Knickers es un enorme buey de pintas blancas y negras y se destaca sobre varias decenas de bovinos criados en una granja en el oeste de Australia.
Y se cree que por su peso de 1.400 kilos y su altura, de 1,94 metros, este ejemplar de siete años es el más grande en un país que tiene millones de vacas.
Y su tamaño descomunal ha sido la razón por la que sigue vivo.
Cuando su propietario, Geoff Pearson, intentó subastarla en el mercado local, los procesadores de carne le dijeron que simplemente no tenían los medios para manejar un animal de ese tamaño. Así se salvó del matadero.
Ahora, Knickers continuará pastando hasta el final de su vida como cualquier animal silvestre en una granja ubicada a unos 136 kilómetros de la ciudad de Perth.
Fue allí donde los medios australianos la descubrieron.
"Knickers vive. Siempre fue más grande que todos los demás, por esa razón se paraba frente al ganado, con la idea de guiarlo. Pero llegó el momento en que no paró de crecer y ahí fue donde nos dimos cuenta de que no lo podíamos vender", dijo Pearson.
Pearson -que es dueño de cerca de 20.000 piezas de ganado- reconoce que a Knickers todavía le quedan unos años por vivir.
Y según su dueño, el ejemplar es ideal porque, debido a su tamaño, las reses lo siguen a donde vaya.
"Le pusimos Knickers (bragas, en español) porque cuando llegó a la granja tenía otra vaca amiga -que era de otra raza- que se llamaba Bra (sostén o corpiño, en español). Así teníamos sostenes y bragas", explicó el dueño.
A pesar de su tamaño, éste no es el bovino vivo más grande del mundo. Ese título corresponde a un toro llamado Bellino, que mide 2,02 metros y vive en Italia.