Llyr tiene 16 años y es transgénero. Es uno de los 75 niños británicos que en 2016 fueron referidos a una clínica especial del servicio de salud pública de Reino Unido por sus sentimientos transgénero.
"Fue duro cuando me lo dijeron por primera vez, sí", admite su padre ante las cámaras de la BBC.
"Sé que me lo ha estado dejando caer desde hace mucho tiempo...", reconoce Huw con una sonrisa, pensativo y a punto de emocionarse.
"Su ambición era ser una drag queen famosa en el mundo entero. Eso me lo dijo hace ya bastantes años", recuerda.
"Y yo le dije sí, sí, sí , sí.... y me reí en aquel momento".
"Y después pensé, bueno, las mejores drag queens sí que pueden hacer bastante dinero... si es que le sale bien... ¡que tenga buena suerte!".
Huw: "Todavía digo que es mi hijo"
Llyr, que ya vive como niña, y sus padres participaron en el documental de la BBC Sweet Sixteen: A Transgender Story (Dulces 16: una historia transgénero").
"Cuando lo veo caminar va con la cabeza alta, veo que está disfrutando de la vida", comenta el padre.
Ante la cámara da un suspiro grande y sentido y admite: "Oh, es una persona mucho más feliz".
"¿Que si me refiero a Llyr como él o como ella? Para ser honesto, no lo sé".
"En este momento sigue siendo Llyr", que es un nombre de niño que en galés significa "marino".
"Y en ese sentido todavía digo que es mi hijo".
"Cambiar no va a ser fácil, eso lo sé. Sucederá con el tiempo".
Diane: "Quizás fui muy ingenua"
"Quizás en el pasado fui muy ingenua", dice Diane, la madre de Llyr.
Admite que pensó que su hijo haría su transición de niño a niña y eso sería más o menos todo.
"Pero para recibir ayuda médica el proceso es complicado, hay que hacer evaluaciones psicológicas y visitas regulares a una clínica en Londres. Hay que pasar por todo eso".
Llyr visitó por primera vez el centro especializado de Tavistock, en el centro de la capital británica, cuando tenía 15 años. Cada cita médica implica un viaje de ida y vuelta de 13 horas. Ahora está siguiendo allí un tratamiento hormonal que bloquea la testosterona, la hormona masculina.
Muy duro para la abuela
Llyr vive en una zona rural del oeste de Gales, donde todos se conocen.
Su situación es muy inusual para la comunidad y su experiencia como adolescente transgénero está muy lejos de la de otras personas trans que viven en un ambiente urbano más diverso y cosmopolita, como Londres.
"La reacción de la familia ha sido bastante difícil", dice el padre de Llyr.
"Fue muy duro decírselo a mi madre. La verdad es que en eso fracasé", admite visiblemente emocionado.
"Y ella se enteró por otra fuente".
"Siento decir esto pero yo no supe cómo decírselo, y eso es algo que lamento", admite. "Fue duro para ella".
Orgullo de padres
"Me siento orgulloso de Llyr y de su determinación y de su valentía para hacer lo que ha hecho", dice su padre.
"Está viviendo su vida para ser feliz y consigue hacer felices los que lo rodean".
"Y creo que solo por eso cualquiera debería admirarlo".
"Es increíble pensar en todo lo que ha pasado en el último año", comenta Diane al valorar el proceso de cambio de los últimos 12 meses.
A diferencia del padre de LLyn, Diane habla siempre en femenino.
"Ver que es mucho más feliz y que ahora puede ser ella misma es fantástico".
El proceso de transición es largo y delicado, sobre todo para un menor de edad. Ahora Llyr vive como niña y sigue un tratamiento hormonal que durante unos años bloquea su pubertad.
En el futuro, con la mayoría de edad, probablemente haya cirugías, un avance irreversible en su proceso de transición de hombre a mujer.
"Sea lo que sea, la gente tiene que ser feliz en la vida. Y este es un paso más en el camino para hacer que LLyr sea la persona que ella quiere ser", dijo el padre.