"Es triste pensar que soy de la generación que comparte el océano con esta contaminación".
La bióloga hondureña Laura Leiva acaba de completar una travesía para estudiar la mayor acumulación de plástico marino del mundo, la llamada "isla de basura" o "continente de plástico" en el Pacífico.
En la expedición internacional, EXXpedition North Pacific, participaron exclusivamente mujeres que viajaron en un buque de investigación desde Hawái a Vancouver y luego a Seattle.
"Una cosa es leer sobre el problema y ver las fotos de la cantidad de plástico en destinos populares de playas alrededor del mundo", le dijo Leiva a BBC Mundo.
"Otra cosa es estar en un velero en medio de la tiniebla y al despejarse llegar a una isla inhabitada llena de botellas de plástico. Botellas que han viajado desde diferentes continentes como si fueran peces en el océano".
"Impotencia ante los microplásticos"
La isla de basura en el Pacífico es tres veces más grande que el territorio de Francia.
El continente de plástico es denominado oficialmente giro del Pacífico norte, debido a que los vientos y corrientes oceánicas hacen girar los deshechos de plástico de la misma forma en que el agua forma un remolino en un desagüe.
La expedición de mujeres fue concebida por Emily Penn, una navegante británica convencida de que el plástico tiene un impacto tóxico en la salud, especialmente de las mujeres.
"En el fondo me uní a este viaje esperando que no todo fuera a estar tan mal como había leído, con islas de plástico flotando con sandalias, cepillos de dientes, sillas y una lista de objetos variados, pero eso fue exactamente lo que se encontró en EXXpedition", relató Leiva, quien está haciendo actualmente su doctorado en el Instituto Alfred Wegener en Heligoland, Alemania.
Las navegantes constataron incluso a más de 1.200km de la costa una corriente constante de objetos como botellas o asientos de wáter de plástico.
Pero una de las observaciones más alarmantes fue la constante presencia de microplásticos, trozos menores de 5mm.
"La verdad es que los pedazos grandes no son los que me hicieron sentir impotencia, sino la cantidad de microplásticos que atrapamos con una especie de colador que dejamos flotar al lado del barco por 30 minutos", señaló la bióloga hondureña a BBC Mundo.
"Esto lo hacíamos todos los días y cada vez encontrábamos un mínimo de 10 pequeños pedazos de plástico. Ya es parte del agua del mar y apenas empezamos a ver y entender los efectos que tiene en la vida marina".
Uno de los análisis a bordo concluyó que en el kilómetro cuadrado de donde se obtuvo una muestra había más de 500.000 microplásticos.
"Me tomó por sorpresa"
La expedición logró colocar en la isla de basura el primero de una serie de monitores de geolocalización (GPS) para un proyecto de la Universidad de Hawái y la NASA.
El GPS registrará en todo momento la ubicación exacta del plástico para estudiar su circulación y concentración.
Uno de los sitios que más impactó a Leiva durante la travesía fue la visita a Benson Island, parte de las Broken Islands, una serie de islas remotas e inhabitadas en la costa de Columbia Británica, en Canadá.
"Llegar al lugar no es fácil, se necesita de un barco, tiempo y destreza. La idea de que un lugar tan lejano, lleno de naturaleza salvaje, estaba infestado de basura me tomó por sorpresa".
"Y me hizo reflexionar en el trabajo que cuesta limpiar lugares como ese, la logística, el esfuerzo y luego el transporte de la basura para luego reciclarla o tirarla en vertederos".
"Me parece importante que las personas sepan que nuestros océanos lamentablemente están contaminados. No creo que a las personas no les importe, simplemente la mayoría no sabe el estado de nuestras costas y océanos", señaló Leiva.
"Pasamos estos químicos en la lactancia"
Entre las 24 mujeres que participaron en EXXpedition North Pacific había no sólo científicas, sino fotógrafas, productoras de cine y emprendedoras.
Muchas de ellas esperan ahora difundir el mensaje de la urgencia de hallar soluciones a la crisis del plástico en los océanos.
"Más que la angustia que me dio ver las pequeñas partículas flotando en el Océano Pacífico luego de muestrear, el deseo de solucionar este problema es más grande", afirmó Leiva.
"En ese momento me di cuenta de que el reto empezaba después de EXXpedition, ¿de qué manera voy a actuar?", planteó.
"Espero inspirar a más mujeres, especialmente jóvenes latinoamericanas, a educarse y a luchar por nuestros océanos y su futuro", señaló la bióloga hondureña, quien dará charlas como parte de su trabajo de divulgación.
Leiva cree que es fundamental que las mujeres se interesen por la crisis de la basura plástica en los océanos.
"Cada vez se descubren más estudios que constatan que los químicos tóxicos que flotan en nuestros océanos (por ejemplo PCB), al ser ingeridos, pueden interferir con la producción de hormonas y así con nuestra fertilidad".
"Y al tener hijos podemos pasar estos químicos tóxicos a la siguiente generación mediante la lactancia".
Le bióloga asegura que se necesita la ayuda de "todos y todas, ya que hay mucho trabajo por delante, pero los consumidores dictan los productos que se venden".
"Actualmente se calcula que 500 trillones de pedazos de plástico flotan en nuestros océanos y aún así cada minuto alrededor del mundo se venden casi un millón de bebidas embotelladas.
"Botellas que la mayoría del tiempo se usan una sola vez, pero pueden terminar flotando el océano por cientos de años.
Leiva urge a todos a que al comprar un producto "piensen si en realidad necesitan ese producto, de qué está hecho y su es posible reusarlo".
"Éste es un problema que nos afecta a todos. El océano es fuente de alimento, oxígeno y transporte y además controla nuestro clima", subraya.
"Si no lo cuidamos, nos estamos destruyendo".