Los científicos han descubierto lo que probablemente es el dinosaurio más pequeño hasta ahora conocido.
La nueva especie ha sido descrita por un miembro del equipo responsable del hallazgo como el "fósil más extraño" con el que ha trabajado.
Lo encontrado en el norte de Myanmar (sureste asiático), concretamente, es un cráneo con forma de pájaro atrapado en ámbar de 99 millones de años.
En un artículo publicado en la revista Nature, los investigadores lo describen como similar en tamaño al colibrí abeja, el ave más pequeña del mundo.
El sorprendente hallazgo puede arrojar luz sobre cómo evolucionaron las aves pequeñas a partir de los dinosaurios, que a menudo eran más grandes.
Mientras que los dinosaurios más pequeños, como el Microraptor, una especie con forma de pájaro, pesaba unos cientos de gramos, el colibrí abeja apenas llega a los dos gramos.
"Los animales muy pequeños tienen que lidiar con problemas específicos, como el tener todos los órganos sensoriales en una cabeza muy pequeña, o con el tener que mantener el calor corporal", explicó el profesor Jingmai O'Connor de la Academia de Ciencias de China en Pekín.
La nueva especie, llamada Oculudentavis khaungraae, parece haber enfrentado estos desafíos de maneras inusuales.
Por ejemplo, la estructura del ojo del animal sorprendió a los científicos.
Las aves tienen un conjunto de huesos, el anillo escleral, que ayuda a sostener el ojo. En la mayoría de las aves, es una estructura simple y cuadrada.
Pero en el fósil del Oculudentavis se ve que tieneforma de cuchara, una característica que anteriormente solo se encontraba en algunos lagartos.
Los huesos del ojo habrían formado un cono, como los huesos del ojo en los búhos. Esto indica que el dinosaurio tenía una visión excepcional.
A diferencia de los búhos, los ojos apuntaban hacia los lados y la abertura en el centro de los huesecillos era estrecha, lo que habría restringido la cantidad de luz que entraba en el ojo.
Esto proporciona una fuerte evidencia de que el Oculudentavis tenía una vida activa durante el día.
Además, parece que tenía los ojos salientes como ningún otro animal, lo que hace difícil entender cómo funcionaban, señalaron los expertos.
"Es el fósil más extraño que he tenido la suerte de estudiar", explicó el profesor O'Connor.
"Me encanta cómo la selección natural termina produciendo formas tan extrañas. También tenemos mucha suerte de que este fósil haya sobrevivido para ser descubierto 99 millones de años después", añadió.
Debido a que solo hay un cráneo, no está claro qué relación tiene la especie con las aves. Algunas características de su cabeza son similares a las de los dinosaurios, mientras que otras son como las de aves muy desarrolladas.
Los investigadores dicen que el notable conjunto de rasgos del nuevo espécimen podría ser, o una miniaturización, o una especialización de un estilo de vida particular.
La mandíbula del dinosaurio tenía una cantidad de dientes sorprendente. Esto sugeriría que, a pesar de su pequeño tamaño, el Oculudentavis era un depredador que de insectos.
Además de los huesos del cráneo, se han conservado también algunos tejidos, en particular los de la lengua, lo que podría proporcionar más información sobre la biología del animal.
El hallazgo resalta el increíble potencial del ámbar para preservar especímenes fósiles que de otro modo no habrían sobrevivido.
El coautor del estudio, el doctor Luis Chiappe, del Museo de Historia Natural del condado de Los Ángeles, dijo: "Es una suerte que esta pequeña criatura se haya conservado en ámbar, ya que estos animales pequeños y frágiles no son comunes en el registro fósil".
"Este hallazgo es emocionante porque nos da una imagen de los pequeños animales que vivieron en un bosque tropical durante la era de los dinosaurios", continuó.
La ubicación geográfica del hallazgo podría tener algo que ver con el proceso de miniaturización, dicen los científicos, ya que el aislamiento suele ser un factor en juego.
Los expertos creen que el ámbar en el que se conservó el fósil se formó en un antiguo conjunto de islas.