Si alguna vez descubres a tu esposa o esposo charlando con Ayesha Vardag, preocúpate.
Esta glamourosa señora de 49 años es una de las abogadas de divorcios más famosas y más buscadas del mundo.
Se la conoce como "la diva de los divorcios" y su especialidad es ayudar a que los "individuos de valor neto ultra alto" consigan los mejores acuerdos una vez que sus matrimonios llegan a su fin.
Su estudio legal, Vardags, tiene su sede central en Londres y ella es una de las principales responsables de que esta ciudad sea considerada "la capital mundial del divorcio".
Los ricos del mundo corren para contratarla y es común que los dos integrantes de la pareja que se separa compita para ver quién la consigue.
"Las parejas que se separan literalmente corren para que los represente a ellos y no a la parte contraria", afirma.
"Realmente se trata de quién llega primero. Analizamos muy cuidadosamente que no haya conflicto de intereses", señala.
La reputación de Vardag es tan buena que puede cobrarle a sus clientes una pequeña fortuna: más de US$1.000 por hora, más impuestos.
Y los ingresos de Vardags -despacho que fundó hace 12 años- superan los US$12,7 millones por año.
Críticas
El éxito de Vardag no es celebrado por todos en el mundo legal.
Sus críticos la acusan de estar demasiado interesada en la autopromoción, por ejemplo con apariciones en televisión, y de ser demasiado agresiva cuando defiende sus casos.
Ella responde que reconoce la importancia del networking y que a algunas personas no les gusta ver a una mujer que defiende con firmeza sus posturas.
"Siempre soy extremadamente cortés con el otro lado, pero soy feroz cuando litigo", se defiende.
"No cedo ni me rindo y algunas personas aún no están acostumbradas a ver eso en una mujer".
"Soy directa y decidida, y reclamo mi espacio. A algunos eso los puede intimidar y me pregunto si no hay algo de sexismo en eso", critica.
Su propio divorcio
Nacida en Oxford de madre inglesa y padre paquistaní, Vardag apenas conoció a su progenitor, quien regresó a Pakistán cuando ella era pequeña.
Criada solo por su madre, le fue bien en el colegio y luego estudió Derecho en la Universidad de Cambridge.
Comenzó su carrera trabajando en Derecho Financiero y Comercial en la City de Londres.
Hasta que en el año 2000 su propio "divorcio no amigable" hizo que quisiera dedicarse al Derecho de Familia y específicamente a los divorcios.
"Mi propio abogado me contrató", cuenta.
"Aunque el Derecho Financiero me parecía intelectualmente interesante, a muy pocos les interesaba lo que hacía".
"En contraste, encontré que el Derecho de Familia no solo era excitante sino que además era algo imperativo", señala.
"Estabas luchando para que alguien pueda conservar su casa o su negocio o para que pueda quedar en contacto con sus hijos, temas fundamentales".
Tres hijos y sin clientes
Después de trabajar para otras firmas y de enseñar sobre Derecho de Familia en la Universidad Queen Mary de Londres, en 2005 decidió dar el salto y lanzar su propio estudio desde su cuarto de invitados.
Sin clientes y con tres hijos por mantener, Vardag comenzó a usar el networking "como loca" para darse a conocer.
Cuando asistía a eventos sociales como fiestas de caridad o inauguraciones de exposiciones, se presentaba a todo el mundo.
Sin embargo su primer cliente fue una mamá del colegio de sus hijos, a la que conoció durante una reunión de padres y maestros.
Le consiguió un buen acuerdo.
Así fue cimentando su reputación y consiguió más clientes.
"Suena tonto", afirma, "pero cuando comencé mi estudio tenía dos motivaciones: la canción de Gwen Stefani 'What You Waiting For' (Qué estás esperando) y la película de Kevin Costner 'Field of Dreams' (El campo de los sueños), cuyo mantra es: 'Si lo construyes, vendrán'".
Acuerdo prenupcial
Hoy Vardags cuenta con 55 abogados distribuidos en cinco oficinas por toda Gran Bretaña: Londres, Cambridge, Newcastle, Winchester y Manchester.
Es frecuente verla en televisión opinando sobre temas de divorcio u otros asuntos de Derecho de Familia.
Aunque por ahora todos los casos que maneja su firma son llevados ante cortes británicas, Vardag vive desde hace dos años en Dubái.
Esto, una vez más, tiene que ver con el networking. Está allí para empezar a atraer a futuros clientes del Medio Oriente.
Aunque no comenta sobre casos individuales, alcanza con una simple búsqueda en Google para ver artículos sobre sus clientes más famosos.
Este año ayudó a la exreina de belleza de Malasia Pauline Chai a obtener US$82 millones.
En tanto, en 2009, logró que se tomara en cuenta un acuerdo prenupcial que una clienta -una heredera alemana- había firmado con su marido.
Fue la primera vez que una corte en el Reino Unido consideró válido un acuerdo prenupcial.
Celos
Vanessa Lloyd Platt, también especializada en divorcios, dice que Vardag "tuvo un crecimiento meteórico y en lo personal me cae muy bien".
"Sé que algunos la encuentran agresiva pero hay tantos celos dentro de esta profesión hacia cualquiera -y en especial para una mujer- al que le va realmente bien".
"Admiro mucho lo que logró y le deseo lo mejor", dice su colega.
Vardag cuenta que hoy en día su participación en los casos que maneja su estudio varía, desde ofrecer su consejo hasta tomar un rol principal.
Dice que los clientes pagan para que ella se encargue porque puede "cambiar de manera fundamental el resultado del caso" y puede "hacer una diferencia que valga decenas de millones".
"Pueden usar la palabra 'diva' como un insulto pero yo lo considero un halago. Tiene que ver con ser directa, decidida, colorida y extravagante".