Cuando se habla del fundador de Microsoft, todo el mundo piensa en Bill Gates.

Pero existe otro personaje que fue clave en la creación del gigante tecnológico y que, pese a su similitud con Gates, ha pasado desapercibido para la mayor parte del público: Paul Allen.

Ambos amasaron una fortuna con la invención de este sistema operativo y se han convertido en importantes filántropos.

Dedican grandes cantidades de dinero a causas como la investigación de curas para enfermedades o a la atención de crisis humanitarias.

Allen, además, tiene un interés peculiar que ha hecho que su nombre vuelva a aparecer en los titulares en los últimos días: las armas de guerra.

Una expedición financiada por él encontró el viernes pasado restos del USS Indianápolis, el emblemático barco de la fuerza naval estadounidense hundido por Japón durante la II Guerra Mundial.

El acorazado fue destruido hace 72 años cuando regresaba de transportar partes de la bomba nuclear que cayó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima.

Este episodio quedó registrado como el hundimiento más letal en la historia de la armada estadounidense, ya que sólo 316 de las 1.196 personas a bordo sobrevivieron.

Para Allen, que su equipo haya hecho el descubrimiento constituye "una experiencia de verdadera humildad".

Pero no es la primera vez que tiene el placer de dar un anuncio como este.

El mayor buque de la historia

El USS Indianápolis es el tercer buque de guerra encontrado gracias al mecenazgo de Allen.

El primero fue el Musashi, un navío japonés hundido en 1944, también durante la II Guerra Mundial.

Tras ocho años de búsqueda, un equipo de exploradores financiado por el empresario lo halló en marzo de 2015 en el mar de Sibuyán, al interior del archipiélago filipino.

El Musashi es recordado junto a su gemelo, el Yamato, como el mayor buque bélico de la historia. Pesaba 73.000 toneladas.

Allen es un apasionado de la historia, por lo que no escatima en gastos a la hora de buscar íconos como el Musashi o el USS Indianápólis.

"Desde mi juventud, la historia de la II Guerra Mundial me ha fascinado porque mi padre sirvió en el Ejército de Estados Unidos", aseguró cuando anunció este primer descubrimiento.

Explorar desde un yate de lujo

Las operaciones se realizaron desde el M/Y Octopus, el yate personal de Allen. Un navío que le costó más de US$200 millones y que cuenta con piscina, dos helipuertos y un par de submarinos.

Cinco meses después, el M/Y Octopus realizaba su segundo aporte a la historia: la recuperación de una de las campanas del crucero de batalla HMS Hood, perteneciente a la Real Armada Británica y hundido en 1941.

Esta ya había sido localizada en 2001, pero no había podido ser retirada del mar.

Tres años antes, Allen había prestado su yate de lujo para intentar rescatarla, pero el mal tiempo impidió que la tarea se completara.

En agosto de 2015, su equipo pudo por fin sacarla a la superficie y hoy se exhibe en el Museo Nacional de la Real Armada , al sur de Inglaterra.

Un velero de investigación

Los últimos descubrimientos, sin embargo, se han realizado desde otra embarcación: el Petrel.

Se trata de un velero que Allen adquirió recientemente y que se dedica en exclusiva a la investigación.

El Petrel mide 76 metros de largo y fue construido en 2003 para la inspección de tuberías y del fondo marino.

Cuenta con maquinaria que le permite explorar a una profundidad de hasta 6.000 metros.

Gracias a esta pudo encontrar en marzo de este año el destructor italiano Artigliere.

El navío lleva 77 años bajo el mar, cerca a la costa de Malta, desde que lo hundieron los ingleses durante la II Guerra Mundial.

Aunque su ubicación exacta no se hizo pública "por respeto" a los familiares de quienes murieron durante esa batalla, según publicó el equipo de Allen.

Los vestigios del USS Indianápolis también fueron hallados desde el Petrel, a 5.500 metros bajo el nivel del mar.

Al igual que con el Musashi, los investigadores compartieron imágenes y realizarán un "tour" en vivo del navío desde el fondo del mar.

Producciones de las que se encarga Vulcan, la empresa de Allen que elabora contenido audiovisual sobre todas las investigaciones que financia.

Museo de aviación

Este interés de Allen por la historia bélica le ha llevado a coleccionar diferentes piezas desde 1998.

Sus tanques de guerra y aviones de la II Guerra Mundial se exhiben en el Museo del Patrimonio Aéreo y de la Guerra Armada, situado a pocos kilómetros de Seattle.

La institución se esfuerza por tener una colección restaurada "al mayor nivel de autenticidad" posible, según su página web.

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