Diversos restos humanos que datan de entre los siglos XII y XVI habían sido hallados en un pueblo en el sur de Hungría.
Las excavaciones que se realizaron revelaron la existencia de unas 500 tumbas.
Al examinar los restos, que ahora están exhibidos en el museo húngaro Móra Ferenc, el investigador János Balázs encontró esa particular mano en una caja.
Eso ocurrió en 2005. A los arqueólogos les llevó más de una década resolver el misterio.
"Al principio no sabíamos cómo iniciar el trabajo de investigación, János no tenía el material apropiado", le dijo a BBC News Mundo Zsolt Bereczki, miembro del equipo que realizó el estudio.
La foto completa
El punto de inflexión fue cuando lograron poner todos los elementos sobre la mesa, indicó Bereczki.
Esos elementos son los restos del bebé, una vasijade cerámica donde inhumaron al bebé y una moneda de cobre que estaba en su interior.
"Cada uno tiene sentido en sí mismo, pero no muestran la foto completa", explicó Bereczki.
Los huesos que no estaban momificados estaban teñidos de verde, color que adquieren por el contacto con el cobre.
Este tipo de hallazgos no son novedosos, ya que a lo largo de la historia se han registrado numerosos entierros con pequeñas joyas hechas de ese metal.
Lo raro en este caso fue que una de las manos del bebé estaba momificada.
Todo por una moneda
Ese fenómeno se produjo por la alta concentración de cobre emanado de la moneda dentro de la vasija.
"Si el nivel de cobre no tiene una alta concentración, la momificación no se produce", precisó el investigador.
Esa alta concentración tiene que mantenerse a lo largo del tiempo, y en eso contribuyó la vasija.
"La vasija estaba semicerrada, de manera que permitió conservar la mano, pero no estaba lo suficientemente sellada como para preservar todo el cuerpo momificado", explicó Bereczki.
Los científicos creen que este podría ser el primer caso de momificación producida por cobre documentado en la literatura científica.
Nuevas preguntas
La moneda en cuestión resolvió uno de los enigmas, pero abrió un nuevo interrogante.
La pieza, según consta en el estudio publicado en Archaeological and Anthropological Sciences, estuvo en circulación entre 1858 y 1862.
Eso significa que esos restos no corresponden a un entierro medieval, a diferencia de muchos de los huesos encontrados en la misma zona.
Se sabe que los cristianos en el siglo XIX no acostumbraban a enterrar a sus seres queridos con monedas.
Los investigadores tienen una posible explicación.
Del examen de los restos óseos se concluyó que el bebé murió antes de nacer o nació prematuro y falleció inmediatamente.
Por esa razón, especulan que no llegó a ser bautizado y alguien depositó una moneda en la vasija con la esperanza de asegurarle cierta eternidad en el más allá.