¿Eres de los que odia ahora el trabajo que alguna vez amaste?
No te preocupes, no eres el único. De hecho, es lo más probable que pase, según las estadísticas.
Cerca de dos tercios de las los trabajadores, con oficios o profesiones en todo el espectro, desde obreros hasta médicos o pilotos, ha sufrido alguna vez falta de compromiso y un alto nivel de insatisfacción con su labor.
¿La razón principal? Muchos sentimos que somos infravalorados, que perdemos tiempo en proyectos sin sentido en los que rara vez podemos disfrutar de lo que hacemos.
Pero hay buenas noticias: puedes darle una vuelta al problema y revertir los sentimientos de desencanto y desilusión.
Claro, siempre y cuando estés dispuesto a ser proactivo y hacer algunos cambios.
Con unos cuantos pasos cuidadosos, un poco de autoanálisis y una conversación con tu jefe, puedes transformar un trabajo que desprecias en uno que amas o que, al menos, puedes tolerar.
Aquí te ofrecemos algunas claves:
1.- Acepta tu realidad
Si ya estás en el punto que odias tu trabajo, lo primero que debe saber es que no es tu culpa. Bueno, no del todo.
Parte del problema está en que la sociedad ha construido una especie de ideal sobre lo que el trabajo debe ser, explica el doctor Paul White, un psicólogo y coach estadounidense.
Y claro, de ahí vienen después los desencantos.
"La gente comienza a trabajar y cree que de una vez puede salvar al mundo o usar todos sus talentos creativos para resolver problemas", asegura White.
Pero la realidad es otra (y más triste): hay pocos puestos de trabajo que requieren toda la energía creativa del empleado.
Por eso, el primer paso para cambiar las cosas, dice White, es la aceptación.
Considera si tus expectativas son demasiado altas, al menos para la posición que ahora ocupas, y trata de adecuarlas entonces a las funciones concretas de tu trabajo.
Si algunas áreas de tu trabajo se han vuelto corrientes y automáticas, concéntrate en lo que puedes controlar.
¿Hay tareas que puede evitar o asignar a otra persona?
2.- Piensa por qué estás ahí
Una segunda clave es pensar las cosas con cabeza fría.
Pregúntate: ¿por qué te ha dejado de gustar tu trabajo? O ve más al fondo del problema, a sus orígenes.
Según Scott Eblin, coach y autor de Overworked and Overwhelmed: The Mindfulness Alternative ("Abrumado y con exceso de trabajo: la alternativa de la plena conciencia") una buena reflexión en estos casos es pensar por qué aceptaste ese trabajo y las cosas que te gustaban cuando empezaste ahí.
Eso te ayudará a darte cuenta de las áreas que te motivaban y, a partir de ahí, podrás tener la medida de lo que necesitas para cambiar tu trabajo o para encontrarle un sentido a quedarte allí.
"No pienses que vas a volver a amar tu trabajo de un día para otro. Pero a veces basta con volver a tener un 20 o 30% de satisfacción con lo que haces para luego buscar algo mejor", asegura Eblin.
3. -Atrévete. ¡Acepta los riesgos!
Es cierto: arriesgarte, cuando se trata de un trabajo, puede dar vértigo. Pero no se trata de que te lances de un puente o de un rascacielos.
George Elfond, director ejecutivo de Rallyware, una compañía de software con sede en San Francisco, asegura que a veces para arriesgarte basta con permitirte pequeñas cosas.
"Puede haber pequeños detalles que hagan una gran diferencia para tu felicidad en tu centro de trabajo", asegura.
Para Elfond, un primer riesgo podría ser escaparte a dar un paseo o a tomar un café por la tarde, o trabajar en algún lugar fuera de la oficina.
Una vez que te permitas cosas pequeñas, podrás abordar riesgos mayores. En definitiva, ya has aprendido a no valorar tanto tu trabajo, así que podrás asumir riesgos mayores para tratar de resolver el problema.
"¿Qué vas a perder si ya odias el trabajo que estás haciendo?", concluye Elfond.
4.- Habla con tu jefe
Sé proactivo y no te quedes callado.
Thomas Calvard, profesor de recursos humanos de la Universidad de Edimburgo, asegura que en la mayoría de los casos, el jefe no está al tanto del descontento o la insatisfacción de sus empleados.
A veces una conversación con tu superior puede ser la solución. Sé sincero. Di lo que sientes y trata de, entre los dos, encontrar una forma de solucionarlo.
"Estamos hablando de personas que tienen, en cierto sentido, horizontes profesionales y metas laborales semejantes. Tu jefe puede volverse tu enemigo o tu aliado, todo está en la forma en que enfoques la conversación", afirma Calvard.
5.- Piensa que el mejor día en tu trabajo puede ser todos los días
Anita Bowness, jefa de una consultoría de negocios para la empresa Saba Software en Canadá, propone una sencilla receta que, asegura, te ayudará a volver a amar tu rutina y tu profesión.
"Piensa en tu mejor día en el trabajo, la vez que has sido más feliz allí. Entonces, plantéate cómo puedes hacer que eso vuelva a ocurrir todos los días", propone.
Bowness asegura que esto fue lo que la ayudó cierta vez, cuando comenzó a sentir que se había desinteresado del trabajo que hacía todos los días.
Su jefe la llamó en una ocasión y le preguntó por qué estaba tan desconectada de todo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que necesitaba un cambio.
Se preguntó cuál había sido el mejor día que recordaba haber pasado en su trabajo, qué cosas le hicieron feliz, qué disfrutó.
Luego, pensó cómo podría hacer para conseguirlo de nuevo.
De alguna manera, su trabajo a partir de entonces también se convirtió en encontrar los motivos para ser feliz allí.
"Muchas personas sienten que el trabajo no les satisface. Pero la clave es que no tiene por qué ser así. Podemos encontrar la forma de hacer que las cosas que nos hacían felices allí, vuelvan", asegura.
Lee la historia original en inglés en BBC Capital