondo, creo yo, mucha de la gente que participa en ellos no hace ningún cálculo. Y cuando se dan cuenta de lo que ocurrió sí se impactan, sí se avergüenzan.
¿Por qué un rumor puede desencadenar este tipo de reacciones violentas?
El rumor por excelencia en los linchamientos es el de los robachicos [secuestro de menores].
Uno diría 'Por Dios, cómo es que la gente se cree esto'. Pero pensémoslo bien y entendamos cuál es la condición de la niñez en un país como México. Son gravísimos los riesgos que están sufriendo los niños.
Hay niñas que son víctimas de feminicidios desde muy pequeñas, o niños que están a merced del narco desde chiquitos. O que están en una situación de cuidados muy precarios. O carentes en la cuestión económica.
Y los niños son para las familias una de sus cosas más preciadas. Uno hace lo que sea por su por sus niños, porque sabes el grado de peligro que hay afuera para ellos.
Si lanzan un mensaje por WhatsApp y te dicen 'aquí estamos viendo el robo de un niño', no es un rumor cualquiera. Es un rumor que apela a las cosas más queridas, más importantes.
Los celulares aceleran el ritmo de esparcimiento del rumor de forma impresionante.
Cuando ocurren linchamientos, se tiende a afirmar que ocurren en comunidades con falta de educación y de valores, ¿es esa una explicación al hecho de que una persona o grupo de gente se sume a un linchamiento?
Estamos acostumbrados a decir que los linchamientos son de gente salvaje, pero esa no es la explicación.
Las sociedades no son violentas por una cuestión que sea inherente a su cultura, eso no existe. La violencia existe en todas las culturas. ¿Cuáles son más bien las condiciones que hacen que la violencia se modere o disminuya?
Existen autoridades y un sistema de justicia. Si no funcionan esas instituciones habría que preguntarse por qué. Y no hay que repetir el prejuicio de que los linchamientos ocurren porque son atrasados, porque son irracionales y salvajes por naturaleza.
Tanto en India, como en México, como en muchos lugares de América Latina, ocurren. Los linchamientos en Estados Unidos hasta hace medio siglo eran un acto no solo de violencia, sino de profunda discriminación racial, frontal y brutal.
Se genera una estigmatización muy fuerte de las comunidades en general, pero sobre todo en las comunidades indígenas, lo que no contribuye en absoluto a explicar el fenómeno.
Lo mismo se podría decir de la gente que se involucra en el crimen organizado: es gente que no tiene educación, que se deshumaniza y, por lo tanto, son malos, naturalmente violentos. Y no, lógicamente no es así.
La gente en general no recurre a la violencia -hay muchas formas de violencia, por supuesto, y cada caso merecen una explicación- pero en los linchamientos hay racionalidad en el sentido de que tienen una explicación.
La gente que participa en ellos tiene razones. Que yo no esté de acuerdo con sus razones es otra historia. Que sean incorrectas es otra historia. Pero tienen sus razones y eso no es una justificación de los linchamientos, pero hay que conocerlas.
No es solo una falta de educación o no es solo una falta de valores.
No ayuda a estigmatizar a la gente y decir que esto sucede por falta de valores, falta de educación, falta de todo. Porque entonces estás omitiendo todo lo que hablábamos, los agravios que sufren estas comunidades.
¿Pero por qué en otros lugares donde tienen carencias y problemas sociales similares no se dan los linchamientos?
Las primeras cosas que te dicen en estas comunidades es que están hartos de que suelten a los delincuentes.
Podemos entrar a la discusión acerca de si eso es debido al diseño del sistema judicial, de las leyes en México, que requieren de denuncias para actuar. Pero para la gente, su vivencia cotidiana es que hay impunidad.
La policía no llega, a los malandros los sueltan cuando los agarran, no vemos que ocurra nada. Esa es la experiencia real de la gente allá.
Si en mi edificio, en la ciudad, tuviéramos relaciones más estrechas quizás reaccionaríamos al rumor del robo de niños cerrando la calle, poniendo alarmas, viendo a la gente como sospechosa.
Pero otro elemento a notar es que aquí donde vivo llamaría al 911 y llegaría la policía. Eso ya es una gran diferencia.
En esos lugares las policías son muy pequeñas, probablemente mal equipadas, a veces penetradas por el crimen organizado. ¿Qué tan capacitada está esa policía para poder contener un linchamiento?
Son prevenibles, en el sentido amplio con atención a las necesidades sociales, pero también en el momento, cuando las autoridades de todo tipo deben negociar.
Las comunidades en donde ocurren estas cosas -eso yo lo vi al analizar los casos- muchas veces dan un margen para que se negocie. Siempre hay margen de que las autoridades intervengan para negociar.
La policía deja que las cosas pasen y no intervienen hasta el final, cuando la situación ya creció hasta un nivel incontrolable.
¿Está México viviendo un aumento alarmante de los casos de linchamientos?
Efectivamente, existe una percepción de que los linchamientos han ido en aumento en años recientes en México. Pero no existen registros oficiales y falta un mayor cruce y análisis de los diferentes recuentos que existen para determinar si realmente ha habido una mayor o menor incidencia de linchamientos en México.
En mi investigación encontré que los linchamientos suceden en oleadas y no de forma exponencial, y eso se debe tomar en cuenta.
Creo que en México, en años recientes, parece existir una tendencia al alza. Y eso también obedece al hecho de que actualmente existe una manera más rápida de que se reporten estos hechos, con internet y las redes sociales.
Ahora se conoce de modo más rápido cuando está sucediendo un hecho de estos y por lo tanto pareciera que ocurren más.
Eso no significa que haya que minimizarlo. Es un problema que México tiene, desafortunadamente, y se ha normalizado, lo cual es grave. Pero también creo que es porque estamos en un país metido en una crisis de violencia y de justicia de manera muy notoria en los últimos 10 o 15 años.
¿Hay algo que pase en México para que haga sus casos diferentes a los de otros países, por ejemplo, de América Latina?
Uno tiende a creer que esta incidencia es propia de nuestros países, pero lo cierto es que los linchamientos y otras formas parecidas de violencia colectiva son comunes en otras partes del mundo, como en India, donde son tristemente frecuentes.
Guatemala ha tenido un alto número de linchamientos. Surgen en un momento posterior a un conflicto armado en el que especialmente los pueblos indígenas fueron víctimas vulneradas por la violencia.
Bolivia también tiene un índice importante de este tipo de hechos, en los que los protagonistas son también comunidades indígenas y llegó a haber hace algunos años una consideración legal en la que se reconocía la justicia comunitaria. Se llegó a aceptar, a mi juicio, de manera no correcta, a los linchamientos como una forma de justicia comunitaria.
Es muy común que en México y en otros países se repita la idea de que los linchamientos son usos y costumbres de los pueblos indígenas. Pero yo diría categóricamente que no es verdad.
No es algo que esté aceptado, normalizado y considerado como parte de sus sistemas normativos o de procuración de justicia. Sí tienen formas de resolver conflictos y un sentido de justicia más punitiva que restaurativa, pero no incluyen el linchamiento como una forma aceptada. Hay que dejar de repetir que es parte de sus usos y costumbres.
¿Por qué tienen una mayor incidencia en las comunidades indígenas?
No hay que confundir la acción colectiva comunitaria que tienen los pueblos indígenas para deliberar, discutir sus problemas u organizarse en un montón de aspectos de la vida cotidiana, con que eso los haga proclives a linchar.
Lo que pasa es que tienen una forma mucho más comunitaria de enterarse, de resolver y de actuar.
Por eso en muchos pueblos indígenas, la presencia de un rumor se propaga de manera muy rápida y genera una respuesta de convocatoria muy rápida. Eso no va a ocurrir en el barrio de Ciudad de México donde vivo, eso no pasa.
Por más de que yo alertara a mis vecinos, no pasaría nada porque mi vecino de enfrente y yo no nos conocemos ni nos saludamos. Y allá la gente se conoce. Allá la gente sabe quién es quién. Son lugares pequeños, son lugares donde la gente tiene relaciones cotidianas permanentes.
Un retoque de campanas en los pueblos les dice que algo está pasando y se reúnen.
Pero hay que observar que son poblaciones que han sufrido una serie de condiciones adversas, de despojo, de privación. Y sobre todo, la llegada paulatina de todo tipo de crimen organizado.
Antes no es que estuvieran ensimismados, como a veces se cree, sino que tenían distancia con ello.
Ahora están a merced del desmoronamiento de sus prácticas, que les permitían estar en relativa calma. Factores más recientes y otros históricos se combinan para provocar cambios muy profundos que no necesariamente se ven, pero a veces salen por la vía de fenómenos como estos.
Y casi siempre los linchamientos quedan impunes...
Las autoridades no son cuestionadas. De lo que se trata es de salvar vidas y varios casos la vida de inocentes.
En la medida en que hay impunidad, se deja abierta la puerta a que esto siga ocurriendo.