Los astrónomos tienen un nuevo candidato en su búsqueda del agujero negro más cercano a la Tierra.
Está a unos 1.000 años luz de distancia, lo que equivale a cerca de 9.500 billones de km, en la constelación Telescopium.
Eso suena a que es muy lejos, pero en la escala del universo es como si fuera justo nuestro vecino de al lado.
El agujero fue hallado con un telescopio del Observatorio Europeo Austral (ESO, por su siglas en inglés) en el Observatorio La Silla, en Chile.
"El agujero negro está más cerca de nuestro sistema solar que cualquier otro que se haya encontrado", dijo el ESO en un comunicado.
Además, el agujero está ubicado en un sistema de dos estrellas que se pueden ver a simple vista, sin necesidad de telescopios ni binoculares.
Un hallazgo inusual
Los científicos del ESO descubrieron el agujero negro gracias a la forma en que interactúa con dos estrellas que lo rodean: una que orbita en torno a él y otra que los orbita a ambos, al agujero y a la estrella.
Normalmente, los agujeros negros se detectan por la forma en que interactúan violentamente con un disco de gas y polvo a su alrededor, llamado disco de acreción.
A medida que trituran ese material, se emiten abundantes rayos X. Es esta señal de alta energía la que detectan los telescopios, no el agujero negro en sí.
Este hallazgo, sin embargo, es un caso inusual, ya que lo que permitió detectar al agujero fue el movimiento de las estrellas, que juntas conforman un sistema llamado HR 6819.
"Creemos que este puede ser el primer caso en el que se ha encontrado un agujero negro de esta manera. Y no solo eso, también es el más cercano de todos los agujeros negros", dijo a la BBC Dietrich Baade, astrónomo emérito del ESO.
A simple vista
Uno de los aspectos fascinantes de esta historia es que desde el hemisferio sur, en una noche oscura y despejada, es posible ver el sistema estelar HR 6819 a simple vista.
No se necesitan telescopios ni binoculares, aunque en este momento las condiciones no son favorables, porque HR 6819 está apenas emergiendo desde detrás del Sol.
Esta animación de la ESO simula un acercamiento al sistema HR 6819:
https://www.youtube.com/watch?v=ilGY0lvRplY
Los científicos habían comenzado el estudio de HR 6819 hace muchos años, cuando buscaban lo que se conoce como una estrella Be.
Una Be es un tipo de estrella que gira tan rápido que prácticamente se destruye a sí misma.
La estrella más externa del HR 6819 es un buen ejemplo de ese desgarramiento.
Las observaciones del telescopio de la ESO en Chile revelaron que la estrella al interior del sistema HR 6819 orbita un objeto invisible cada 40 días.
Los astrónomos del ESO creen que ese objeto es precisamente el agujero negro, que podría tener una masa de al menos cuatro veces la de nuestro Sol.
Hasta ahora se han detectado solo unos 20 agujeros negros en nuestra Vía Láctea, casi todos ellos interactúan fuertemente con sus discos de acreción.
Por estadística, sin embargo, se calcula que hay muchísimos más agujeros negros en nuestra galaxia.
"En la Vía Láctea la idea es que debería haber unos 100 millones de agujeros negros", le dice a la BBC Marianne Heida, investigadora de la ESO.
"Eso quiere decir que quizás hay algunos cuantos que estén aún más cerca".