Por primera vez desde 1989, la ceremonia de entrega de los Premios Óscar se llevará a cabo sin un presentador.
Pero hay quizás una razón que explica que haya pasado tanto tiempo para que una situación así se repitiera: esa edición es considerada la peor en la historia de los premios de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas.
Fue necesario que pasara mucho tiempo para que la grabación de ese programa volviera a verse.
Los recuerdos de lo terrible que fue quedaron envueltos en una suerte de niebla, mientras que los fanáticos más jóvenes solo habían escuchado historias espantosas de lo que pasó.
El mito era tal, que cuando apareció en YouTube, el video tuvo un millón de vistas en un día.
No podemos mostrar el material aquí, así que permítannos mostrarles lo que pasó utilizando las palabras y los detalles de los peores momentos.
Blanca Nieves y las estrellas humanas bailarinas
0:01 Army Archerd, un columnista de la revista Variety, se para en la entrada del teatro en el que llevaba a cabo la ceremonia y presenta a "una de las grandes leyendas de Hollywood".
Resulta ser Blanca Nieves, interpretada por la actriz Eileen Bowman, quien entonces tenía 22 años. Estaba vestida exactamente como el personaje de la película que Disney estrenó en 1937.
Explica, con un tono agudo, casi ultrasónica, que llegó un poco tarde y que quiere saber cómo acceder al teatro, cuya entrada está frente a ella.
Archerd le dice que siga a las "estrellas de Hollywood". Éstas terminan siendo no artistas reconocidos, sino gente vestida con mallas que tiene estrellas inmensas y brillantes en su torso.
0:28 Más de estas "estrellas" aguardan en el escenario. Hacen una reverencia ante la audiencia y reciben unos tímidos aplausos.
Con un chillido que se asemeja al canto de una ballena, Blanca Nieves entra desde la parte trasera. Baja por una pendiente para llegar al frente, caminando por un pasillo flanqueado por actores, directores y productores.
En la primera toma se ven rostros consternados. Blanca Nieves trata de saludar a algunos, pero ellos tratan de distanciarse de ella, tanto como es posible. A excepción de Robin Williams.
0:58 Blanca Nieves llega al escenario y se para justo enfrente de Michelle Pfeiffer y empieza a cantar. Trata de agarrarle la mano, pero Pfeiffer se aleja. Su reacción indica la atmósfera que hay en el teatro, aunque apenas ha transcurrido un minuto.
La actriz Lorna Luft, quien rechazó interpretar a Blanca Nieves, dijo después que al ver la expresión de Pfeiffer: "Si no te alejas ya, te mato", fue el momento en el que supo que había tomado la decisión acertada.
1:25 La canción continúa y Blanca Nieves trata de interactuar con Tom Hanks, Sigourney Weaver, Dustin Hoffman y Glenn Close. Todos tienen una sonrisa que parece congelada.
Cocos gigantes
2:10 Blanca Nieves se va detrás del escenario, y cuando las cortinas se levantan, se ven varias palmeras. Se escucha salsa y todos empiezan a bailar.
2:57 Merv Griffin, el hombre que inventó los concursos Jeopardy! y la rueda de la fortuna empieza a cantar "I´ve Got a Lovely Bunch of Coconuts" (Tengo un encantador grupo de cocos) con un acento que suena artificial.
En las mesas que están sobre el escenario, hay un grupo de artistas veteranos. Algunos apenas y pueden mantenerse en pie. Hay un par que pareciera no tener idea de por qué están ahí.
Mesoneros bailarines vestidos con lentejuelas se los van llevando, uno a uno. Pasó de verdad, no estoy inventándolo.
4:57 Griffin le presenta a Blanca Nieves su "cita a ciegas", Rob Lowe. El actor parece saber que los próximos minutos van a perjudicar su carrera. Camina hacia ella con el entusiasmo de un hombre que se dirige a la silla eléctrica.
5:21 Los artistas interpretan una versión de la canción "Proud Mary". Lowe canta fuera de tono y nunca se recupera. "Que la cámara siga filmando", cantan.
El resto espera que se callen. Para siempre.
6:58 Tres mujeres que tienen cocos enormes en la cabeza aparecen. Una, que tiene talento como cantante, toma la posta de Blanca Nieves.
En el fondo, las mesas empiezan a bailar, las sillas también. Eran personas disfrazadas que ahora tienen la lámpara que estaba en la mesa encima de la cabeza.
Celebridades sorprendidas
7:37 La rutina finaliza. La cámara enfoca a la audiencia. Quizás fue mala suerte que justo se tropezara con la cara del actor Robert Downey Jr. y con los tres aplausos sarcásticos que da.
8:11 La escena de fondo se levanta y Blanca Nieves y Lowe aparecen en la recreación de una caseta de venta de entradas. La intérprete sigue cantando. Lowe se acerca para darle un beso en la mano, haciendo una mueca justo antes de hacerlo.
El par retira el telón de fondo, aparecen entonces acomodadores con un atuendo rojo que inician una coreografía en la que levantan la pierna al tiempo que cantan una canción acerca de la maravillosa magia del cine.
9:45 Otro telón de fondo revela la siguiente parte: Blanca Nieves está de vuelta. Su falda se convirtió en una suerte de aparato con un ancho de 10 metros cubierto con plumas de pavo real dorado.
Además tiene una caseta de venta de entradas en la cabeza. ¡Viva Hollywood!
10:12 En el escenario aparecen unos escalones que tapan a Blanca Nieves. Su odisea termina. Lily Tomlin sale de la caseta de entradas y empieza a bajar los escalones.
Pierde un zapato en el camino. "Les dije que estaría encantada de participar en los Óscars si realizaban un espectáculo al inicio", dice. Hay una risa tímida.
En el fondo, Lowe gatea en los escalones para devolverle el zapato a Tomlin, pero le cae a la orquesta. El actor huye del escenario.
"Más de 1.000 millones de personas acaban de ver lo que pasó. Y en este preciso instante tratan de entenderlo", dice Tomlin con un tono de voz sombrío.
11:20 "Bienvenidos al zapato - show", añade. Afirma que, insólitamente, el sketch del zapato no fue solo planificado, sino que se realizó en torno a su juego de palabras.
Los 11 minutos más largos en la historia del cine, se habían acabado.
¿Qué pasó después?
En la ceremonia hubo otra rutina que no salió bien. Los actores Bob Hope y Lucile Ball presentaron un segmento de canto y baile que duró 10 minutos.
En el mismo, jóvenes artistas imitaban a Michael Jackson, hacían una rutina de peleas con espadas y bailaban tap con unos pantalones similares a los que usaba el cantante MC Hammer y que les llegaban casi al cuello.
Fue largo y terrible. Pero, de cierta forma, ya no importaba. En ese momento, ya todos habían emitido su veredicto con respecto al espectáculo.
"La edición 61 de los Premios de la Academia se inició dando la impresión de que la 62 no se realizaría", escribió Janet Maslin en el periódico estadounidense The New York Times.
"El sketch de apertura de la velada, que merece un lugar permanente en los anales de los momentos más vergonzosos de los Oscar, fue así de malo. Blanca Nieves fue interpretada como una tonta tímida. Y Rob Lowe debería confinar todas sus futuras actividades musicales a la bañera".
La mañana siguiente, cuando el productor del espectáculo suele recibir llamadas de felicitaciones, el teléfono no sonó en la casa de Allan Carr, quien estuvo a cargo de la ceremonia.
Números
Lo que llegó, sin embargo, fueron un par de comunicaciones críticas.
La primera fue una carta de la Compañía Walt Disney. Era una demanda en contra de la Academia por usar el personaje de Blanca Nieves sin autorización solicitando un monto que no se especificó por daños y perjuicios.
La acusación era por "violación de derechos de autor, competencia desleal y daños a la reputación del negocio".
La otra carta fue la enviada por 17 artistas de Hollywood, incluyendo a Julie Andrews, Paul Newman, Billy Wilder, Sidney Lumet y el expresidente de la Academia Gregory Peck.
Se referían a lo ocurrido como una "vergüenza tanto para la Academia como para la industria cinematográfica".
Y añadían: "Es inadecuado e inaceptable que el reconocimiento a lo mejor de la industria se dé a conocer de una manera tan degradante".
Pese a todo, los números de la noche habían sido un éxito. Carr logró revertir la caída en la audiencia: casi 43 millones de personas vieron la ceremonia en Estados Unidos.
Y para poner esa cifra en contexto, sirva como referencia que en 2018 fueron 33 millones los espectadores.
Puntos a favor
Carr hizo una serie de cambios que se mantienen en la actualidad. Uno de ellos fue la manera de presentar al triunfador de una categoría. La frase "Y el ganador es?" fue reemplazada por "El Oscar es para?" porque sonaba menos exclusivista.
Además, acordó la realización de promociones con empresas grandes y conocidas.
Carr también fue el primero en descubrir el potencial de cubrir la alfombra roja y la llegada de los artistas a la ceremonia. Esta parte ahora tiene su propio espacio.
Bruce Vilanch, quien fue contratado por Carr, fue el guionista principal por dos décadas más.
Y sus errores funcionaron perfectamente con un tal Billy Crystal, a quien Carr había escogido para que realizara un monólogo en la ceremonia de 1989, que funcionó tan bien, que a Crystal se le pidió que fuera el presentador del show de 1990.
¿Su primera frase?: "¿Esos (aplausos) son para mí? ¿O son solo de felicidad porque yo no soy Blanca Nieves?