Luskentyre, en la isla de Harris en las Hébridas Exteriores de Escocia, alberga el tipo de escenario comúnmente asociado con lugares tropicales: arena blanca y mar turquesa, enmarcado por una hilera de colinas en la distancia.

Hermoso en cualquier clima, es una de mis paisajes favoritos de la Tierra.

Pero el día gris de primavera que volví a visitar Harris no venía para admirar la vista, venía a ver el tejido de Harris Tweed en acción, algo que no había presenciado desde mi infancia en la vecina Isla de Lewis.

Es en Luskentyre, el pueblo junto a la playa, donde Donald John Mackay ha tejido el Harris Tweed desde 1970.

La pieza hecha a mano, exclusiva de las islas de las Hébridas Exteriores, es suave y cálida, está disponible en colores vivos y patrones complejos que varían desde la sarga simple hasta el de espina de pescado.

"Mi papá era tejedor, así que crecimos con eso", me contó Mackay.

En 1991, él y su esposa Maureen establecieron la compañía Luskentyre Harris Tweed, y en 2011 recibió una insignia de Miembro de la Orden del Imperio Británico (MBE, por su sigla en inglés) por sus servicios a la industria.

Trabajando en un viejo telar Hattersley en el cobertizo junto a su casa, Mackay diseña sus propios patrones y utiliza "los colores de la naturaleza y los paisajes marinos" como inspiración.

Ese día en Luskentyre, Mackay hizo que se viera sin esfuerzo este intrincado proceso de tejido, en el entrelazado las fibras se unieron para crear un tweed de unos brillantes azules y amarillos que recordaban el paisaje exterior.

"La paleta de colores refleja el paisaje donde naciste y creciste", explica Sandra Murray, modista nacida en Lewis, Highlands, "te guste o no, es parte de tu ADN".

Su lejano origen

La similitud entre el paisaje y la tela no es accidental. El Harris Tweed, o Clò Mor ('tela grande') como se llama en gaélico, está intrínsecamente vinculado con la tierra de la que proviene.

Utilizando lana local y tintes naturales, los isleños tejieron la tela para su propio uso durante siglos, pero no fue sino hasta mediados del siglo XIX que el Harris Tweed se convirtió en un textil buscado en otros lugares, gracias a los esfuerzos de comercialización de Lady Dunmore, cuyo difunto esposo era dueño de la Isla de Harris.

Ahora es la única tela en el mundo con denominación de origen protegida y regida por una ley del Parlamento Británico que garantiza que el Harris Tweed debe ser "tejido a mano por los isleños en sus hogares en las Hébridas Exteriores, y hecho de pura lana virgen teñida e hilada en las Hébridas Exteriores".

Hay alrededor de 400 isleños empleados en la industria, que se formalizó por primera vez a comienzos del siglo XX, y participan en todas las etapas del proceso.

Y es que el Harris Tweed es el único tejido a mano comercializado del mundo, pero a diferencia de la mayoría de los textiles comerciales, el proceso comienza con el teñido de lana pura en lugar de hilar la lana.

"Tenemos un color que es difícil de superar, principalmente porque teñimos la lana", explicó Mark Hogarth, director creativo de Harris Tweed Hebrides, actualmente el mayor productor de Harris Tweed.

"Así que incluso antes de llegar a la complejidad del patrón y el proceso de tejido, tenemos un producto base de alta calidad", explica.

Murray siente lo mismo sobre el proceso de tinte: "Esto significa que puedes tener todo tipo de combinaciones de colores raros y maravillosos que te dan estas mezclas que son mucho más difíciles de conseguir de otra manera. Eso lo hace único".

¿Cómo tejen?

Presencié el proceso de teñido en Shawbost Mill en la Isla de Lewis, hogar del Harris Tweed Hebrides.

El edificio pequeño y blanco está ubicado al borde de un lago con páramos enormes; el aroma de la lana sin lavar llegó a mí antes de que incluso entrara y viera que se encontraba en los barriles de teñido.

Después de teñirse en los molinos se mezclan diferentes colores de lana con recetas específicas, todo eso antes de enrollarlos en madejas para luego enviarlos a las casas de los tejedores de las islas.

Una vez tejida la tela regresa al molino, donde la longitud del tweed será "terminada": los agujeros pequeños son zurcidos, la tela se lava y se seca, los pelillos perdidos se recortan y el tejido final se examina antes de ser estampados con el importante símbolo de Orb, la marca registrada del Harris Tweed.

A partir de ahí, el Harris Tweed se globaliza.

Se envía a compradores tan cercanos como Londres y lugares tan lejanos como Tokio, es utilizado en casas de alta costura en París y visto en pasarelas y calles de la ciudad de todo el mundo.

Mackay ha creado prendas de tweed para Chanel, Clarks y Converse, y llegó a los titulares cuando Nike se le acercó en 2003. Fueron solicitados miles de metros de tweed, que fueron utilizados en una nueva gama de ropa de la compañía, y que ayudó a impulsar significativamente la industria.

A pesar de la naturaleza cíclica de la industria de la moda, el Harris Tweed es, y ha sido durante mucho tiempo,un tejido en demanda.

Los coloridos diseños de "Chelsea Set" fueron populares entre los sastres en los 60 en Londres, cuando se usaron tweeds de todos los colores para la minifalda que estaba de moda.

A fines de los 80, la diseñadora británica Vivienne Westwood había redescubierto al Harris Tweed, al conocer a un agente del entonces mayor productor, Kennneth Mackenzie Ltd, en Londres.

Su colección Harris Tweed de otoño/invierno de 1987, que se exhibió en la semana de la moda de Londres, presentaba chaquetas ajustadas de tweed rojo; una versión de tweed de su firma 'Mini-Crini', una mini crinolina; e incluso una corona de tweed.

Diseñadores como Ralph Lauren y Chanel también han tenido fascinaciones similares con el Harris Tweed a lo largo de los años.

Hoy, el Harris Tweed continúa apelando al mundo de la moda en todos los niveles.

La temporada actual, dijo Hogarth, es particularmente emocionante para el Harris Tweed, pues hay clientes como Erdem, Prada y Manolo Blahnik.

Los zapatos de Blahnik, hechos de brillantes tonos de tweed, muestran la fuerza de los colores únicos del Harris Tweed; la sombra de un tacón morado tiene más que un parecido pasajero con el brezo que florece en las colinas de Harris.

Lo que hace que el Harris Tweed sea tan deseado por la vanguardia de la moda es el hecho de que el proceso de fabricación de la tela no es "moderno", sino atemporal, lo que da como resultado un tejido de lujo profundamente arraigado en la tradición, el patrimonio y el lugar.

"Ha habido un cambio en el gusto del consumidor por las cosas hechas a mano, por cosas de calidad", afirma Lorna Macaulay, directora ejecutiva de Harris Tweed Authority, el organismo legal que actúa como "guardián" de la marca Orb.

"Somos muy afortunados de no tener que inventar esa historia. Nuestro trabajo es contar la historia de esta tela tejida a mano en las Hébridas Exteriores, con hechos reales, herencia y procedencia, a una nueva generación", resalta.

Cuando un cliente compra algo hecho con Harris Tweed, un abrigo, un par de zapatos, incluso una silla, lo que está obteniendo es una pieza de las Hébridas Exteriores.

Hay una profundidad en la tela, no solo en sus tonos, colores y patrones complejos, sino en su historia y el viaje que ha tenido lugar en estas islas escocesas.

Es una de las razones por las que me pongo un blazer de Harris Tweed, en un color bermellón profundo con manchas rojas y moradas.

Puedo usarlo en cualquier lugar del mundo, en un fresco día otoñal en Nueva York o en una tarde lluviosa en Edimburgo, y me lleva de vuelta, aunque sea por un momento fugaz, a los páramos, montañas y playas del lugar que llamo hogar, las Hébridas Exteriores.

Lee esta historia en inglés en BBC Travel

Publicidad