Natasha Rapoport era pequeña, pero recuerda bien el día en que un grupo de agentes de seguridad soviéticos ingresaron a su casa, buscando a su padre.
Los efectivos arrestaron al hombre -el profesor Yakov Rapoport, un prestigioso médico- y se lo llevaron a una cárcel para interrogarlo.
Ocurrió en Moscú, en 1953, y fue parte de lo que se conoció como "el complot de los médicos".
"Pasó durante el último año de la vida de Stalin, cuando él se tornó extremadamente paranoico", le contó la mujer al programa Witness, de la BBC.
"Mandó a arrestar a todos los principales médicos del hospital del Kremlin".
Al principio los detenidos eran unos 40, pero luego se arrestó a cientos de doctores más en todo Moscú.
¿Por qué? Según Stalin, los expertos estaban detrás de un complot para asesinar a los principales líderes soviéticos.
También se los acusó de ser espías de Reino Unido, Estados Unidos e Israel.
Pero la Historia revelaría la verdadera causa de los arrestos: la mayoría de los detenidos eran judíos y Stalin estaba encubriendo una purga antisemita.
Propaganda
El plan del líder soviético no solo incluía arrestar a los médicos. También se lanzó una fuerte propaganda contra los llamados "doctores judíos asesinos".
"No podías prender la radio sin escuchar sobre estos 'médicos judíos asesinos, escoria de la tierra, que vendieron sus almas al diablo'", recuerda Natasha.
Todo había comenzado el 13 de enero de 1953 cuando los principales periódicos soviéticos publicaron un informe de la agencia oficial de prensa Tass, sobre la detención de nueve doctores.
"Hace algún tiempo, los órganos de seguridad del estado descubrieron a un grupo terrorista de médicos cuyo objetivo era acortar las vidas de estadistas activos de la Unión Soviética mediante sabotaje en el curso de tratamiento médico", decía el informe.
Los doctores en cuestión fueron llamados "agentes mercenarios de una potencia extranjera''.
Se los acusó de haber envenenado a Andrey Zhdanov, secretario del Comité Central comunista, quien había fallecido en 1948, y a uno de los jefes del ejército soviético, Alexander Shcherbakov, quien murió en 1945.
Según la prensa, todos habían confesado ser culpables.
Antes de fallecer en 1996, Yakov Rapoport le contó a la BBC cómo después de esa noticia se empezó a hablar sobre lo que le ocurriría a otros médicos sospechados de ser parte del complot.
"Se esparcían los rumores sobre el tipo de castigo que impondrían. Había amenazas de ahorcamientos en la Plaza Roja", señaló.
Torturas
Rapoport se imaginó que pronto vendrían por él y así fue.
Cerca de un mes después del primer informe sobre un "complot" fue arrestado. Lo torturaron para que firmara una confesión, pero se rehusó.
En una autobiografía que escribió décadas más tarde -y que se terminaría publicando bajo el título "El complot de los médicos de 1953", describió cómo pasó su encierro en la prisión de Lefortovo.
Allí permaneció esposado y no se le permitía dormir. Lo interrogaban día y noche, hasta las 5am. Y luego lo obligaban a quedarse parado hasta las 6, solo para volver a comenzar con la misma rutina.
"Si hubiera firmado la confesión falsa, hubiera sido su condena de muerte", aseguró su hija al programa Witness.
En sus memorias, Rapoport contó que su única arma era el tiempo: esperar, fantaseando sobre la posibilidad de que su calvario terminara en un exilio y no en la muerte.
Salvados
Pero al final, su salvación y la de los otros médicos llegó de la forma más inesperada.
Un día, en abril, llegó un nuevo agente de seguridad a la cárcel. En vez de interrogarlo a él, reprendió al investigador anterior por el mal estado físico en el que se encontraba el preso.
Poco después llevaron al médico a ver a un general y le dijo: "Has sido completamente rehabilitado y puedes irte a casa", recordó en su entrevista con la BBC.
Fue solo al regresar a su hogar y oír las noticias de su esposa que entendió lo que había ocurrido: Stalin había muerto, y con él se había acabado su calvario.
Un mes después del fallecimiento de Stalin -que ocurrió el 5 de marzo de 1953- su sucesor, Nikita Khrushchev repudió las acusaciones contra los médicos y ordenó liberarlos.
El diario Pravda anunció que el caso había sido reexaminado y se halló que todas las confesiones se habían obtenido bajo tortura.
Todos los médicos fueron exonerados -dos habían muerto- y el juicio y la purga que, se estima, planeaba Stalin, quedaron en la nada.
En 1954 un funcionario del Ministerio de Seguridad Estatal y algunos policías fueron ejecutados por haber fabricado las acusaciones.
Dos años más tarde, durante un discurso, Khrushchev aseguró que el propio Stalin había ordenado personalmente la persecución de los médicos y que planeaba incluir en le purga a miembros del Politburó (el comité del gobierno comunista).
"Aceleró su muerte"
Natasha Rapoport, que hasta el arresto de su padre había sido una admiradora del sistema soviético, nunca perdonó lo ocurrido.
Sin embargo, le dijo a la BBC que creía que el plan de Stalin terminó costándole muy caro.
"Estoy convencida de que el 'complot de los médicos' terminó acelerando la muerte de Stalin", señaló.
Según ella, cuando sufrió un derrame cerebral a comienzos de marzo, "no había médicos cerca para asistirlo".
"¿No es increíble?", sonríe.