Alec Lee y Mardonn Chua, los fundadores de la start up Ana Winery, confirman haber encontrado la fórmula para "convertir el agua en vino en 15 minutos".
Al menos de manera parcial, esa premisa se cumple. Los dos emprendedores californianos están convencidos que es cuestión de química, ya que cualquier clase de vino ─incluidos los más caros y exclusivos─ pueden ser recreados en un laboratorio.
La propuesta, entonces, es conseguir imitar el sabor de los mejores vinos sin utilizar uvas ni fermentación en el proceso.
"Todos los vinos comparten los mismos compuestos básicos" aseguran los jóvenes en su perfil en Angel.co, la plataforma que reúne a las start up con sus inversores. "Recreamos vinos desde cero, sabor a sabor, combinando esos compuestos en su nivel preciso. Sin levadura, sin fermentación, con control infinito del sabor y del aroma".
La idea surgió cuando ambos jóvenes vieron una botella de Chateau Montelana, el histórico Chardonnay de California que logró imponerse por primera vez a su competencia francesa en una cata organizada en París en 1976.
"Nunca podría permitirme una botella de ese precio, nunca podría disfrutarla. Eso me hizo pensar", explicó Chua a New Scientist.
De eso resultó Ana Winery, un laboratorio que funciona como bodega, donde el vino se crea con la mezcla de agua, etanol y compuestos de sabor y aroma.