Si creyeras en todas las teorías conspirativas que has escuchado, el mundo sería un lugar muy peculiar.

La familia real británica estaría formada por extraterrestres que cambian de forma; el actor Robert de Niro habría estado involucrado en la representación de un intento de asesinato de la ganadora del Nobel, Malala Yousafzai; buitres leonados serían espías de Israel; la tendencia de la moda de jeans rasgados sería un código secreto; el presidente de Nigeria sería un impostor de Sudán; el sida y el ébola habrían sido inventados por la CIA, y por supuesto la Tierra sería plana, lo que significa que el ser humano nunca pisó la Luna.

Las teorías conspirativas pueden no ser reales, pero pueden tener consecuencias muy ciertas.

Debido en parte al movimiento que hace campaña contra el uso de vacunas, ya han surgido brotes serios de sarampión en regiones de Estados Unidos, México, Francia, Madagascar y otros países.

Pero ¿cómo puedes saber lo que es real y lo que no?

Tres elementos

Al final, las teorías de conspiración prosperan porque llenan el vacío que dejan los eventos desconocidos y lo que no puede explicarse.

Pero lo que diferencia una teoría conspirativa de una explicación alternativa de eventos es la presencia de "un plan malvado, planeado en secreto por un pequeño grupo de individuos poderosos", dice el doctor Jovan Bydord, profesor de psicología de la Universidad Abierta de Londres.

Cada teoría conspirativa tendrá tres elementos principales: el conspirador, el plan y los medios para una manipulación masiva.

El conspirador

"Este puede ser un organismo concreto con una afiliación identificable", dice Byford. "Los Illuminati, los masones, y más recientemente el grupo de Bilderberg o la Sociedad Skull & Bones (Calavera y Huesos)".

Pero muy a menudo el conspirador "será definido en términos mucho más vagos: big pharma (las farmacéuticas), el complejo industrial-militar, la élite global, etc.".

Byford explica esto como una paradoja necesaria para equilibrar "la necesidad de definir al enemigo" y "la necesidad de aceptar que el enemigo siempre será sospechoso y secreto".

El plan

El plan es la principal razón de ser de cualquier conspiración. Este a menudo involucrará el dominio del mundo y perdurará tras la muerte de los miembros poderosos de una conspiración, dice Byford.

Sin embargo, agrega: "Si uno mira el nivel de encubrimiento que se requeriría para mantener todas estas cosas secretas, se necesitaría tener a alguien que está realmente en control de todo".

"La creencia de que el mundo es finalmente controlable es un impulsor muy poderoso de las creencias conspirativas en momentos de crisis donde hay un vacío en las explicaciones".

Manipulación masiva

Especular sobre cómo las "mentes maestras" están tratando de controlarnos es muy similar a las opiniones de expertos antes de un partido de fútbol.

Hay infinidad de cosas que decir, "evidencia" que presentar, escenarios improbables en qué pensar y no se dará crédito al factor de la casualidad. Y así todos terminarán más convencidos que nunca de sus propias creencias.

La "manipulación" que describen las teorías puede surgir de fuentes que son creíbles: la ciencia, el gobierno o los conglomerados de medios de comunicación, pero también de lo absurdo, como los hechos paranormales, las ciencias ocultas o la manipulación de las ondas cerebrales.

¿Por qué creemos las historias?

"Hay investigaciones que muestran un vínculo entre el estrés y la susceptibilidad a las teorías conspirativas", dice el doctor Mike Wood, psicólogo de la Universidad de Winchester, Inglaterra.

"Cuando alguien no se siente en control de su vida, durante periodos de estrés o angustia, las teorías de conspiración parecen más plausibles".

Esto también se aplica a momentos de trauma colectivo, según la doctora Myrto Pantazi, del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford.

Junto con sus colegas, Pantazi estudió las teorías conspirativas que se desarrollaron después del accidente de avión en Smolensk, Rusia, en el que murió el entonces presidente polaco junto con otros 95 políticos y oficiales militares de alto rango.

Encontraron que las teorías conspirativas profundizan aún más las divisiones en la sociedad y promueven conflictos internos a medida que los creyentes y los escépticos se distancian unos de otros.

"La gente las ha hecho parte de su identidad social", dice la doctora Pantazi.

Y no hay que subestimar el poder de la exposición repetida. Esto es algo que los psicólogos llaman el efecto de la "ilusión de la verdad" y se ha visto amplificado por las redes sociales.

"Entre más a menudo ves algo, se vuelve más familiar, y entre más familiar es algo, se vuelve más creíble", dice Jeff Hancock, profesor de comunicaciones de la Universidad de Stanford.

Una advertencia

"Las teorías conspirativas pueden ser peligrosas para la sociedad", dice la doctora Pantazi. "La gente que cree que las vacunas causan autismo y evita vacunar a sus hijos los están poniendo en riesgo".

Pero ten cuidado si piensas que eres muy listo y no te engañarán.

"Existe el estereotipo de los conspiracionistas como gente encerrada en el sótano o en internet buscando las teorías conspirativas más recientes", dice el doctor Byford.

"Pero la mayoría de las personas no son ni creyentes ni escépticos. Caen en un punto medio".

Y por eso es posible que podamos descartar las afirmaciones extravagantes pero al mismo tiempo disfrutemos de programas como los X-Files (Los Expedientes Secretos).


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