A mis 39 años acabo de descubrir que no puedo ver como el resto de la gente y que si hubiera tenido vocación de ser piloto de avión o helicóptero no habría podido cumplir con el requisito de tener una buena binocularidad, la capacidad de ver bien en 3 dimensiones.

Se trata de una anomalía más común de lo que parece: varios estudios estiman que alrededor de un 15% de la población tiene algún tipo de problema para ver bien en 3D, es decir para percibir la profundidad de lo que observamos.

Lo curioso es que algunas personas no saben que tienen esta disfunción visual porque, obviamente, nunca vieron de otra manera. Sería algo parecido a ser daltónico y no saberlo.

Qué me hizo sospechar

Sin síntomas, solo empecé a tener sospechas a raíz de dos conversaciones casuales.

La primera fue durante una clase de tenis. Por más que lo intentaba siempre calculaba mal la distancia a la pelota: o me acercaba demasiado o me quedaba corta. El profesor me dio una palmadita en la espalda y me dijo algo así como "no te preocupes, algunas personas nunca logran resolverlo".

Otro día, mientras íbamos en el coche le comenté a mi hermano, que iba al volante, que el paisaje con el mar de fondo que se abría ante nosotros me desconcertaba un poco: me daba la impresión de que el mar estaba más alto y que nos íbamos a adentrar en el agua.

"Qué raro", me dijo. "Es como si lo vieras en 2 dimensiones, como pintado".

Y así fue como empecé a buscar información en internet.

Vemos con el cerebro

Para poder ver en 3D el cerebro debe recibir las dos imágenes ligeramente distintas del mundo registradas por cada ojo y recomponerlas en una imagen tridimensional. A este fenómeno se le llama estereopsis.

Pero hay quien nunca desarrolla esta capacidad en la infancia, debido por ejemplo a un ojo torcido (estrabismo) o a un ojo vago (ambliopía).

Y hay quien sí la desarrolla pero la pierde en la edad adulta, debido a un accidente o a una enfermedad. Este segundo grupo de personas sí suele tener síntomas de que algo no va bien, como dolores de cabeza o visión doble.

Ese fue el caso de Tristan Hahne, de 34 años, quien hace unos meses perdió la binocularidad a consecuencia de una diabetes de tipo 1 que le dejó la visión de un ojo totalmente borrosa.

Ahora al servir agua en un vaso si no apoya la botella contra el cristal la vierte fuera. Pero es solo algo temporal: Tristan espera recuperar su visión normal en unas semanas, en cuanto le hagan una operación.

Pero el primer grupo de pacientes que carece de estereovisión desde la infancia, entre los que yo me encuentro, pueden no descubrir nunca que no ven exactamente como deberían.

Nuestro cerebro, en mi caso a raíz de un estrabismo, se habituó a calcular la profundidad del mundo que nos rodea utilizando trucos alternativos, pero no es capaz e usar los dos ojos "en equipo".

"Veo con frecuencia a gente que tiene problemas con su visión en 3D o que es totalmente estereociega", le dijo a BBC Mundo la doctora Miriam Conway, optometrista y profesora universitaria de la City University London.

Esta anomalía en general "afecta a la mayoría de las actividades cotidianas de las personas, pero de una manera muy leve", me explicó la doctora.

Y cuando los adultos se hacen revisiones estándar de la vista, muchos profesionales no comprueban el estado de la visión en 3D, porque no la consideran esencial ni la pueden corregir con lentes.

Pequeños problemas cotidianos

Jugar al ping pong, servir vino en una copa o conducir puede ser un poco más difícil para las personas que no tienen binocularidad.

También pueden ser un poco más torpes en la vida diaria, dicen los optometristas, aunque todo depende del grado.

En mi caso, además de mis dificultades para el tenis, nunca pude mirar bien por unos prismáticos o un microscopio, nunca me impresionó el cine en 3D y jamás logré ver esas imágenes "escondidas" de los estereogramas en los libros de "ojo mágico" que tanto se popularizaron en los años 80 y 90.

"Ha habido muchos experimentos con actividades como leer, alcanzar y agarrar objetos, enhebrar bolas en una cuerda, conducir, caminar evitando obstáculos, etc. y la gente que es estereociega tiene una habilidad ligeramente disminuida para hacer todas estas actividades", explica la doctora Conway.

"Cualquier deporte con pelota va a ser un poco más difícil para ellos", explica.

Sin embargo, sí pueden detectar el volumen de los objetos de otro modo, puntualiza Laura Alonso, optometrista del Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona, "utilizando otro tipo de información, como la que se usa en arquitectura o en pintura: reglas de perspectiva, el tamaño conocido de los objetos, la iluminación y las sombras, etc".

Limitaciones profesionales

Las dificultades para esa agudeza visual cotidiana son más evidentes, y relevantes, cuando hay que hacer cálculos de distancia en movimiento.

Por eso hay ciertas profesiones para las que es un requisito legal tener una buena binocularidad, una capacidad que los optometristas deben confirmar mediante tests específicos de estereopsis.

"Casi todas las relacionadas con la conducción profesional", apunta Alonso. Entre otras, para conducir autobuses, trenes, grúas o camiones y para ser piloto de aviación o de navegación.

En otras profesiones puede no haber un requerimiento legal de buena visión en 3D, pero si las personas son estereociegas, pueden encontrar dificultades añadidas al llevar a cabo ciertas tareas muy intricadas.

¿Cómo puedes saber si tienes una buena estereovisión?

Ahora que cada vez hay más tecnología en 3D es más fácil detectar anomalías, comenta Alonso.

Estas son algunas de las dificultades diarias que te pueden hacer sospechar que algo no está bien:

  • No aprecias diferencia alguna, te mareas o ves borroso cuando ves una película en 3D
  • Tienes dificultades de coordinación para practicar deportes de pelota
  • Empiezas a tener visión doble
  • No puedes leer bien porque te fatigas
  • Empiezas a ver los textos borrosos
  • Te dan dolores de cabeza
  • Empiezas a tener tortícolis (esto se debe a una compensación postural para evitar la visión doble)

Si tienes curiosidad por saber cómo es tu visión en 3D te invitamos a hacer el test que aparece en este video: es una prueba clínica llamada Lang 2 pens que vale para detectar los casos más burdos de falta de binocularidad.

(Esta prueba sencilla te puede dar una idea de cómo es tu visión tridimensional, pero no es un diagnóstico: si sospechas que tienes algún problema debes consultarlo con un especialista).

¿Se puede recuperar la visión en 3D?

Los expertos coinciden en que depende mucho de cuándo se perdió la binocularidad.

Aunque hay cierta controversia al respecto, los expertos suelen considerar que si una persona no desarrolla estereovisión durante el llamado "período crítico" de desarrollo visual, en los primeros años de vida, pasados aproximadamente los ocho años ya no puede hacerlo.

"Pero si pierdes la binocularidad cuando eres mucho mayor, un adulto, entonces los "caminos" neuronales en el cerebro están correctamente establecidos y potencialmente sí se podría recuperar", explica la doctora Conway.

Sin embargo, en años recientes ha habido estudios científicos que aseguran que la plasticidad del cerebro y su capacidad para "cambiar" es mucho mayor de lo que se pensaba, incluso en la edad adulta.

La neurocientífica estadounidense Susan Barry asegura en su libro "Fixing my Gaze" que logró a los 50 años algo que ella misma había considerado imposible.

Después de un entrenamiento intensivo con ejercicios de terapia visual Barry, que tuvo un ojo torcido desde la infancia y se consideraba estereociega, asegura que consiguió recuperar la binocularidad.

Para algunos oftalmólogos ver en 3D no es algo esencial, pero Barry dice que le cambió la vida.

Aunque muchos especialistas ven su caso con cierto escepticismo, su testimonio es una fuente de inspiración para estereociegos como yo.Claro que mi optometrista truncó toda esperanza: "no creo que haya ningún ejercicio optométrico que pueda ayudar a mejorar el control de los ojos de la paciente", escribió en mi informe de evaluación.

Así que el mundo seguirá siendo para mi un poco más plano.

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