El precio del jugo de naranja se ha disparado en más del 20% este mes mientras suman y suman los consumidores que buscan productos saludables durante la actual pandemia de covid-19.
La demanda no dejó de aumentar en las últimas semanas y la oferta se encuentra afectada debido a que los productores tienen que redoblar esfuerzos por transportar sus cosechas en medio de las restricciones impuestas para evitar la expansión del coronavirus..
Este fenómeno provocó, además, un aumento en el llamado "precio futuro" del jugo de naranja, un indicador basado en el costo de entrega del producto para los próximos meses.
Las proyecciones señalan que esta bebida natural se convirtió en el activo con mejor desempeño en lo que va del año.
"Los brotes de covid-19 están afectando tanto la oferta como la demanda de jugo de naranja. Las propiedades de estimulación inmunológica son la atracción del lado de la demanda, mientras que simplemente no hay suficientes cupos de envío dado que las aerolíneas no vuelan para llevar el producto a los mercados", dijo Stephen Innes, jefe de mercado global de la compañía comercializadora AxiCorp.
Además, por el lado de la oferta, hay otros problemas como la falta de trabajadores, ya que las plantaciones introdujeron restricciones como el distanciamiento social ante la pandemia.
"Precio futuro"
Las estimaciones del precio del jugo de naranja han visto su mayor ganancia mensual desde octubre de 2015.
Para Stephen Innes, el solo hecho de que se hable del incremento del precio futuro provoca que el costo de este producto se incremente en las tiendas.
"El efecto será rápido a medida que los productores de jugo de naranja transfieran los aumentos de precios a los supermercados y otros compradores".
La mayoría de los productos tienen un precio futuro y los contratos sobre estas proyecciones ayudan a las empresas a fijar un costo para protegerse de posibles fluctuaciones en los precios.
Los contratos de precio futuro son comunes para productos denominados blandos como las naranjas y el trigo, que son vulnerables a aumentos repentinos de precios debido a malas cosechas y desastres naturales. Y pandemias súbitas como la del coronavirus.