Hay animales que cantan o producen ritmos con su cuerpo. Hay otros capaces de usar herramientas.

Pero hay una sola especie en todo el reino animal -dejando a un lado al ser humano- que combina estas dos actividades de una manera muy singular.

La especie en cuestión es la cacatúa enlutada del norte de Australia (Probosciger aterrimus), un ave que posee la extraña habilidad de crear música con un instrumento que ella misma adapta para este fin.

Este comportamiento fue descrito por primera vez en 1984, pero esta es la primera vez que se filma a cacatúas interpretando un ritmo con una rama o una semilla sobre un árbol y se estudia sus acciones en detalle.

"Las cacatúas enlutadas son únicas en su capacidad de fabricar una herramienta para amplificar el sonido y en usarla para generar un ritmo percusivo", aseguró Robert Heinsohn, investigador de la Universidad Nacional de Australia, en Canberra, y principal autor del estudio.

Seducción

A lo largo de siete años, Heinsohn y sus colegas filmaron más de 60 eventos en el Parque Nacional Kutini-Payamu en Queensland, en los que las cacatúas ejecutaban un ritmo con percusión.

Tras analizar 131 secuencias, descubrieron que los animales producían ritmos predecibles y regulares. Siempre eran los machos, y en el 70% de los casos lo hacían frente a una hembra, por lo que suponen que es parte de su estrategia de conquista.

Antes de empezar, los machos preparan su instrumento: arrancan con su pico un pequeña rama y la cortan al tamaño de un lápiz.

En algunas ocasiones utilizan una semilla.

Estilo propio

Cada una de las 18 cacatúas observadas tenía su propio estilo para golpear el árbol como ocurre con diferentes músicos.

Mientras que algunas lo hacían de manera más lenta y acompasada, otras incorporaban más variedad y creaban un ritmo más acelerado.

Uno de los machos, al que los investigadores llamaron Ringo Starr (otro fue bautizado Phil Collins) comenzaba con golpeteos rápidos y luego mantenía un ritmo consistente que podía durar hasta 14 minutos.

Ocasionalmente, mezclaban estos golpes con silbidos y otros sonidos.

El show no pasa desapercibido a las hembras, que en todos los casos se mantuvieron cerca, observando los detalles del concierto.

Sin embargo, no respondieron de ninguna manera discernible, dicen los investigadores.

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