El fallecido académico sueco Hans Rosling ha identificado una tendencia preocupante: no solo muchos ciudadanos en las economías avanzadas no tienen idea de que el mundo se está convirtiendo en un mejor lugar, sino que de hecho incluso piensan lo contrario.
No es de extrañar, cuando las noticias se enfocan en informar sobre catástrofes, ataques terroristas, guerras y hambrunas.
¿Quién quiere enterarse que a diario unas 200.000 personas en todo el mundo superan la línea de pobreza de US$2 por día? ¿O que cada jornada más de 300.000 personas obtienen acceso a la electricidad y al agua potable por primera vez en su vida?
Estas historias de gente en países de bajos ingresos sencillamente no están hechas para una cobertura de noticias emocionantes. Pero, como Rosling señaló en su libro Factfulness, es importante colocar todas las malas noticias en perspectiva.
Si bien es cierto que la globalización ha ejercido en décadas recientes cierta presión a la baja sobre los salarios de la clase media en las economías avanzadas, también ha contribuido a llevar a cientos de millones de personas por encima de la línea de pobreza global, un desarrollo que ha ocurrido sobre todo en el sudeste asiático.
El auge reciente del populismo que se ha extendido por los países occidentales con Donald Trump, el Brexit y la elección de populistas en Hungría e Italia, entre otros factores, es preocupante si nos importa el bienestar mundial.
La globalización es la única forma de avanzar para garantizar que la prosperidad económica sea compartida entre todos los países y no solo entre unas pocas economías avanzadas.
Mientras algunos glorifican el pasado, uno de los grandes hechos de la historia económica es que hasta hace poco una parte importante de la población mundial ha vivido en condiciones bastante miserables, y esto ha sido cierto durante la mayor parte la historia humana.
Estos son siete motivos que muestran cómo el mundo se ha convertido en un mejor lugar en comparación a hace unas pocas décadas.
1. La esperanza de vida sigue aumentando
Incluso durante la Revolución Industrial, la esperanza de vida promedio en los países europeos no superó los 35 años. Eso no quiere decir que la mayoría de las personas murieron a finales de sus 30 o incluso a sus 40 años, pues sobre todo fueron los muy altos niveles de mortalidad infantil los que bajaron el promedio.
Las mujeres que fallecieron durante el parto obviamente también representaron un gran problema.
Del mismo modo lo fueron algunas enfermedades comunes, como la viruela, por ejemplo, que ya han sido completamente erradicadas en los países de altos ingresos.
2. La mortalidad infantil sigue disminuyendo
Hace más de un siglo, la mortalidad infantil aún superaban el 10% de los niños nacidos, incluso en naciones de altos ingresos como Estados Unidos y Reino Unido. Pero gracias a la medicina moderna y a la mejor seguridad pública en general, este número se ha reducido a casi cero en los países ricos.
Además, las economías en desarrollo como India y Brasil tienen hoy tasas de mortalidad infantil mucho más bajas que las que tuvieron las economías avanzadas con niveles de ingresos similares hace aproximadamente un siglo.
3. Las tasas de fertilidad están cayendo.
Aunque muchos están preocupados debido a la explosión demográfica, la verdad es que las tasas de fertilidad han descendido significativamente en todo el mundo.
Las estimaciones de la ONU esperan que en gran medida la población mundial se estabilice en unas 11.000 millones de personas al término de este siglo.
Así mismo, como se puede ver en estos gráficos, muchos países en desarrollo, como Brasil, China y varias naciones africanas, ya han cambiado a un régimen de baja fertilidad.
Si bien esta transición le llevó a muchas economías avanzadas casi 100 años, comenzando con la Revolución Industrial, muchas otras lo han logrado durante dos o tres décadas.
4. El crecimiento del PIB se ha acelerado en los países desarrollados.
Los líderes tecnológicos, Estados Unidos y Europa occidental, han estado creciendo aproximadamente un 2% por año, en promedio, durante los últimos 150 años.
Esto significa que los niveles de ingresos reales se duplican aproximadamente cada 36 años.
Si bien hubo muchos altibajos de larga duración, como la Gran Depresión o la reciente Gran Recesión, la constancia de la tasa de crecimiento a largo plazo es en realidad bastante milagrosa.
Los países de bajos ingresos, incluidos China e India, han crecido a un ritmo considerablemente más rápido en las últimas décadas y están alcanzando rápidamente a Occidente.
Una tasa de crecimiento del 10% durante un período prolongado significa que los niveles de ingresos se duplican aproximadamente cada siete años. Obviamente, que la prosperidad esté más compartida en todo el mundo es una buena noticia.
5. La desigualdad global de ingresos ha descendido.
Mientras la desigualdad dentro de los países ha aumentado como producto de la globalización, la desigualdad global ha tendido a un descenso sostenido durante varias décadas. Esto se debe principalmente a países en desarrollo como China e India, donde cientos de millones de personas han visto mejorar sus niveles de vida.
En efecto, por primera vez desde la Revolución Industrial, alrededor de la mitad de la población mundial puede considerarse como de clase media.
6. Más personas viven en democracias.
A lo largo de la mayor parte de la historia de la humanidad, la gente vivió bajo regímenes opresivos no democráticos. En estos momentos, aproximadamente la mitad de la población vive en democracia.
De aquellos que aún viven en autocracias, el 90% está en China.
Si bien el país se ha movido recientemente en otra dirección, hay razones para creer que el desarrollo económico continuo podría llevar con el tiempo a la democratización, de acuerdo con la teoría de la modernización.
7. Los conflictos están en declive.
A lo largo de la historia, el mundo ha estado desgarrado por el conflicto. De hecho, al menos dos de las mayores potencias del mundo han estado en guerra entre sí en más del 50% del tiempo desde aproximadamente 1.500.
Mientras los albores del siglo XX fueron especialmente despiadados con dos guerras mundiales en rápida sucesión, el período de posguerra ha sido muy pacífico.
Por primera vez, no ha habido guerra ni conflicto en Europa occidental en aproximadamente tres generaciones. Y organizaciones internacionales, como la Unión Europea y la ONU, han generado un mundo más estable.