Fue un mayo de 1998 en el que Steve Jobs se presentó ante periodistas, accionistas y consumidores con la intención de cambiar el mundo. Y en cierta medida lo hizo.
Jobs, que unos meses antes de aquello fue obligado a dejar la empresa que él mismo co-fundó, presentó la nueva estrategia de Apple y su nuevo producto estrella: la iMac.
Se trataba de una computadora que rompía con muchos de los estándares que imperaban en la época y que abría el uso del aparato no solo a profesionales, sino también a usuarios aficionados sin conocimientos técnicos.
Aquí te contamos 3 elementos clave que ayudaron al éxito de las iMac, que salvaron a la compañía de la bancarrota y devolvieron el puesto de forma permanente a Steve Jobs.
1. Diseño rompedor
La primera iMac consiguió romper con la monotonía de los PCs de Microsoft y hasta de la propia Macintosh, con aspecto compacto y color beige.
La imagen de la nueva máquina de Apple ofrecía un diseño en forma de huevo, con una carcasa transparente que dejaba ver sus entrañas y se ofrecía en diferentes y divertidos colores. También tenía un asa en la parte superior que permitía una mejor movilidad
Apple quería invitar al público en general, y no solo a los profesionales, a adentrarse en el mundo de la informática ofreciendo una imagen más amigable y sencilla que la de aquellas primeras máquinas de aspecto técnico.
Además, el iMac fue el primer computador todo en uno, donde hardware y software se encontraban en un mismo sitio. Lo único que se conectaba al ordenador eran el teclado y el ratón, sin necesidad de torres.
Su diseño cambió la tendencia en la industria desde entonces.
2. I... de internet
Steve Jobs diseñó esta máquina con la intención de que pudiese conectarse al World Wilde Web.
"El iMac nace de la emocionante unión de internet con la simpleza de las Macintosh", dijo Jobs durante la presentación.
Ya en esa época, 1998, desde Apple creían que el mayor interés de la gente residiría en la red y en poder interactuar con otros. Tan comprometida estaba la compañía con esta idea que el iMac no contaba con discos de almacenamiento extraíbles, los disquetes. La transmisión de archivos se haría desde internet.
La i de iMac dio también lugar a una seña de identidad de la casa que se repetiría en los iPod, iPhone e iPad.
3. Preferencia al USB
Antes del iMac, los puertos de conexión de las computadoras eran muchos, variados e incompatibles. Uno para la impresora, otro para el teclado, otro para el ratón, otro para el CD-ROM... Apple quiso simplificar todo eso con un modelo estándar para todo: el USB, que curiosamente habían creado Microsoft e Intel, pero cuyo uso no era generalizado.
Fue un paso arriesgado porque significaba que los usuarios no podrían reutilizar sus accesorios para usar el nuevo aparato de Apple pero funcionó. Poco a poco los fabricantes comenzaron a sacar aparatos con este tipo de puerto y a día de hoy es la conexión más usada.
Hoy en día, el iMac está en su séptima generación y, aparte del nombre, apenas se parece a su antecesor ya que tiene una pantalla plana, mucha más potencia y más funcionalidad. Pero su diseño y características son capaces de atraer a millones de usuarios en todo el mundo que quieren "hacerse con un Mac", como rezaba el eslogan comercial que se popularizó tras el lanzamiento del iMac hace 20 años.