"Ingrata, no te olvides que si quiero, pues sí puedo hacerte daño, solo falta que yo quiera lastimarte y humillarte".

Eso decía una de las canciones más famosas del rock latinoamericano en la década de los 90 -"La Ingrata", Café Tacvba-, hasta que el grupo mexicano decidió dejar de tocarla hace tres años por parecer "apología de un feminicidio".

Pero este sábado, ante un multitudinario público en Ciudad de México, la canción, una de las más famosas de Café Tacvba, volvió a los escenarios con una versión feminista escrita por otra figura del rock en español noventero: Andrea Echeverri, líder de Aterciopelados.

La colombiana, de punzantes mensajes políticos desde sus inicios, escribió en la nueva versión frases como "Ingrato, porque soy independiente, porque no te necesito, no soy tu media costilla, es respeto lo que exijo" y "como madre yo reclamo, ni una más es lo que pido, ningún macho abusivo violará a una chava".

Echeverri, de 54 años, es uno de los artistas que apoyaron las protestas durante el último mes contra el presidente colombiano Iván Duque, que incluyen demandas de igualdad de género y han sido la versión colombiana de una ola de manifestaciones que se vio en Chile, Bolivia y Ecuador.

BBC Mundo habló con Echeverri sobre el momento político que está detrás de la nueva "Ingrata/o".


¿Por qué hicieron una versión feminista de "Ingrata"?

Pues a mí me contactó Rubén (Albarrán) y me dijo que estaban cumpliendo 30 años y que no cantaban "Ingrata" hace tres años por su contenido.

Esa canción tiene mucho de cultura popular, parecida a "La estaca" (de Aterciopelados) o a "Rosita Elvirez" (de Antonio Aguilar). Son exageradas o humorísticas.

Pero en el contexto de ahora apareció una cosa agresiva, que incita a cosas que ellos (Café Tacvba) no comparten y resolvieron no cantarla más.

Entonces Rubén me contactó y me dijo 'haz lo que quieras' con la canción y entonces estuvo bonito, ¿no? También nosotros somos muy contemporáneos con Cafeta y que me hayan invitado fue súper divino, porque soy fan.

A mí me encantaba "Ingrata" en su momento, sin pararle bolas a la letra, pero cuando me puse en la tarea de escribir la nueva versión, quité las partes complicadas, dejé las de despecho, y le escribí una letra muy mexicana, porque sabía que la iba a cantar ante 65.000 mexicanos que me tenían que entender.

¿Por qué cree que dejaron de cantarla y la llamaron para reescribirla?

Es que la palabra tiene mucho poder, porque puede desencadenar lo que dices, lo que representas, lo que haces.

Todos los artistas deben hacer ese ejercicio de revisar sus palabras. Algo que también viene con la madurez, porque yo antes decía 'yo canto lo que yo quiero', pero en un momento te das cuenta que lo que digas, así sea humorístico, tiene consecuencias.

¿Cree que en la palabra puede haber abuso?

Claro, con la palabra puedes destruir a una persona. Y no solo lo digo en el contexto del arte, sino en una casa de familia, o en la calle cuando un hombre te suelta un piropo de esos, a ellos les puede parecer increíble y a uno lo hace sentir horrible.

¿Pero no es el piropo también un producto de la cultura popular?

Pues a ver, nosotros tenemos una canción que se llama "Cosita seria", que es la historia de un man (un hombre) que les echa unos piropos horribles a unas chicas y las chicas le cortan el pipí (pene).

Eso claro que puede pecar de lo mismo para el otro lado.

Entonces esa tampoco es la idea, pero sí retrata un sentimiento.

Todos tenemos que revisar nuestras conductas. Porque, yo ya soy cincuentona y poco piropo recibo, pero cuando veo la manera grotesca como un hombre le mira el culo a una chica, me siento ofendida.

¿Qué opina de la canción "El violador eres tú"?

A mí me gusta. Aunque entiendo las críticas.

Es decir: el machismo y los abusos se han acumulado por siglos y defenderse de ellos puede tener algo de agresivo.

Entiendo que muchos hombres salten a decir que los 'violentados somos nosotros', pero, ¿sí me entiende? Vea las cifras. Es mucho tiempo en que la cosa ha sido muy al revés.

Entonces. Yo soy partidaria del 'paz y amor', pero también hay que ponerle perrenque a la defensa contra un abuso que nos sigue ahogando.

Y es que con las músicas modernas y la hipersexualización de la cultura, las mujeres estamos otra vez en el lugar de las perras, un lugar totalmente indigno en el que muchas chicas quieren estar. Y eso me aterra.

Yo creo que hay que parase y defenderse, por mucho que eso genere también una cosa violenta.

¿Cómo interpreta las protestas en Colombia?

Yo creo que esta cosa del sueño americano y del neoliberalismo está probando ser ineficiente, porque enriquece cada vez más a cada vez menos personas.

Y el resto estamos muy sometidos. Y eso que lo digo yo desde mi lugar de rock star y privilegiada. Pero uno siente que todas las normas van en tu contra, que todo es muy agresivo.

Y es porque es esta lógica de mercado que está implantada en la salud, en las pensiones, en la educación. Entonces lo que no dé billete, chao.

¿Quiénes son los que están protestando?

Pues eso ha sido lo más bonito. Que se juntaron todas las protestas. Están los indígenas, los estudiantes, los de la ecología, las feministas. Es una cosa súper ecléctica.

Pero a todos nos une lo mismo, que es esta lógica del mercado. Si los indígenas no aportan al mercado, digamos, entonces son unos marginados. Si la restitución de tierras no aporta a la ganancia de alguien, entonces tampoco. Lo mismo con la educación pública.

Muchos han criticado la postura de J Balvin, un cantante de reggaetón usualmente politizado, sobre las protestas. ¿Qué lugar deben jugar los artistas en estos movimientos políticos?

Yo no creo que los artistas tengan que tener un papel.

En el caso de Atercios lo ha tenido. Hemos hecho canciones antibélicas, ecologistas, feministas. Aunque también chistosas y románticas.

Para nosotros ha sido inevitable sentir lo que está pasando en un país y expresarse desde ahí.

Pero yo no creo que se le puedan poner normas al arte. Que todos tengamos que ser constructivos, que todos tengamos que ser políticos. No.

Obvio que creo que hay que tener conciencia, pero es que yo tampoco la tuve.

¿O sea que los reguetoneros quizá necesitan tiempo para tomar conciencia?

Pues yo no me voy a poner a criticar a nadie. Yo desde mi lugar defiendo lo que siento, pero yo soy una mujer cincuentona que ha hecho música por 30 años.

Pero si yo fuera joven y estuviera re mamacita (muy bonita), no sé qué haría.

Ahora: tampoco es que los defienda. Porque mi lugar no es decir lo que está bien y lo que está mal.

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