"Ahí estoy, manteniéndome como puedo. No estoy bien pero me esfuerzo. Necesito ayuda, chicos. Todos cometemos errores. Espero tener una segunda oportunidad".
Así le habló a un grupo de periodistas el productor estadounidense Harvey Weinstein unos días después de que estallara el escándalo por sus presuntos abusos y agresiones sexuales contra jóvenes actrices y colaboradoras durante más de dos décadas.
Weinstein ha comenzado un tratamiento para la adicción al sexo, aparentemente en The Meadows, un prestigioso centro de rehabilitación situado en Arizona por el que pasaron otros personajes públicos como el actor Michael Douglas y el golfista Tiger Woods.
También se ha hablado de que posteriormente viajará a Europa para completar el tratamiento.
Lo que él y su entorno han descrito como un camino de redención, para algunas personas es una vía de escape para huir del escrutinio público e incluso, de la justicia.
Adicción al sexo o hipersexualidad
"Es muy difícil saber si Harvey Weinstein es adicto sexual o no", le dice a BBC Mundo Alexandra Katehakis, directora clínica del Centro para un Sexo Saludable, con sede en Los Ángeles, California.
"Por lo que sabemos del caso, todo apunta a que se trata de un agresor sexual, por sus conductas sin consentimiento mutuo, el exhibicionismo y el comportamiento ofensivo, pero todavía no hay forma de saber si también es adictivo-compulsivo", agrega.
La doctora es prudente con los términos por la controversia que rodea al concepto de adicción sexual, que los manuales más importantes de psiquiatría no reconocen como enfermedad mental.
Pero se le llame adicción sexual o hipersexualidad, lo cierto es que es un trastorno para el que existen variados tratamientos y centros de rehabilitación.
Terapia cognitivo conductual
El tratamiento para la adicción sexual es un proceso largo y generalmente caro.
Se puede realizar mediante consultas ambulantes, como la clínica que dirige Katehakis, o ingresando en un centro de rehabilitación donde la terapia es más intensiva.
Los expertos coinciden en que la mejor forma para tratar el trastorno es con un enfoque cognitivo conductual para aprender a controlar los impulsos sexuales.
Con esta terapia, el paciente aprende a entender poco a poco cómo surgió la adicción al sexo y cómo puede modificar ese comportamiento.
La mayoría de los tratamientos comienzan imponiendo un margen de tiempo en el cual no se permite la masturbación ni mantener relaciones sexuales con otras personas.
"Nosotros normalmente les pedimos que dejen de tener relaciones sexuales durante un tiempo determinado, ya sean 30, 60 o 90 días", explica la doctora del Centro para un Sexo Saludable.
Los sentimientos negativos que aparecen en el periodo de abstinencia se tratan en terapia de grupo con otros pacientes.
Mirada hacia dentro y hacia el pasado
Las causas de la adicción al sexo muy a menudo provienen de la infancia o adolescencia.
Para Katehakis, reconocer el origen del problema es esencial para poder abordarlo: "En la consulta empezamos a mirar los secretos y mentiras que tiene la persona para ayudarle a deconstruir todo aquello sobre lo que fue creando su vida".
"Si la persona es simplemente narcisista, verá que realmente estaba fuera de control y que hería a otras personas. Eso es una buena señal, porque significa que la persona estará dispuesta a leer libros y hacer las tareas", explica Katehakis.
Dentro de estas tareas, la persona debe estudiar su ciclo de conducta, volver la mirada atrás, revisar sus temas familiares e identificar qué le hizo empezar a utilizar el sexo como mecanismo para superar traumas.
Cronología del historial sexual
En este largo proceso de terapia, en la clínica de Los Ángeles se hace una cronología del historial sexual de la persona.
"Nos remontamos hasta la primera década de su vida, para saber cuál es la primera experiencia sexual que recuerda, si hubo abuso físico, emocional o sexual en la familia, cuándo empezó a usar el sexo para lidiar con esto en formas socialmente no aceptables", detalla la experta.
A continuación se esboza lo que Katehakis califica como ciclo de adicción y que consiste en definir lo siguiente:
- ¿Cuánto tiempo le dedica la persona a pensar en el sexo?
- ¿Cuáles son los rituales que tiene en cuanto a dinero o la ropa que viste?
- ¿Mira en internet o cómo intenta encontrar personas con las que mantener relaciones sexuales?
- ¿Miente, practica sexo en el trabajo o en el auto, por ejemplo?
"Es muy importante saber qué pasa después, cómo se sienten, si tienen o no culpa, remordimiento, vergüenza", añade.
Los 12 pasos y otras terapias
El conocido programa de los 12 pasos que se usa para otras adicciones, especialmente en el entorno de Alcohólicos Anónimos, es otra forma de tratar la hipersexualidad.
Las clínicas de rehabilitación que requieren internación ofrecen un abanico más amplio de tratamientos.
Hay sesiones de meditación por las mañanas y ejercicios para generar confianza en el grupo.
En el centro The Meadows, por ejemplo, existe un programa especial conocido como The Gentle Path, dirigido por el doctor Patrick Carnes.
La institución se presenta como el centro líder en Estados Unidos para el tratamiento integral de la adicción al sexo.
Las terapias que allí se ofrecen incluyen los tratamientos ya mencionados de enfoque conductual y de grupo, pero además existen métodos complementarios como terapia equina (por la empatía que se genera con el animal) y terapia artística (para compartir percepciones que no pueden compartir por otras vías), además de meditación, tai chi y yoga (que ayudan a reducir el estrés y centrarse en la mente, el cuerpo y el espíritu).
Hacia la recuperación
En el Centro para un Sexo Saludable es muy importante plantear el tratamiento con una mirada hacia el futuro.
"Ayudamos a la gente a hacerse planes sanos, que se pregunten cómo sería para ellos una sexualidad feliz y qué pueden hacer para mantenerse alejados de comportamientos que son problemáticos", indica Katehakis.
"No tienen que renunciar al sexo por completo", dice, pero luego aclara que, en el caso de Harvey Weisntein, ya nunca más debería poder estar solo con alguna mujer joven.
Y agrega: "Una vez que se detiene el comportamiento problemático y se resuelve el trauma emocional subyacente, la persona puede volver a tener sexo sin culpa, vergüenza ni mentiras".