El corredor Guillaume Adam quiere correr más rápido, distancias más largas y por más tiempo.

Como muchos otros corredores modernos, el antiguo miembro del equipo nacional francés usa la tecnología como elemento clave para batir sus récords.

De hecho, los dispositivos son tan esenciales para el corredor como las zapatillas que calza.

Como él, pocos salen a trotar hoy día sin un cuentapasos, un reloj con GPS, un smartphone o un smartwatch.

Los wearables -la también llamada "tecnología ponible" o "vestible"- no pierden dato de la distancia recorrida, el ritmo, la frecuencia cardíaca y la cadencia (la cantidad de pasos por minuto), para ayudarte a garantizar que aprovechas la sesión de running al máximo.

"Soy científico además de corredor, así que cuando quiero datos, quiero que sean fiables", le cuenta Adam a la BBC.

¿Qué pueden medir los algoritmos cuando corres?

Los parámetros varían en función de la morfología del corredor y de la carrera, pero en términos generales serían:

  • La frecuencia cardíaca
  • La cadencia (la cifra "mágica" son 180 pasos por minuto)
  • La longitud de la zancada
  • El tiempo de contacto con el suelo
  • La oscilación vertical
  • La relación vertical (similar al ángulo de zancada)
  • La rotación de la pelvis
  • La potencia
  • El tipo de pisada
  • El ángulo y la velocidad de pronación
  • La fuerza de impacto
  • Las zonas de presión de la pisada

Fuente: Sport.es

Lamentablemente, dice él, muchos dispositivos no recaban los datos con precisión.

Un estudio del grupo de consumidores Which sugirió que muchos medidores de actividad deportiva subestiman la distancia cubierta por los corredores añadiendo kilómetros de manera innecesaria a carreras de larga distancia.

"Puedes obtener datos con un reloj GPS controlándote pero no sabes cómo se hizo el algoritmo o cuán preciso es", explica. "Si quieres analizar los datos, necesitas disponer de ellos".

En un intento de gestionar mejor sus entrenamientos, Adam está probando ahora un dispositivo que emergió de investigación médica.

GaitUp es un sensor que fue desarrollado por Benoit Mariani, quien tienen un doctorado en Tecnología de la Información y un máster en microingeniería, en base a su trabajo en la detección de signos tempranos de enfermedades degenerativas como el Parkinson.

Señales sutiles

Estas señales físicas, dice Mariani, se manifiestan de manera muy sutil mucho antes de que las pruebas convencionales puedan detectarlos.

"Si tienes una debilidad muscular o un trastorno neurológico, se reflejarán primero en tu paso [en tu forma de caminar]", dice él.

"Esas señales han pasado desapercibidas porque no ha habido una herramienta fácil para medirlas".

Los cambios en la forma en que la gente camina pueden ser tan reveladores como otros marcadores reconocidos de salud corporal, como la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea, la temperatura corporal, la frecuencia respiratoria y la saturación de oxígeno.

"El paso es nuestra sexta señal vital", le cuenta a la BBC.

El sensor desarrollado por el equipo de ingeniería de Mariani va más allá de contar los pasos.

Puede captar los ángulos de zancada en la parte delantera y trasera del pie, además del tiempo que cada pie pasa en contacto con el suelo.

"Nos interesa la calidad del paso", agrega el especialista.

No es el único a quien le interesa. Muchos investigadores quieren recabar mejor información cómo corren los atletas de élite, dice el científico deportivo Yannis Pitsiladis, de la Universidad de Brighton, en Reino Unido.

Él forma parte el proyecto de investigación Sub2Hrs, que tiene por objetivo desarrollar métodos de entrenamiento y otras técnicas que ayuden a los corredores a establecer el récord mundial de maratones en menos de dos horas.

El 12 de octubre de este año, el corredor keniata Eliud Kipchoge rompió ese récord, pero la ayuda que recibió de un equipo de marcapasos rotativos y un vehículo eléctrico hizo que no fuera reconocido de manera oficial.

"Asimetrías y peculiaridades"

"Para romper la barrera de menos de dos horas hay que hacerlo todo bien", le dice Pitsiladis a la BBC.

"Hay que identificar al atleta adecuado, las condiciones climáticas adecuadas, la vía adecuada y también se necesita bioenergética", explica.

Será clave asegurarte de que en cada paso gastas la menor cantidad de energía posible.

"Cuanta más energía ahorres, aguantarás mejor la carrera", dice.

"Sea como sea que ahorres la energía (con las zapatillas, los datos, o por el terreno sobre el que corres), y aunque solo sea un 1, 2 o 3%, tendrá un gran impacto en tu rendimiento".

Kipchoge necesitó una mejora de menos del 0,5% para lograr su récord en el maratón.

Mejorando el 1% o más se podría romper esa barrera.

"Yo diría que aún no hemos obtenido lo mejor de atletas como él", opina Pitsiladis. "No hay mucha ciencia en su entrenamiento y muchos entrenan por su cuenta".

El margen de mejora es amplio. Los sensores son ahora tan pequeños que podemos llevarlos mientras corremos sin que sean un estorbo.

Hasta ahora, la mayoría de los análisis sobre el paso y el rendimiento se hicieron en cintas de correr o después de eventos deportivos.

Pero de esa manera no se capta realmente lo que les sucede a los atletas durante una carrera, sostiene Pitsiladis.

Por ejemplo, las cintas de correr pueden exagerar la manera en la que el pie se despliega en cada paso y generan una sensación falsa de cómo se mueve el corredor.

Analizar el rendimiento de un corredor después de la prueba es útil, pero lo sería más si se mediera durante la carrera.

Adam usó Gait Up para prepararse para la maratón de Nueva York y le ayudó a convertirse en el francés que en menos tiempo terminó esa carrera, con una marca de 2 horas y 26 minutos.

La entrenadora Sam Murphy cuestiona si la información proporcionada por sensores como GaitUp es demasiado general.

"¿Qué vas a hacer realmente con saber que tu pie izquierdo rota más que tu derecho?", se pregunta. "¿O que tu ángulo de zancada es demasiado plano?".

Muchos deportistas de élite como Haile Gebrselassie o Paula Radcliffe tienen "asimetrías" y "peculiaridades", dice ella, lo cual sugiere que el cuerpo puede encontrar soluciones a desventajas que la fisiología o la formación le pueden haber impuesto.

También, dice ella, puesto que los corredores suelen dar 10.000 zancadas por hora, alterar cada una de ellas para hacerla perfecta parece algo difícil de hacer.

Pero reconoce que tener "un mayor conocimiento" sobre cómo corre la gente es indudablemente útil.

Publicidad