Escocia se convirtió este martes en el primer país del mundo en establecer un precio mínimo para el alcohol.
La nueva norma establece que se debe cobrar US$0,66 por unidad de alcohol en una bebida.
Eso significa, por ejemplo, que una botella de whisky que antes costaba US$14, ahora costará más de US$18.
La ley de precio mínimo afectará principalmente a los supermercados y las tiendas que venden alcohol para el consumo fuera de las instalaciones, ya que los bares y restaurantes en realidad cobran mucho más de US$0,66 por unidad.
Ese aumento en el costo, de acuerdo con las autoridades escocesas, ayudará a reducir los niveles de consumo excesivo de alcohol en el país.
Los bebedores escoceses compran en promedio un 20% más de alcohol que sus contrapartes en Inglaterra y Gales.
Las muertes atribuidas a enfermedades relacionadas con el alcohol en Escocia se duplicaron entre 1980 y 2010.
También se estima que el consumo de alcohol le cuesta a Escocia unos US$4.700 millones al año, una cifra que toma en cuenta los costos policiales, judiciales y hospitalarios.
Pero, ¿podrían los precios mínimos del alcohol frenar realmente el problema?
Feroz debate
La discusión sobre la fijación de precios y el consumo de alcohol es fuerte.
La Asociación Escocesa de Whiskey hizo todo lo posible en los tribunales para frenar la política de precio mínimo.
Si bien varias autoridades y organismos de todo el mundo están abiertamente a favor de limitar el acceso al alcohol, existen voces críticas que no están necesariamente vinculadas a la industria de las bebidas.
Sus argumentos están basados en puntos de vista económicos e incluso filosóficos, relacionados con el intervencionismo estatal.
Se afirma, por ejemplo, que sería más efectivo aumentar los impuestos sobre el alcohol, con lo cual al mismo tiempo se aumentarían los ingresos del gobierno.
Otro argumento que se menciona a menudo es que el precio mínimo castigaría a los bebedores responsables, incluidos aquellos de bajos ingresos.
Además, temen que se incremente la producción de alcohol de contrabando y se generen serios riesgos para la salud.
De impuestos y tragos
Varios estudios académicos han intentado calcular el impacto de las políticas de precios para el alcohol.
Los países con mayor consumo de alcohol (en litros per cápita al año). |
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1. Moldavia |
17,4 |
2. Bielorrusia |
17,1 |
3. Lituania |
16,2 |
4. Rusia |
14,5 |
5. República Checa |
14,1 |
6. Rumania |
12,9 |
6. Serbia |
12,9 |
8. Australia |
12,6 |
9. Eslovaquia |
12,5 |
9. Portugal |
12,5 |
Fuente: Organización Mundial de la Salud |
La mayoría está de acuerdo en que elevar los precios del alcohol reduce el consumo, pero por lo general la caída en el consumo es proporcionalmente menor que el aumento en los precios: una reducción promedio del 0.5% en el consumo por cada aumento del 1%.
Los expertos en salud argumentan que los precios mínimos afectan específicamente a las bebidas más fuertes y más baratas, como las sidras y las cervezas de bajo costo.
"Solo en el primer año, los beneficios (de la norma) serían 1.600 ingresos hospitalarios menos y 60 muertes menos", dijo la ONG Alcohol Focus Scotland en un comunicado.
"El alcohol es mucho más barato de comprar ahora de lo que era en el pasado. De hecho, hoy es un 60% más asequible en comparación con 1980, especialmente en los supermercados y otras tiendas, donde ahora compramos la mayor parte de nuestro alcohol".
"Esta mayor asequibilidad ha llevado a un mayor consumo y mayores niveles de problemas sanitarios y sociales relacionados con el alcohol", agregaron.
Sin embargo, algunos de los países con el alcohol más caro se encuentran entre los de mayor consumo.
En Finlandia, donde los impuestos corresponden a casi el 38% del precio del alcohol, el consumo per cápita es de casi 12 litros al año, según el informe más reciente de la Organización Mundial de la Salud sobre el tema.
Esto es casi el doble del promedio mundial, que es de 6,2 litros al año.
Pero el consumo cayó después de que el gobierno revirtió una decisión de reducir los impuestos especiales sobre el alcohol, establecida en 2004 para contrarrestar la llegada de productos importados desde la vecina Estonia cuando se unió a la Unión Europea.
Por su parte, los noruegos todavía beben 7,7 litros cada año y pagan casi el 45% del precio del alcohol en impuestos.
En Noruega, seis latas de cerveza pueden costar más de US$30 como medida para desalentar el consumo excesivo.
Eso sigue siendo más bajo que el promedio de 12,5 litros registrado en la Unión Europea, pero las autoridades noruegas dicen que el consumo ha aumentado en más del 40% desde 1992.
En Moldavia, a pesar de una política de precios mínimos para las bebidas que contienen 25% de alcohol o más, y las restricciones a la publicidad y las ventas, el consumo per cápita es de 17,4 litros.
Este es el consumo más alto del mundo.
No obstante, Escocia siguió adelante con sus planes luego de una batalla judicial en la que cinco naciones productoras de vino (Francia, España, Italia, Portugal y Bulgaria) intentaron bloquear las normas de precios mínimos, argumentando que la política violaba la ley de la Unión Europea.
En todo caso, puede tomar años saber cuán efectivo es realmente como política el precio mínimo del alcohol.