Lo que muestra la foto de arriba es una pareja de sapos en plena cópula.

Por encima de la hembra está el macho, que con su cuerpo más pequeño se aferra a la hembra en un abrazo conocido con el nombre de amplexo.

Lo llamativo en esta caso no es la diferencia de tamaño entre ambos -algo común en estos anfibios- sino el hecho de que pertenecen a especies diferentes.

La hembra es un ejemplar de sapo europeo (Bufo bufo), una especie que puede encontrarse en casi toda Europa, mientras que el macho es un sapo balear (Bufotes balearicus) presente únicamente en el sur Italia, Córcega y las Islas Baleares.

La pareja, dicen investigadores del departamento de Ecología de la Universidad de Tuscia, en Italia, es otro ejemplo de cómo dos especies separadas por la genética están volviendo a reproducirse como consecuencia del cambio climático.

Y, si tomamos en cuenta las proyecciones climáticas, añaden, estos eventos serán más frecuentes en el futuro cercano.

Más calentamiento, más hibridación

El calentamiento global -en éste pero también en numerosos casos- ha provocado que una de las especies haya retrasado su ciclo reproductivo hasta coincidir con el de la otra, a la vez que la otra especie ha comenzado a colonizar una espacio geográfico que antes le era ajeno.

La hibridación "es muy común en especies de plantas y animales que están estrechamente relacionadas. Para darnos unos idea, cerca del 25% de las plantas y el 10% de los animales sufren un proceso de hibridación", le dice a BBC Mundo Daniele Canestrelli, autor principal de la investigación.


Otros casos

  • Grolar: un híbrido creado por la cruza entre oso pardo y oso polar
  • Coywolf: nombre en inglés con el que se conoce al resultado de la cruza entre coyotes y lobos
  • Hibridación entre foca anillada y foca manchada
  • Narluga: híbrido entre el narval (un cetáceo odontoceto) y beluga (otro cetáceo que habita el Ártico)

Sin embargo, lo extraño en este caso, es que las dos especies están separadas por 30 millones de años de evolución.

Y una diferencia importante, explica Canestrelli, "es el resultado de estos eventos de hibridación".

"Las especies más relacionadas entre sí intercambian generalmente parte de su genoma como consecuencia de la hibridación. Es decir, los híbridos son parcialmente viables y fértiles, mientras que las especies más distantes suelen no concluir con un intercambio genético".

Esto último fue precisamente lo que sucedió con estos dos sapos: los renacuajos presentaron malformaciones y ninguno llegó a completar el ciclo de su metamorfosis.

Ventajas y desventajas

Si bien en el caso de los sapos -y en otros como la hibridación entre osos pardos y polares propiciada por el retroceso de los hielos en el Ártico- el cambio climático juega un rol importante, hay otros factores que intervienen "como por ejemplo las alteraciones del hábitat provocadas por el hombre o la introducción de especies en otros ambientes", señalan los investigadores.

Entre los muchos riesgos que trae la hibridación, y esto se limita a los eventos generados por la actividad humana, están "la fusión de especies (como en el caso de algunos peces africanos) o el reemplazo de una especie por otra (como se ve en muchos casos de especies invasoras)", dice Canestrelli.

No obstante, destaca, "cuando este proceso ocurre de forma natural, puede acarrear una serie de beneficios".

Por ejemplo, gran parte de la genética que nos permitió colonizar medioambientes en latitudes más elevadas, explica el científico, los humanos modernos la obtuvieron por un proceso de hibridación con los neandertales, nuestros extintos parientes cercanos.

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