Hace 115 millones de años, en el antiguo continente de Gondwana, lluvias torrenciales empujaron al agua a un pequeño hongo que crecía a la vera de un río.
La corriente lo llevó hasta a una laguna salada.
El hongo se fue hundiendo a través de las capas de agua estratificadas y se fue cubriendo de sedimentos hasta que, eventualmente, quedó mineralizado.
Este es el escenario más probable que acabó con la vida del hongo y que lo trasformó en el fósil de hongo más antiguo que jamás se haya encontrado.
El fósil -hallado en el noreste de Brasil- fue descubierto recién ahora por un paleontólogo de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, cuando se encontraba digitalizando una colección de insectos fosilizados que había recibido en donación.
El descubrimiento "es muy asombroso", señaló Sam Heads, coautor del estudio. "La mayoría de los hongos crecen y desaparecen en cuestión de pocos días".
Sólo hay 10
La estructura de los hongos es muy blanda y carnosa y por esta razón se descomponen con facilidad.
"Las posibilidades de que se conserve uno son minúsculas", añadió Heads.
Tal es así, que sólo se conservan 10 fósiles de hongos. El más antiguo de ellos tiene 99 millones de años.
No solo eso, todos estos hongos se han conservado porque quedaron atrapados (y protegidos) en una burbuja de ámbar, que se forma cuando una gota de resina de un árbol cae sobre ellos.
Laguna
Los investigadores creen que este ejemplar, en excelente estado de conservación y de unos 5 centímetros de largo, logró sobrevivir debido a las condiciones particulares de la laguna en donde fue depositado por el río.
El agua de esta laguna era extremadamente salina, contenía muy poco o nada de oxígeno y, en su lecho, no había ningún organismo vivo.
Son esta clase de condiciones las que permiten que se conserve un tejido blando como el del hongo.
En honor al sitio del hallazgo, el espécimen fue bautizado Gondwanagaricities magnificus (algo así como magnífico fósil de hongo de Gondwana)