Braiden Prescott fue diagnosticado con neuroblastoma a los 2 años, un tipo de cáncer, letal. Sus padres, Wayne y Steph Prescott, cuidaron a su pequeño y estando en brazos de su padre, dolorido pero consciente de que eran sus últimos minutos de vida, alcanzó a gritar “una foto, ahora” y su madre corrió para lograr fotografiar por última vez a Braiden.

Ellos viven en Manchester, y la última noche de Braiden, Steph se sobresaltó al escuchar que su hijo estaba ahogándose y corrió a despertarlo.

Braiden tenía fuertes dolores en la mandíbula, hacía muchos años que venía luchando contra los tumores, y por tal razón no solía hablar mucho. “Una foto ahora” fue la estremecedora frase con la que el niño advirtió a sus padres de que el momento de despedirse había llegado.

Minutos después, falleció. “Cuando murió, nos conmovimos. No quieres pensar que estás perdiendo a tu bebé. Pero sabíamos que sucedería. Estaba paralizada”, contó Steph al diario británico Daily Mail.

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